Friends: The Reunion, la química entre sus estrellas es el arma secreta del especial
Con casi dos horas de duración, el especial reúne a sus seis protagonistas tras 17 años para un viaje nostálgico, en donde no faltan algunas revelaciones y detalles de cómo se creó un éxito inoxidable
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Lentamente las luces se encienden en los estudios donde Friends se grabó durante diez años, entre 1994 y 2004. Uno a uno van llegando los protagonistas, primero David Schwimmer, luego Lisa Kudrow, Jennifer Aniston, Matt LeBlanc, Courteney Cox y Matthew Perry, el más regazado. Recorren el lugar con la complicidad de la cámara que los registra juntos en un estudio luego de 17 años. El espíritu de la reunión tan esperada –postergada por las demoras que ocasionó la pandemia– es no solo nostálgico sino festivo. Y si bien el llanto asoma en los actores y creadores cuando recuerdan la despedida de la décima temporada, cuando evocan momentos emotivos, lo que prima al final es el sentido de la comedia que siempre definió a Friends. Una comedia que se mira a sí misma, que piensa aquello que la hizo célebre y decisiva en esos años 90, cuando la televisión todavía era otra.
Friends: The Reunion – que se estrenó hoy en los Estados Unidos y se podrá ver en la Argentina a partir del 29 de junio por HBO Max, cuando la plataforma desembarque en Latinoamérica, junto con las diez temporadas del ciclo– es más que una reunión de amigos plagada de recuerdos y anécdotas que se pone en pantalla para los fans. Es también un recorrido a la distancia de aquel fenómeno, los detalles de su gestación, los entretelones del casting y la vigencia de su legado en el presente. Ese inicio en el que los actores recorren el set reconstruido para este especial, en el que vuelven a sentarse en el Central Perk, a reírse como antes, es también el instante en el que el detrás de escena se hace protagonista.
No solo a través de los bloopers de las filmaciones, relatos de caídas o confección de gags, sino como revelación de la misma costura de aquel éxito en la voz de sus creadores y sus protagonistas: qué hizo que aquella sitcom sobre seis amigos en el centro de Nueva York fuera tan inolvidable como para gestar este regreso casi veinte años después. El camino de este especial es interesante para pensar aquel hito de la televisión desde sus adentros. Por supuesto, a partir de aquí hay spoilers sobre el especial.
La casi dos horas que dura este episodio se estructuran a partir de tres estrategias. La primera es la reunión de los seis protagonistas, sentados en un sillón frente a la fuente donde grabaron la apertura de la serie, en una relajada entrevista con James Corden. Como maestro de ceremonias, Corden oficia también de fan, con guiños a las frases recordadas de los personajes, con pedidos de secretitos del rodaje, con exposición de los astronómicos números de audiencia y popularidad que el programa tuvo a lo largo de los años. Corden va y vuelve hacia la audiencia que está allí presente, en la que asoman figuras claves de la historia de Friends: los creadores y productores ejecutivos David Crane, Marta Kauffman y Kevin Bright; Elliot Gould y Christina Pickles, que interpretaron a los Geller, padres de Ross y Mónica; Maggie Wheeler y su recreación del mítico ‘Oh my God’ de Janice; el Gunther de James Michael Tyler vía Zoom. La reunión consagra el costado más público del episodio –todos reunidos frente a una cámara– y también esa delegada relación con los espectadores que definió a la forma tradicional de la sitcom en la televisión y que Friends supo aprovechar al máximo.
La segunda estrategia son las entrevistas grabadas, tanto a los creadores, a quienes participaron en la serie en distintas temporadas y también a algunas de celebridades contemporáneas que eligen episodios favoritos o escenas memorables. Dentro de ese combo es interesante el relato de Crane y Kauffman sobre cómo la serie se modeló en sus experiencias de veinteañeros en Nueva York, la importancia de los amigos como sustitución de la familia en esa etapa de la vida, la experiencia del tránsito entre la adolescencia y la vida adulta. La clave era pensar una historia que no tuviera un protagonista y cinco satélites sino seis personajes cuyas historias fueran todas importantes. También en estos pasajes se revelan algunos detalles del casting, como el hecho de que Ross fuera creado con la voz de David Schwimmer en mente, o que el personaje de Phoebe encontró el perfecto espejo en la aparición de Lisa Kudrow en Mad About You, o que Jennifer Aniston estaba trabajando en otra serie cuando fue elegida y sus productores le dijeron que Friends nunca la convertiría en estrella. En esas entrevistas también se revela que el destino de la relación entre Mónica y Chandler estuvo signado por la respuesta de la audiencia luego de aquella noche de sexo en Londres. Lo que fue imaginado como un encuentro ocasional se transformó en una historia de amor capital para la serie y su desarrollo.
Una de las reflexiones interesantes de los entrevistados es la que aporta Kit Harington de Game of Thrones, un confeso admirador del show. Consiste en el análisis de una breve secuencia en la que Ross, Chandler y Rachel intentan subir un sillón por la escalera del edificio porque Ross no quiere pagar la mudanza. Ese breve momento se convierte en un triunfo de la comedia física (y el famoso “Pi-vot!”) y la construcción de la secuencia adquiere su relieve por el talento de los actores y el manejo del timing de su actuación. Friends también tuvo ese mérito, el conjugar la escena dialogada de la sitcom en una escenario único, con risas grabadas y gags estudiados, con cierto aura de la comedia muda, centrado en la dinámica de sus actores en el espacio, el manejo de sus tonos de voz, sus risas, sus gestos. Entre esos elegidos entrevistados, Reese Witherspoon –hoy compañera de Aniston en The Morning Show y en su momento intérprete de la hermana menor de Rachel–, también recuerda el clima de la serie en sintonía con el estilo de comedia que allí se consagraba.
Por último, la tercera de las estrategias de este episodio especial consiste en la recreación por parte de los actores de algunas de las escenas del pasado, no solo para seguir aquellos mismos pasos a la distancia sino también para ver el efecto de esa deconstrucción. Entonces los vemos a los seis sentados alrededor de una mesa redonda leyendo el guion del famoso episodio en el que Phoebe descubre la relación entre Mónica y Chandler, o celebrando el juego de adivinanzas que conduce Ross con los papelitos de colores, o a Joey y Chandler sentados en sus sillones dispuestos a no levantarse por nada en el mundo. Estos pasajes son inevitablemente los más nostálgicos, al mismo tiempo que son aquellos en los que se percibe esa verdadera amistad que unió al elenco y que no se ha extinguido con el paso del tiempo. Una y otra vez los actores hablan de esa cofradía, de quedarse charlando juntos cuando se encuentran en una fiesta, de estar siempre en contacto, juntarse a cenar, seguir siendo aquellos pocos amigos con los que se puede contar después de cumplir los 50. Y eso se transmite sin esfuerzos, se puede ver en sus miradas, en sus expresiones conmovidas, al pasarse los pañuelitos para las lágrimas y al completarse las frases para las risas.
Y como toda fiesta de reencuentro no puede prescindir de momentos extraños, inesperados, incluso cargados de cierto desconcierto o incomodidad, ahí están el desfile de los atuendos del casamiento de Rachel o la Papa Sputnik de Ross en modelos como Cara Delevingne, Cindy Crawford o Justin Bieber, y los videítos de los fans de todos el mundo, con el fondo de postales de sus ciudades, recreando escenas, citando frases, extendiéndose demasiado como cuando en todo casamiento tenemos que ver las fotos de los novios en sus anteriores vidas de solteros. Pero también el especial deja momentos distintivos: la canción “Smelly Cat” en la voz de Lisa Kudrow y Lady Gaga, con coros de góspel de fondo; la revelación del enamoramiento de Jennifer Aniston y David Schwimmer en la primera temporada, que quedó sublimada en la historia de Ross y Rachel y nos permite ver algunos episodios de aquel entonces con otros ojos; y la afirmación tajante de Lisa Kudrow de que el cierre de la serie llegó en el momento justo, que no hay ficción posible para continuarla. “Yo no quiero que se deshaga el final feliz de nadie. Además a mi edad eso de ser Floppy ya no va más. Hay que crecer”.
Friends cierra su episodio especial con el recuerdo de aquella despedida emotiva filmada 17 años atrás. Las imágenes inmediatas al último ‘¡Corte!’ en el pasillo del set, el llanto cuando se despiden del público presente, los abrazos que condensan aquel viaje compartido. El episodio puede ser una nueva inyección de entusiasmo que ponga a Friends en la conversación pública y traiga nuevos espectadores a la serie en streaming, al mismo tiempo que un guiño a sus viejos fans, los que crecieron en los 90 junto a los personajes, los que vivieron su propia madurez a través de sus experiencias, los que forjaron el imaginario de la amistad en aquel espejo. Pero también es una divertida reflexión sobre el legado de aquella comedia para la cultura popular, su distinción y su permanencia, la sensación de que fue la mejor época y que por ello tuvo su mejor final.
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