Everything Sucks: mucho más que nostalgia por los años 90
Everything Sucks!(Estados Unidos, 2018). Creadores: Ben York Jones y Michael Mohan. Elenco: Jahi Di’Allo Winston, Peyton Kennedy, Rio Mangini, Quinn Liebling, Patch Darragh, Sydney Sweeney. Disponible en Netflix. Nuestra opinión: Muy buena.
Las primeras imágenes, incluso el primer episodio, pueden dar una falsa pista. Que estamos ante otra serie vintage, cargada de nostalgia edulcorada por el pasado. Que eso que Netflix consagró con Stranger Things y los 80 encuentra ahora una nueva clave con los 90 y las películas de secundaria. Pero Everything Sucks! se afirma y crece a partir de los estereotipos sin nunca abandonarlos. Ahí están las referencias a los diálogos de la Pulp Fiction de Tarantino, la expectativa del regreso de Star Wars, los Beavis y Butthead, las remeras de Tori Amos, los muñecos trolls de pelos de colores, la explosión de "Wonderwall", de Oasis. Pero junto con esas marcas de época aparecen los gestos y rituales productos de una sociedad determinada: la drama queens y su performance, los grafitis ofensivos, la soledad de los largos pasillos de la escuela. Todo un mundo que se articula entre el recuerdo y la recreación.
Creada por Ben York Jones y Michael Mohan y situada en Oregon –como las películas de Gus Van Sant de los 90, desde Drugstore Cowboy a Mi mundo privado–, la nueva serie original de Netflix construye un mundo adolescente con la inicial autoconciencia de que la historia comienza en 1996. Sin embargo, pese a que en los primeros episodios algunas secuencias –conversaciones en la cafetería plagadas de datos de la época, o menciones arbitrarias de hits radiales del momento– se afirman en esa vocación de revival del pasado que parece perseguir a varias ficciones contemporáneas, la confianza en los personajes, sus conflictos y aventuras presentes parece ganar la sintonía.
Everybody Sucks! combina la historia de dos adolescentes cuyos caminos se cruzan imprevistamente en la clase de audiovisual. Por un lado está Luke (Jahi Di’Allo Winston), un estudiante negro de primer año, compinche de McQuaid (Rio Mangini) y Tyler (Quinn Liebling), nerds y entusiastas de esas imprevistas ventajas de la temprana adultez como el sexo y la autonomía. Y por el otro está Kate (Peyton Kennedy), hija del director de la escuela y camarógrafa, de la que Luke se enamora el primer día. El mundo de Kate, su mirada y sus silencios, el temblor de su despertar sexual, es la contracara de ese paraíso equívoco de la high school norteamericana. El descubrimiento de lo cruel que puede ser el mundo –y la secundaria– y la afirmación de vínculos que se despliegan como amistades entrañables son los aciertos de haber evitado un mundo de generalidades para ganar verdaderas historias en primera persona.
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