Todo es culpa de Barney Stinson, el personaje de la sitcom How I Met Your Mother. Corría 2009, y el siempre impecablemente trajeado Barney establecía una teoría cinéfila que se sumaría a las grandes obsesiones conspirativas de Internet. El personaje de Neil Patrick Harris comenzaba hablando de Karate Kid como "Una gran película. La historia de un entusiasta y joven estudiante de karate cuyos sueños lo llevan al Torneo de Karate All Valley…Por supuesto, al final pierde tristemente con el nerd."
Exacto. Barney ve como el héroe de Karate Kid (1984), a Johnny Lawrence, el antagonista del dojo Cobra Kai, y no a Daniel LaRusso, el alumno del señor Miyagi. De hecho, para Barney, Terminator es el héroe de Terminator; Hans Gruber, el de Duro de matar y –algo que defiende a muerte– Johnny Lawrence (William Zabka), el verdadero "chico del karate" de esa película.
Puede ser que 2018 termine dándole la razón a Barney (Zabka hizo de sí mismo en varios capítulos de aquella sitcom). O quizás le de una patada en la cara a su teoría y a aquellos que creen que LaRusso (Ralph Macchio), es el verdadero e indiscutible héroe de esa historia. En realidad, la operación es más compleja:la secuela que acaba de estrenar YouTube en su plataforma se llama Cobra Kai, y continúa la historia de tanto Karate Kid: El momento de la verdad como Karate Kid Parte 2 (tal como se bautizaron a su estreno en la Argentina).
En esta continuación seguimos en el Valley (el californiano Valle de San Fernando), donde comenzamos viendo la mítica postura de "la grulla" de LaRusso estrellándose contra el mentón de Johnny para, acto seguido, toparnos con un Lawrence cincuentón y resacoso. Han pasado treinta años, y ahora Johnny y Daniel son más viejos que el propio Miyagui en el primer film (el fallecido sensei tenía 52 años en 1984, mientras que hoy Zabka tiene 53 y Macchio, eterno adolescente, 56 años). Todavía pueden tirar patadas ninja, pero no pueden dejar atrás la década que los vio convertirse en enemigos.
Cobra Kai tiene diez episodios de media hora que pueden verse en YouTube Red (sus dos primeros episodios son gratuitos; el resto requieren de suscripción). Los propios creadores de la serie, Josh Head (Hot Tub Time Machine), Jon Hurwitz y Hayden Schlossberg (Harold & Kumar) la definieron como "fan fiction", ese fetiche hedonista de contar historias "no oficiales" con personajes de ficción populares.
Que los años 80 han vuelto es innegable, y sobre todo si se observa la industria del entretenimiento en Estados Unidos: el reciente retorno de Roseanne, que el show más visto de Netflix sea Fuller House, y las remakes estrenadas o por hacerlo de Dinastía, MacGyver, Cagney & Lacey.
Cobra Kai, incluso considerando esa sobredosis de nostalgia, es un objeto diferente. El mismo Macchio ha dicho que le ofrecieron más de mil veces volver al personaje que lo consagró. Y que esta mirada, esta idea, le llegó como ninguna oferta (además, sabía que quería trabajar con Zabka desde que se reencontraron en el funeral del actor Pat Morita).
La trama comienza con la refundación del dojo Cobra Kai a manos de Johnny Lawrence; frente a esa noticia, Daniel altera su vida exitosa, que lo tiene como rostro publicitario de su propia red de franquicias y padre de una familia pudiente (con una hija que se luce en cada escena en que participa). Suena a duelo de adultos que se comportan como Tom y Jerry. Pero aquí, quieran los showunners y los actores o no (y parece definitivamente que quieren) se relee aquel clásico sin anularlo y hay más infierno y músculo de película deportiva que travesura.
A la consideración de la sensibilidad social moderna una película como Karate Kid es casi imposible de producir hoy (pregúntele si no a Will Smith y la remake de 2010, con Jackie Chan como Miyagi y su hijo como héroe). El por qué de esa imposibilidad lo define perfectamente la escritora Hadley Freeman en The Time of My Life, sus ensayos sobre el cine de los 80: "El motor tras casi cada película de adolescentes clásica de los ochenta no era vender bandas de sonoras, ver cómo Tom Cruise conseguía tener sexo o ver qué peinado ridículo iba a lucir Nicolas Cage en su próxima película: era una cuestión de clase social".
La razón por la que aquella Karate Kid fundacional "engañó" (seamos Barney por un instante) al mundo era que el bullying que sufría Daniel era caricaturesco, desde y gracias a la construcción de clase. Él llegaba a la nueva ciudad con mamá, sin papá, con apenas unas cajas, a un edificio de departamentos barato y Johnny, rubio, burlón y torpe, era el patán de turno capaz de burlarse del auto destartalado de aquella madre. Desde esa superficie, crecía el duelo entre ambos y la fábula del entrenamiento se desarrollaba hasta ser coronada en aquel final con la patada más famosa de la historia del cine (que en Cobra Kai, Johnny, como antes Barney, sostienen que fue antirreglamentaria).
Es imposible negar la musculatura invencible si hablamos del cine deportivo de aquella Karate Kid, y eso se debe en gran parte a su director, John G. Avildsen, responsable no solo de todas las Karate Kid sino de Rocky. ¿Qué es Karate Kid sino la versión escolar de Rocky? Entonces, Cobra Kai corría el riesgo de ser precisamente un mixtape de aquello que definió en un momento irrepetible a un clásico deportivo. Y lo es, sin dudas, ya que ahí están los flashbacks con imágenes del primer film, pero también aprovecha ese paso del tiempo para pisarlos con una sentida herejía. Así, los 20 millones de vistos que posee la serie desde su estreno el 5 de mayose han encontrado con una ficción que se sabe aplicar quirúrgicamente instantes tatuados en la memoria popular de la Generación X (la grulla, "encerar, pulir", el disfraz de esqueleto, los bonsái). Y los refrita, muestra y replica para homenajearlos, distorsionarlos y elastizarlos, es decir, para ver cualés son sus límites en un mundo donde el bullying implica otra cosa y donde hablar como un matón de los 80 es ser discriminador (cuando Zabka dice "¿Qué te pasa, nenita?", sus estudiantes lo cuestionan por misógino; cuando Larusso hace sushi como aprendió en Okinawa, se lo acusa de apropación cultural).
En ese juego, Cobra Kai juega a ser una versión más de Karate Kid, una variación donde todas las estaciones del original están recorridas de una u otra forma.
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