Entre crudas revelaciones y remordimientos: “las supermodelos” cuentan dolorosas situaciones y cómo se reinventaron
La serie documental de AppleTV pone el lente de la cámara en las top models de los 90, que abren su corazón y repasan su vida y su carrera
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Amadas por el público, odiadas por sus colegas y temidas en la industria, Naomi Campbell, Cindy Crawford, Linda Evangelista y Christy Turlington son sin dudas unas de las caras más importantes de la década del 90 y algunos de los rostros más reconocibles de la historia de la moda del siglo XX. Sin embargo, hasta ahora no habían podido contar su historia como lo hacen en Supermodelos, una serie de AppleTV que pivotea entre recuerdos, revelaciones y remordimientos.”Éramos la representación física del poder... y al vernos al espejo empezamos a creerlo”, aseguran.
“Yo soñé con ser modelo. No fui descubierta: yo lo elegí”, explica en el primer episodio con lágrimas en los ojos Linda Evangelista, quien se mantuvo fuera del ojo público en la última década mientras superó dos instancias de cáncer, un matrimonio que terminó con denuncias de maltrato y un tratamiento estético que dañó su cuerpo.
Definida por sus colegas como la más versátil de las supermodelos, la canadiense se hizo famosa por asegurar que no se levantaba de la cama por menos de 10 mil dólares, el mínimo de lo que costaba su trabajo. En la serie es la que arranca más lágrimas y sorpresa.
Y es que la vida de Evangelista fue más dura de lo que conocimos: “A los 16 años viajé a Japón como modelo. Es irónico que mis padres me hubiesen dejado porque jamás lo habrían hecho si era un viaje de esquí con el colegio. Al llegar, lo primero que me pidieron fueron fotos desnuda y tomarme las medidas para un book. Yo me asusté, no quería quitarme la ropa, volví a mi casa y por poco dejo la carrera”.
Con distintos tonos, la historia se repite en sus tres colegas: la primera mitad de la serie se enfoca en los malos hábitos de la industria de la moda en aquel momento y en las situaciones violentas o inseguras que debieron vivir incluso ellas, que estaban en lo más alto de la fama.
“Las personas nos ven en fotos y creen que saben todo de nosotras, pero no hay palabras en las fotos, sólo imágenes...”, asegura Campbell, quizá la más mediática de las cuatro. Pero su historia de vida y lucha por definir quién es quizá explique por qué es vista por muchas personas como alguien difícil de tratar. Sus relatos acerca del racismo que vivió en algunos de los sitios más sofisticados y privilegiados del mundo son la verdadera muestra de que no debemos creer en las apariencias.
Crawford, por su parte, es quizá la más autoconsciente de las cuatro supermodelos, la que no teme en hablar del poder que significaba ser una supermodelo en esa década y en reconocer que ellas mismas fueron las primeras en creerse superiores al resto.
Ella, junto con Turlington, son las que también quieren contar su historia porque sus hijas son hoy modelos y se enfrentan a muchos de los problemas que conocieron. “Muchos me dicen ‘¡Qué parecida sos a Kaia!’ y les tengo que recordar que soy la madre... ¡soy la Kaia original!”, dice entre risas Crawford.
Pero una vez que los chismes y trascendidos se agotan, llega el verdadero atractivo de Supermodelos: ¿qué hay después de la vida en pasarelas? Y aquí cada historia es diferente, pero en todos los casos se trata de momentos de dolorosa reinvención.
Así Supermodelos hace un recorrido de cómo fueron las carreras de estas cuatro mujeres que ayudaron a definir la estética de la década del 90. En una suerte de autobiografía colectiva, no hay voces disidentes que ayuden a entender si lo que cuentan es totalmente cierto o no pero el atractivo de la producción no es el escándalo sino tener a las protagonistas en pantalla.
“Me encantaría un mundo en donde podamos vernos en el espejo sin distorsiones, sin filtros, sin retoques...”, asegura Evangelista en un segmento muy emotivo pero al que le falta una sincera autocrítica del rol que ellas jugaron en crear esa estética. De todos modos, el documental hace un muy buen trabajo en mostrar las luces y sombras de la industria.
La invitación a un recorrido sofisticado y frívolo es evidente desde la imagen: la lente del director ganador del Oscar Roger Ross Williams y de Larissa Bills presentan un producto estéticamente impecable, con pocos colores y mucho archivo, en el que el centro son los rostros de estas mujeres.
En tiempos en donde la moda parece pasar por Instagram y por los emprendimientos de “fast fashion”, Supermodelos revela a las primeras influencers, cuya presencia quitaba el aliento en las pasarelas y cuyos rostros estaban en carteles y pósters de todo el mundo. Del mundo de la moda pasaron a la TV, a los videoclips y hasta el mundo del arte: ellas lo iniciaron todo.
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