¿Era necesario? Qué pasa cuando las series se resisten a morir y buscan una nueva oportunidad
El regreso de Dexter confirma la tendencia catalizada por las plataformas de streaming de darle una nueva posibilidad a historias que decepcionaron con sus finales
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Hasta el menos imaginativo espectador de series alguna vez fantaseó con un final diferente para la ficción de sus amores. Cuando la conclusión del cuento decepciona, como sucede tantas veces, el público se vuelve guionista amateur y, redes sociales mediante, sugiere despedidas mejores, más satisfactorias, menos absurdas que las que le otorgaron sus creadores.
Se sabe: cuando después de 8 temporadas y diez años de espera Game of Thrones terminó de la peor manera posible y casi le quitó a Lost el título de peor final de la historia de una serie popular, muchos de sus fanáticos decidieron crear su propia despedida. Una en la que Sansa reinaba en todo Westeros u otra, para los más románticos, en la que Daenerys y Jon Snow volaban hacia el horizonte a bordo de sus dragones.
Pero claro, en el caso de la serie de HBO esas correcciones quedarán en fantasías y los fans deberán conformarse con que House of the Dragon, la precuela que se estrenará el año próximo, tal vez aprenda de los errores cometidos en la ficción de origen. Otras series, sin embargo, decidieron corregir el curso con relanzamientos que pudieran borrar el mal recuerdo de los finales originales. Una herramienta narrativa del cine de Hollywood, que en los últimos años adoptó la TV para ciertos programas con una base de fanáticos fieles a los que habían decepcionado. En muchos casos, lo curioso de esos revivals es que hasta los creadores de las series admiten que sus finales originales eran apresurados, incoherentes o sencillamente malos y que ellos mismos debían aportar un mejor cierre para sus personajes.
Con esa premisa esta semana se estrenó una nueva temporada de Dexter, aquel inteligente programa sobre un asesino serial que aprendía a domar sus impulsos y que en principio solo mataba a villanos mucho peores que él. Entre 2006 y 2013, el personaje interpretado por Michael C. Hall lidió con demonios internos y externos hasta que en el último episodio del programa, cansado de tanta sangre y soledad, dirigió su bote hacia el ojo de un huracán. Pero claro, si algo nos enseñaron las series durante décadas -y especialmente en las últimas dos-, es que si no hay cadáver hasta la muerte puede no ser definitiva y de hecho, en los últimos minutos de aquel olvidable episodio se veía que Dexter no estaba muerto sino trabajando en un aserradero. Un empleo que, según la nueva temporada, no le duró mucho.
Es que, al modo de otras series resucitadas en busca de la redención, Dexter: New Blood decidió ignorar aquel final y simplemente situar al conocido personaje en un nuevo paisaje. Aunque, claro, sin olvidarse de los guiños a su pasado y la gente que pasó por su vida. Queda por verse si el borrón y cuenta nueva de Dexter alcanzará para disipar el recuerdo de su despedida anterior, o si su regreso quedará solo en una estrategia comercial para exprimir hasta la última gota de una historia popular.
Otras series que intentaron el camino del regreso tuvieron resultados dispares. Algunas no solo no enmendaron el daño original sino que reavivaron la decepción de sus fanáticos. Ese fue el caso con la vuelta de Gilmore Girls, que empezó con ilusión y terminó con un nuevo tropiezo. Es que en su primera última temporada la celebrada comedia dramática creada por Amy Sherman-Palladino había desbarrancado debido a los conflictos entre la guionista y el estudio que producía el programa, Warner, que derivaron en su salida del proyecto y en un final que no estuvo a la altura de su trayectoria. Por eso, cuando se anunció que Netflix tenía los derechos de la serie y que le había encargado nuevos episodios a Sherman-Palladino, los festejos de los fanáticos se escucharon hasta el ficcional pueblo de Stars Hollow.
Sin embargo, los cuatro capítulos que integran Gilmore Girls: A Year in the Life que se estrenaron en 2016 en la plataforma no conformaron a todos. Y, lo que es peor, dejaron a sus seguidores con una suerte de final abierto que probablemente nunca llegue a completarse. Es que poco tiempo después de su acuerdo con Netflix, la guionista y productora se mudó a Amazon Prime Video, donde estrenó la exitosa The Marvelous Mrs Maisel y acordó crear nuevos futuros contenidos.
Otro regreso que no contribuyó demasiado, salvo a las cuentas bancarias de sus protagonistas, fue el de Will & Grace, la sitcom que al tiempo de su estreno en 1998 estuvo en la vanguardia de la TV inclusiva, aun antes de que la diversidad fuera condición en todas las producciones de Hollywood. Después de ocho exitosas temporadas (disponibles en Amazon Prime Video), un final imaginaba a los protagonistas -el dúo de amigos incondicionales integrado por la neurótica Grace (Debra Messing) y el melindroso Will (Eric McCormack)- distanciados durante años y vueltos a reunir ocasionalmente gracias a sus hijos ya adultos. Esa resolución fue descartada cuando la comedia volvió al aire en 2017 y sus guionistas decidieron que la mejor forma de seguir adelante era olvidar que aquellos episodios habían existido. Así, en las tres nuevas temporadas Will seguía soltero y en busca del hombre de su vida y conviviendo con Grace, siempre en una pesquisa parecida. Los hijos de ambos y aquel tiempo en que estuvieron separados fueron convenientemente borrados.
Levántate y anda
Algo similar ocurrió con Roseanne, la sitcom protagonizada por Roseanne Barr y John Goodman que fue un suceso de rating y crítica durante buena parte de sus nueve temporadas originales. El programa cerró su marcha en 1997 con un giro narrativo que no solo traicionó su espíritu, sino que también desconcertó a sus seguidores que durante años hicieron el duelo por la muerte de Dan (Goodman), uno de los personajes más queridos e injustamente liquidados de la TV norteamericana. Sin embargo, en las ficciones de Hollywood hasta los muertos pueden levantarse de sus tumbas como si nada hubiera pasado.
Así, en 2018 el ciclo volvió al aire con Dan vivito, coleando y todavía casado con la chillona Roseanne. Claro que el idílico retorno no duró demasiado. Es que a pesar de que el regreso había sido un éxito, cuando Barr hizo un comentario racista en las redes fue despedida de la serie que llevaba su nombre. La solución de los productores: matar a su personaje en la ficción y continuar la historia con un nuevo título, The Conners, que sigue la vida del viudo Dan y sus hijos adultos. Un gran ejemplo del poder de reciclado y espíritu zombie de la TV que cobró nuevo impulso gracias a las ávidas plataformas de streaming.
Si hay una base de fanáticos que lo justifique, toda ficción es susceptible de conseguir una nueva vuelta. Así sucedió con Veronica Mars, la serie de detectives protagonizada por Kristen Bell que, cancelada antes de tiempo por falta de rating, tuvo revancha cuando gracias a la pasión de sus seguidores y través del crowdfunding su creador, Rob Thomas, filmó una película dedicada al personaje. Pero eso no fue todo. En 2019, doce años después de su primer final, Veronica Mars volvió por una temporada más -todo disponible en HBO Max- y luego terminó de nuevo sin demasiado impacto. La moraleja: a veces darle el gusto a los espectadores no es la mejor receta para la creatividad.
Pero se sabe: en la industria de la TV el reconocimiento de marca supera a la cautela que debería provocar volver a revisar un relato ya muerto y enterrado. Por eso algunos aparecen con nuevas temporadas que intentan arreglar lo que terminó roto y otros aprovechan la fama del pasado para comenzar de nuevo. Así, unos ocho años del desastroso final de How I Met Your Mother, sus productores se darán la oportunidad de hacer mejor las cosas en el spinoff, How I Met Your Father, la sitcom que se estrenará el año próximo con la misma premisa que el programa original aunque un elenco nuevo que ojalá tenga mejor suerte en la despedida. Y si no la tiene, siempre les quedará la posibilidad de regresar.
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