Elizabeth Olsen, una equilibrista entre Marvel y el cine independiente que resulta imposible dejar de mirar
Las historias sobre el comienzo de las carreras de los actores de Hollywood suelen dividirse en dos categorías: por un lado están quienes llegaron a Los Ángeles con el sueño de triunfar en el cine desde pueblos, ciudades o países tan ajenos a la industria audiovisual que bien podrían haber estado en otro sistema solar; y, por otro, aparecen los jóvenes integrantes de las grandes dinastías de Hollywood que desde chicos imaginaban cómo sería su momento bajo los reflectores y preferían no pensar en las acusaciones de nepotismo que seguramente les caerían. Y en el medio de ambas, en una categoría singular, está Elizabeth Olsen. La protagonista de WandaVision, la serie de Marvel disponible en Disney+ que expande el universo narrativo del personaje de Los Avengers, creció en el corazón de la industria, pero lejos de ser un sueño, para ella el deseo de ser actriz se parecía demasiado a una pesadilla.
“Cuando estaba en los primeros años de la secundaria me sentía una estúpida por querer ser actriz. Era buena estudiante y al haber crecido en Los Ángeles creía que era un poco soso tener ese deseo cuando estaba rodeada de gente que se mudaba a la ciudad para convertirse en actor. De alguna manera, no me gustaba esa idea de ser como los demás. En la adolescencia estás tratando de encontrarte a ti mismo, tu individualidad”, explicaba Olsen hace pocas semanas en plena promoción de la serie, durante una charla con el sitio especializado en Hollywood Collider.
Su resistencia, claro, se originaba en algo más que los típicos berrinches de la pubertad. Es que para ella, las cámaras y la actuación eran el territorio de sus hermanas mayores Mary- Kate y Ashley, las gemelas que antes de cumplir un año ya eran estrellas televisivas en la sitcom Full House. Para el dúo ese fue solo el comienzo de una trayectoria que incluyó otras series, telefilms y una tonelada de merchandising que las tenía como protagonistas antes de que llegaran a los 15 años. Una carrera de la que se alejaron una vez que se acercaban a la adultez para transformarse en empresarias de la moda y blanco favorito de los paparazzis. Para Elizabeth, esa vertiginosa trayectoria sirvió como enseñanza de lo que la fama y la fortuna podían depararle.
“De alguna manera sabía que me iban a comparar con ellas por el resto de mi vida. Pero es algo que se supera cuando crecés y madurás. Es mi familia y las amo más allá de todo eso”, decía la actriz en un reportaje con la revista Allure en el que también recordaba el punto de quiebre que marcó su camino profesional.
“En la secundaria actué en una obra escolar y mi profesor de teatro nos hacía estudiar el método Stanislavski y al teatro ruso, al Actors Studio y todo ese aspecto académico de la actuación me hizo sentir que tenía ‘permiso’ de estar interesada en el tema. Tanto así que decidí estudiar actuación en la universidad”, explicó.
Así, apenas recibida del prestigioso conservatorio de las artes Tisch en Nueva York y después de pasar un semestre en Rusia estudiando teatro en la Academia de Teatro de Moscú, Olsen consiguió sus primeros papeles en cine. “Me siento muy agradecida de no haber empezado a trabajar hasta que fui más grande. Para ese momento ya tenía suficiente confianza en mí misma para intentarlo en esta profesión”, decía la actriz que a los 21 años protagonizó las películas independientes Silent House y Martha Marcy May Marlene, el drama estrenado en el festival de Sundance que le consiguió múltiples nominaciones como mejor actriz revelación y la puso en el mapa del cine indie norteamericano.
De hecho, en un par de años se transformó en la nueva reina del indie al protagonizar películas como Liberal Arts, Kill Your Darlings, Very Good Girls y hasta la versión de Oldboy dirigida por Spike Lee. Según ella, si en el guion aparecía una chica con problemas emocionales los responsables del casting parecían tenerla siempre en mente. De hecho, uno de sus personajes más conmovedores lo interpretó en la serie de Facebook Watch Sorry For Your Loss, donde encarnaba a una joven viuda lidiando como puede con el duelo.
“Les dije a mis agentes: ‘Quiero ser considerada para actuar en el tipo de proyectos que crecí mirando’. Cuando era chica estaba obsesionada con Star Wars. Y empecé a pensar en cómo hacer para que se supiera que estaba interesada en ese estilo de película, porque tenía la sensación de que lo único que me ofrecían eran papeles de mujeres perturbadas en películas independientes. Irónicamente ahora también interpreto a una mujer perturbada, pero en un film de Marvel”, contaba Olsen entre risas en una entrevista con la revista Elle. Ese nuevo personaje con más angustias que alegrías y un notable desequilibrio emocional era Wanda Maximoff, a la que primero interpretó en Los Vengadores 2: la era de Ultron y en las siguientes entregas de la saga de Marvel para llegar ahora a WandaVision, la primera serie de Marvel en Disney+ y la primera ficción de la nueva etapa del estudio que a partir de ella no hará distinciones narrativas entre su contenido para streaming y su universo cinematográfico.
“Solo llevo diez años de carrera, pero empiezo a sentirme demasiado cómoda con los papeles que hago. WandaVision está, para mí como actriz, en el extremo opuesto a la comodidad. Todo el proyecto es intimidante y el personaje algo completamente distinto a lo que hice hasta ahora”, detalló la actriz en la charla con Collider.
Una introvertida y autodiagnosticada alérgica a las charlas triviales, Olsen suele referirse a Hollywood como “un extraño circo”, un circo que gracias a la imaginativa nueva aparición de Wanda y su amado Vision (Paul Bettany), la tiene en el centro de la pista como una equilibrista a la que es imposible dejar de mirar.
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