Con cuatro premios, la serie creada por Phoebe Waller-Bridge se ha llevado todos los elogios no solo por la manera en tocó temas tabú para las mujeres sino también por su innovación narrativa.
Los seis capítulos de la segunda temporada de la comedia británica Fleabag tienen casi la misma duración que el último capítulo de Game of Thrones: 1 hora y 20 minutos. Y este domingo, la serie creada por Phoebe Waller-Bridge se convirtió en la gran ganadora de los premios Emmy a lo mejor de la televisión, al quedarse con cuatro estatuillas (mejor actriz, director, comedia y guion) en la ceremonia que se realizó en Los Ángeles, Estados Unidos.
Pero, ¿cómo hizo esta serie no solo para ganarle a otros pesos pesado y favoritas de la audiencia - como Game of Thrones o Chernobyl- sino para convertirse en un fenómeno televisivo por derecho propio? Muchos analistas coinciden al dar una respuesta: es una serie que rompió varios estereotipos. Tanto en su narrativa, como en los temas que aborda.
"Después de más de una década de series con antihéroes masculinos a los que se les perdonaban todas sus fallas y tropiezos, Waller-Bridge hizo lo que parecía imposible antes de ella: crear un personaje femenino repleto de errores y dada a las malas decisiones que también resulta querible a pesar de la fachada de cinismo y sarcasmo que utiliza para enmascarar un proceso de duelo que no se anima a admitir. Ni siquiera cuando utiliza a la cámara, a los espectadores, como cómplices y testigos de sus desastres", reflexionó Natalia Trzenko, periodista especializada en televisión de LA NACION.
De hecho eso fue lo que dejó en claro Waller-Bridge cuando recibió el primer premio de la noche: "Es maravilloso y alivia saber que una mujer sucia, pervertida, enojada y desastrosa puede llegar a los Emmy", expresó.
Ese no encajar en el molde es lo que le valió a la protagonista y guionista Waller-Bridge una cantidad incalculable de elogios alrededor del mundo, sobre todo por poner frente a la cámara no solo algunos temas tabú -tales como la promiscuidad femenina, el deseo sexual desatado por un sacerdote o las dinámicas de una familia disfuncional- sino también por concebir una original forma de contarlos.
"Tal vez el éxito de Fleabag sea ése: que pone en evidencia esa parte subversiva de muchas mujeres que no quieren ser encasilladas en el molde que nos imponen las revistas de moda", escribió Lynne Parker, directora de la fundación Funny Women.
Pero. ¿cuáles son los méritos de esta serie británica y de su creadora, que además hace parte de otras series exitosas e incluso es una de las guionistas de la última película de James Bond?
Los tabúes más oscuros
Hace tres años pocos sabían quién era Waller-Bridge. Hasta ese momento, la actriz inglesa solo había aparecido en algunas obras de teatro y un par de películas. Entre sus trabajos, se contaba un papel en La dama de hierro, protagonizada por Meryl Streep. Pero, en 2016, su fama explotó con dos programas de su autoría: Crashing, una serie de seis capítulos sobre la vida de un grupo de jóvenes que vive dentro de un hospital abandonado.
Y la ahora premiada Fleabag (un título que se puede traducir como "bolsa de pulgas", en alusión a una persona descuidada), un retrato cómico pero a la vez descarnado sobre una mujer joven con una familia disfuncional y con varios secretos oscuros por revelar.
"Mientras escribas algo en lo que realmente creas, sólo te queda esperar que no estés loca y que realmente la gente se conecte con eso también", dijo Waller-Bridge en la alfombra roja antes de ingresar a la ceremonia.
Y agregó: "Fleabag nos ofrece una mujer de verdad -que maldice, que suda, que huele mal algunas veces, que no solo se desnuda para tener sexo- y eso es lo que la hace tan diferente y rompedora. Así que es un alivio (que haya tenido éxito). Me hace sentir que no estoy loca y que la gente se pudo conectar con lo que yo quería contar".
La serie, con un alto tono autobiográfico, se convirtió en un éxito, pero sobre todo en una nueva mirada sobre la mujer en la televisión. "La serie merece todos los premios por varias razones, entre ellas porque está escrita por alguien que quiere mostrar a las mujeres como son realmente y no a través de los filtros obligatorios de la sociedad que existen para las mujeres y que las encasillan", escribió Helena Bassil-Morozow, profesora de Medios y Periodismo de la Universidad de Caledonia, Glasgow.
"Es la historia de una mujer que está buscando el sentido de su vida. Pero además es promiscua, adicta al sexo y a la pornografía, que está enredada en relaciones de pareja casi grotescas y que además administra un café poco rentable", añadió.
Para Bassil-Morozow, parte del éxito la tira se basa en que explora tabúes que no se habían tratado antes a través de un personaje femenino en televisión. Y mucho menos en tono de comedia: "Tradicionalmente las protagonistas femeninas han sido 'presentadas', en vez de hablar por ellas mismas. No podíamos escuchar su voz real. Por lo general eran personajes 'limpios', 'blancos'".
Para algunos analistas, el personaje principal interpretado por Waller-Bridge en Fleabag muestra sus debilidades y adicciones, pero además miente, roba, dice vulgaridades casi sin control... Pero eso no la convierte en una villana.
"Fleabag nos ofrece una mujer de verdad y eso es lo que la hace tan diferente y rupturista", concluyó Bassil-Morozow.
La cuarta pared
Pero las alabanzas no se quedan en los temas que trata Fleabag, que tuvo su segunda temporada en 2019. La serie también ha obtenido elogios y menciones por sus innovaciones narrativas. Tal vez la más llamativa de ellas ha sido lo que se conoce como "la ruptura de la cuarta pared", que es cuando un actor decide mirar a la cámara (y a la pantalla) e "interactuar con el público".
Ha sido una técnica ampliamente utilizada durante años y por genios del cine como Woody Allen y Akira Kurosawa y, más recientemente, por David Fincher en la serie de Netflix House of Cards. Sin embargo, en el caso de Fleabag, la apuesta va más allá.
"Por años, romper la cuarta pared había sido visto como una operación de extensión del 'macho autoritario' creado por los guionistas hombres: Patrick Bateman en Psicópata Americano, Alvy Singer en Annie Hall y Frank Underwood en House of Cards. En Fleabag eso cambia", señaló Clem Bastow, profesora de escritura de guion de la Universidad de Melbourne, Australia.
"Aquí ella nos habla directamente para invitarnos a su mundo emocionalmente caótico. Y lo hace de una forma que no parece estar hablando mirando al público, sino que está hablando para ellos, como si fueran parte de la serie", agregó.
Otro de los recursos que los analistas han elogiado en esta serie es el uso de los flashes de la memoria. "En la escritura de guiones, el llamado flashback es visto como un recurso perezoso, fácil. Pero en Fleabag, el uso que hace Weller-Bridge es algo meritorio: son flashes cortos, precisos, que van ganando en contenido conforme avanza la serie", explicó Bastow.
"Es mediante este recurso que ella nos narra, en la primera temporada, una parte fundamental de su caos. Son, como los llamaba Linda Aronson en su libro La escritura de guiones en el siglo XXI, flashes de la memoria que cambian tu vida", indicó la experta.
Lo cierto es que Fleabag, que de acuerdo a su creadora no tendrá más temporadas, ha dejado con su hora y 20 minutos un legado que al parecer va más allá de los cuatro Emmys que se ganó este domingo. Y ha confirmado a su autora que no se trata de una locura.
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