En Felices los 6, una eficaz comedia sobre el poliamor, los celos y más de una situación límite

Felices los 6 (Argentina/2024). Dirección: Diego Kaplan. Guion: Javier Rozenwasser, Sofía Wilhelmi. Fotografía: Diego Poleri. Música: Juan Blas Caballero. Elenco: Delfina Chaves, Nicolás Furtado, Malena Sánchez, Paly Duval, Federico Salles, Juan Sorini, Elisa Carricajo, Mónica Antonópulos, Luciano Mellera, Laura Cymer y Romina Richi. Disponible en: Max. Nuestra opinión: buena.

En el casamiento de un amigo en común, un hecho fortuito cruza a Damián (Nicolás Furtado) y a Carolina (Delfina Chaves). Él es un tipo simple, con emociones a flor de piel y romanticismo incurable, que viene de una separación. Ella, más libre y desprejuiciada, es poliamorosa, vive en clan con una trieja más una amiga, y maneja sus vínculos sexoafectivos con total naturalidad. Dos mundos -el del amor romántico y el de la anarquía relacional-, que colisionan en una actualización del mito más representativo de los enamorados: Romeo y Julieta. Aunque en este caso, los Montesco y los Capuleto no sean familias enfrentadas sino construcciones culturales, aprendidas con los años y muy difíciles de derribar.

De esto último se trata Felices los 6, serie argentina cuyos cuatro primeros episodios (son ocho en total) acaba de incorporarse a la plataforma Max. Es una apuesta esperable en el contexto actual, pero precisa y por momentos arriesgada en su formulación, que lleva la firma de Diego Kaplan (Desearás al hombre de tu hermana, Dos más dos).

Lo primero que surge como meritorio en la propuesta es que está orientada a un espectador que poco y nada sabe de amor libre y, aun así, evita caer en lo extremadamente didáctico. Alcanza con describir la vida del personaje de Nico Furtado: un esquema conservador de amigos varones (donde coexisten desde el comprensivo hasta el misógino), partidos de fútbol, la aspiración a un hogar propio de cuento de hadas, y un ramillete de prejuicios esperables. Con esas condiciones, el mecanismo del humor y la reflexión es simple, solo se trata de contrastar lo anterior con un estilo de vida sin etiquetas, pero igualmente responsable y comprometido con los sentimientos del otro. En este sentido, una escena del segundo episodio, en la que Damián ayuda a la amiga de Caro a superar una resaca, es de una sutileza perfecta en su subtexto.

Es una pena que Felices los 6 no pueda mantener ese tono a lo largo de sus ocho capítulos, y tenga que apelar a situaciones de trazos bastante más gruesos en pos de obturar los mecanismos del humor y empatizar con las dudas del espectador profano. Situaciones como las dudas sobre una enfermedad venérea, gags cercanos a la homofobia, o varias de las charlas “de hombres” pre y pos vestuario, podrían haber menguado o incluso desaparecido sin entorpecer los propósitos reales de la ficción, más orientados a derribar mitos y abrir puertas hacia otras formas de amar.

Filmada en 2022, Felices los 6 cuenta con el reparto ideal para aportar credibilidad a la honestidad de la idea. Nico Furtado, de aspecto prolijo y sonrisa siempre inocente, mantiene a su Damián en un tono medio, siempre expectante, muy acorde a un personaje apocado, lleno de dudas, que está esperando siempre que alguien de su entorno lo empuje a actuar. Chaves, en cambio, es pura pasión, en su expresión, en sus acciones y en su composición. Una imagen que contrasta con lo visto hasta ahora, brindándole una nueva dimensión como actriz de comedia. Una vez vistos, difícil imaginarse a otra pareja de actores que pudieran hacer funcionar un texto como este. Acompaña un reparto a la altura, desde Federico Salles hasta Malena Sánchez, pasando por la siempre impecable Elisa Carricajo.

Como debe ser en una propuesta que, aun en clave de comedia, pretende empujar los límites, llamar al debate, y poner en el centro de la escena algo de lo que se habla mucho, pero se sabe poco como es el poliamor, las parejas abiertas o el amor libre, en Felices los 6 no faltan los desnudos, las situaciones límite (que incluyen desde malentendidos hasta celos) y un menú variado que atraviesa estas nuevas formas de amar. Que a decir verdad no son tan nuevas, pero todavía necesitan de ficciones como esta para instalarse definitivamente en el discurso popular y salir de un cono de sombras y prejuicio que es todo lo contrario a lo que proponen y predican.

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