El regreso de Only Murders in the Building: la muerte le sienta bien a la tercera temporada de la serie
La ficción, que hoy estrena sus nuevos episodios en Star+, cuenta con Meryl Streep y Paul Rudd como invitados de lujo
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“¿Quiénes somos sin un asesinato que resolver?”, se pregunta Mabel en el primer episodio de la tercera temporada de Only Murders in the Building, la excepcional comedia protagonizada por Steve Martin, Martin Short y Selena Gomez cuyos dos primeros capítulos estarán disponibles desde hoy en Star+. La pregunta que el personaje de Gomez le hace a sus vecinos, socios y amigos Charles (Martin) y Oliver (Short) es retórica: como ya ocurrió antes, un nuevo crimen llegó a sus puertas. Así que por ahora, el improbable trío no tendrá que averiguar si su vínculo puede sobrevivir sin los altos y los bajos de investigar una muerte cercana, poner su propia vida en peligro y sobrevivir para contarlo. En un podcast, por supuesto.
La trama de los diez nuevos episodios retoman la intriga planteada en el final de la segunda temporada. Para los que no tengan tiempo de hacer un maratón antes de darle play a los nuevos capítulos, un ayuda memoria: Oliver por fin conseguía volver a dirigir una obra en Broadway y, en la noche del estreno, su protagonista, Ben Glenroy (Paul Rudd), moría apenas salía al escenario. Aquel final abierto más que atrapante es el punto de partida para la tercera temporada, que mantiene el formato del programa y al mismo tiempo expande su elenco e incorpora al relato un tono de ensoñación inspirado por las fantasías y los delirios del mundo teatral de Oliver.
Es que en esta temporada de la serie –estrenada en plena pandemia, resultó en un bálsamo en medio de la tormenta– una comedia clásica que aprovechaba el enorme talento de dos veteranos comediantes y, para sorpresa de muchos, conseguía incorporar a Gomez a la exquisita receta, es el turno del personaje de Short de ocupar el centro de la escena. Si con el primer asesinato ocurrido en el distinguido edificio de Manhattan el foco estaba puesto en el pasado de Mabel y en el segundo todo giraba en torno a Charles y su historia, ahora se trata de meterse de lleno en el peculiar mundo interior del teatrista y fanático de las salsas untables.
“Este programa siempre tuvo un toque de teatralidad en el modo de contar la historia. Por eso ahora estoy muy entusiasmado con acentuar ese aspecto al meternos en el universo del teatro neoyorquino que forma parte esencial del carácter de Oliver”, explicaba hace unos meses John Hoffman, cocreador del programa junto a Martin, en una entrevista con The Hollywood Reporter. Ese espíritu se explícita en referencias a Bob Fosse y otras leyendas de Broadway y aporta estilo en una escena en la que Gomez puede mostrar su faceta como cantante y bailarina.
“”El narcisismo debería ser más divertido que esto”, se lamenta Oliver cuando su gran regreso al teatro como director comienza y termina con su protagonista muerto en circunstancias sospechosas y su carrera nuevamente en problemas. Y es entonces cuando el trío de detectives y podcasters amateur vuelve a la carga para averiguar quién podría haber querido eliminar a Glenroy. La respuesta es contundente: todos y cada uno de los personajes que interactuaron con él. La lista es larga y, sin revelar puntos clave de lo que sucede en los primeros episodios, la animosidad contra el actor aparenta estar bastante justificada.
Así lo muestran las escenas que a modo de flashbacks retratan los primeros ensayos de la obra y cómo el egocéntrico personaje se vinculaba con sus colegas y el equipo a cargo de su debut en Broadway. Para alivio de los seguidores de la serie, Rudd tiene mucha más participación de la que se podía imaginar, teniendo en cuenta que toda la acción comienza con su muerte. El actor de Ant-Man encarna con evidente entusiasmo al insoportable Glenroy, un intérprete recién llegado de Hollywood con el impulso que le dio el taquillero Cobro, su personaje en una saga de películas en las que interpreta a un “zoólogo que se transforma en una cobra de seis metros que ayuda a los policías y siempre es el héroe”, según él mismo lo describe cuando llega, nada elegantemente tarde, al primer ensayo. Las coincidencias y los guiños para Marvel de parte de su propio hombre hormiga no pasan desapercibidas.
Muertos para mí
Más allá de averiguar quién mató a Glenroy y hasta qué extremos llegará el trío de investigadores vecinales para resolver el misterio, para muchos la gran incógnita de la temporada es cuánto tiempo estará Meryl Streep en pantalla. Eran altas las posibilidades de que su presencia en la serie fuera poco más que un cameo como lo fueron las apariciones de Sting y Amy Schumer, inquilinos del majestuoso Arconia, el edificio en el centro de la trama, en la primera y segunda temporada, respectivamente. Sin embargo, Streep no estaba interesada en un papel de presencia fugaz ni en interpretar una versión de sí misma en la historia cuando habló con su amigo Martin, con el que trabajó en la comedia romántica Enamorándome de mi ex, para sumarse al programa al que se incorporó sin estar segura de sí ella sería la víctima, la asesina o ninguna de las dos.
Todo lo relacionado con el personaje de Streep se mantuvo en secreto desde el anuncio de su participación en la ficción. Solo hubo atisbos de lo que sucedería con ella en los trailers de la nueva temporada en la que se la vio como Loretta Durkin, una de las intérpretes en la obra que dirige Oliver, pero no mucho más. La presencia de Loretta es esencial para la trama y detrás de sus sueños y frustraciones puede residir la clave de todo el misterio que se desarrollará durante los diez episodios. Y que, como Rudd, Streep se divirtió mucho interpretando a un papel que por momentos parece estar riéndose de su propia fama y hasta mostrando su talento musical.
Además de Rudd y Streep, esta temporada también incorporó a Jesse Williams (Grey’s Anatomy) en el papel de Tobert -como Robert pero con T, aclara-, contratado por Ben para realizar un documental sobre su debut en Broadway que promete silencio y discreción, y a Ashley Park (Emily en París), en el papel de Kimber, una popular tiktoker contratada para atraer al público joven a la sala, una nada discreta alusión al estado de situación del negocio teatral.
Más allá de los nuevos personajes anunciados y los que llegarán con el transcurso de los episodios, lo cierto es que el arma nada secreta de la serie siempre fue su trío protagónico. La dinámica entre los experimentados comediantes –siempre dispuestos a atacarse mutuamente sin piedad en pos del humor– y los aportes de Gomez como la sarcástica intermediaria entre ellos funcionó desde el primer episodio de la ficción, que se ocupó de mostrar la evolución de ese vínculo con una emoción que aportó matices a la trama. A la comedia física de Martin, la habilidad de Short para clavar comentarios hirientes como si fueran cuchillos y a las secas intervenciones de Gomez se le sumó entonces la historia de una amistad tan inesperada como entrañable. Un lazo que en el comienzo de la nueva temporada está en plena transformación, le guste o no a los involucrados.
Cuando comienza la historia, Mabel se siente excluida del grupo: Charles y Oliver trabajan juntos en la obra de teatro, pero ella está terminando de renovar el departamento de su tía. Y el hecho de que su tiempo en el Arconia pareciera estar llegando a su fin no contribuye a su estado de ánimo. Hasta que una nueva muerte los vuelve a unir. Porque, después de todo, ¿qué son ellos sin un asesinato por resolver?
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