El secreto de la familia Greco: cómo es la remake mexicana inspirada en los crímenes del clan Puccio que llegó a Netflix
Con producción de Sebastián Ortega, la plataforma de streaming estrenó una reversión de la miniserie Historia de un clan, emitida por Telefe en 2015
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En el año 2015, bajo la producción de Sebastián Ortega y la dirección de Luis Ortega, la miniserie Historia de un clan llegó a la televisión argentina. Se trataba de una ficción de once episodios, que narraba los atroces secuestros y asesinatos orquestados por Arquímedes Puccio en complicidad con su familia y, especialmente, de su hijo Alejandro, un jugador de rugby que llegó a jugar en la selección argentina.
A siete años de ese estreno, Netflix acaba de lanzar El secreto de la familia Greco, una remake también producida por Ortega, protagonizada por actores mexicanos y pensada para un público internacional, que cuenta con varios atractivos y que le permite al espectador argentino llevar adelante el irresistible ejercicio de comparar ambas ficciones.
La familia Greco
La serie mexicana pone en el centro de escena a Aquiles Greco (Fernando Colunga), un exmilitar de carácter sombrío, impredecible en su accionar y extremadamente conservador en lo referido a la educación de sus hijos. Ir a la iglesia y cuidar la imagen de ser gente de buena posición son las máximas de ese patriarca que dirige con mano severa la cotidianidad de su hogar. Sin intención de imponerse ante esa poderosa figura, su familia acepta las reglas impuestas por el hombre. De ese modo, su esposa Marta (Lisa Owen), sus hijos Manuel y Darío (Alejandro Hoyos), y sus hijas Sabrina (Samantha Siqueiros) y Abril (Roberta Damián), viven en un hogar que parece perfecto en la superficie pero que, en su núcleo, esconde perversiones y delitos de todo tipo.
Decidido a obtener dinero y, según él mismo asegura, a construir una sociedad más justa, Aquiles traza un plan para secuestrar al hijo de un acaudalado empresario. Y acceder a ese joven es tarea sencilla, ya que es íntimo amigo de Andrés Greco, hijo mayor de Aquiles, quien terminará por servirle de cómplice junto a su hermano y a dos delincuentes llamados Reyes (Luis Machín) y Lozano (Rafael Ferro). Como es de esperar, ese secuestro culmina en un sangriento asesinato, y en el primero de una serie de más y más capturas.
Al estar inspirada en la saga del clan Puccio, el actor mexicano Manuel Masalva sabía que interpretar al mayor de los hijos era un desafío. “No busqué tantos videos, porque ya conocía los hechos. Por supuesto que hubo un trabajo de investigación, vi entrevistas de Alejandro Puccio, y si bien tengo que respetar los lineamientos y lo que sucedió, yo fui de menos a más, abrazando al personaje, y sabiendo que me metía en algo muy fuerte. Esta fue una aventura que me llevó a exponerme más, pero a fin de cuentas, eso es lo que un actor necesita”, le explicó el protagonista de Narcos: México a LA NACION.
Rasgos mexicanos
El secreto de la familia Greco transcurre en México, su elenco lo integran mayormente artistas de ese país y sus tonadas revelan el lugar en el que transcurre el relato. El gran interrogante alrededor de esta pieza es, entonces, ver de qué modo trasladaron al extranjero un episodio tan vinculado con la historia Argentina. “Esta es una historia que, independientemente de ser argentina, puede ser adaptada a cualquier cultura, a cualquier país, y eso es lo atractivo. Desde un principio con Telemundo y Underground se habló de esto, de que es una historia inspirada en hechos reales, pero las circunstancias no cambian, sí lo hace la manera de interpretar y la manera de verlo”, apunta Masalva.
De ese modo, la serie no pone el acento en postales trilladas sobre qué significa el ser mexicano, sino que toma con naturalidad el relato y sin alterar demasiados aspectos, modifica sutilezas, haciendo que los crímenes de los Puccio se conviertan en una saga trágicamente universal. “No es que uno le sume elementos mexicanos para que sea mexicana, sino que ahí está la magia de la escritura”, aseguró el intérprete, que luego agregó: “Lo importante es el pilar de esta historia, y que en su camino no pierda esa esencia atroz. Si te pones a pensar en elementos mexicanos, la presencia de las máscaras de luchadores es algo mexicano, pero no creo que sea un elemento puesto porque ‘queremos que se vea México en sí', yo creo que no, creo que eso es algo que se da por naturaleza”.
¿Mejor o peor?
Las actuaciones del Chino Darín, de Alejandro Awada y de Cecilia Roth como cabezas de la versión argentina, emitida en 2015, fueron contundentes. Los tres construyeron en esa casa de los Puccio un clima de verdadera pesadilla, que encontraba en el sexo y la sangre un cruento motor.
En la vereda opuesta (o contigua, en realidad), el hogar de los Greco no resulta muy distinto, con un patriarca que con mano dura lleva a cabo una serie de atroces crímenes, mientras que el resto de su familia navega en un clima de tensiones de todo tipo. Ambas ficciones no resultan a priori tan distintas, y si bien la versión mexicana cuenta con dos episodios menos que la argentina, el recuento de sucesos no dista demasiado.
Hay diferencias, desde luego, con los secuestradores utilizando máscaras de lucha libre mexicana o que el hijo juegue al polo y no al rugby, entre otros detalles que trasladan el marco del relato a México. Pero en cambio, donde sí se pueden apreciar los mayores contrastes, es en el registro de los intérpretes, con un estilo de actuación que poco tiene que ver con la impronta de los artistas argentinos. Y eso no es ni mejor ni peor, pero sí es notable que mientras Historia de un clan busca instalar una cierta lógica de cotidianeidad argentina, El secreto de la familia Greco apuesta por despojarse de rasgos subrayadamente locales.
“Esta es una historia tremenda, interesante, que parte de un libreto original muy bien hecho, y que desarrolla una trama que va más allá del contexto cultural en el que la pongas”, asume Masalva. Se podría decir, entonces, que ambas versiones terminan por establecer un curioso diálogo a partir de retratar esta brutal serie de secuestros.
Fernando Colunga y las grabaciones en Buenos Aires
Uno de los ingredientes más atractivos de esta serie es la vuelta de Fernando Colunga a la televisión. El protagonista de María, la del barrio, entre otras muchas telenovelas, se sumerge aquí en un papel alejado de sus roles habituales, y le brinda a Aquiles Greco una impronta propia, que no busca acercarse a la versión de Awada. Y no solo para el público fue una grata revelación ver a Colunga en un rol tan denso, sino que lo mismo le sucedió a sus compañeros de elenco. “Fue un colega brutal, que hizo un trabajo excepcional. Este es un gran personaje para su regreso, y para mí hacer de su hijo es un privilegio. Él es una persona súper disciplinada, de la que aprendí muchísimo y que me dio una lección tremenda de lo que es la vocación en la profesión”, dice Masalva.
Por otra parte, y al rodarse íntegramente en Buenos Aires, El secreto de la familia Greco no solo muestra calles bonaerenses “teñidas” de mexicanas, sino que también presenta varios nombres locales, entre quienes se destacan Delfina Chaves, Iván Espeche, Carola Reyna, Juan Sorini y Celina Font, junto a los ya mencionados Luis Machín y Rafael Ferro. “Me llevo muy bien con las personas de tu país, y me encanta cómo trabajan, así que este proyecto fue de lo más bonito del mundo. A lo mejor para ellos sí fue raro recibir a tantos mexicanos y adaptar esta historia, pero hubo mucho trabajo en equipo. Nunca se sintió esto del ‘¿uy, pero de dónde sos?’ (imita tono argentino), sino que todo fluyó muy bien”, destaca Masalva.
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