A lo largo de seis temporadas, la sitcom se convirtió en un hito de la televisión y convirtió a su protagonista, Will Smith, en una estrella en ascenso
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A mediados de los años noventa, el canal Warner estrenó en la Argentina la comedia El príncipe del rap, una sitcom protagonizada por Will Smith, a quien muchos reconocían por su papel en Día de la independencia. Sin embargo, la serie ya había llegado a su fin en los Estados Unidos y había conseguido consolidar a Smith como una de las estrellas más importantes de su generación.
La historia de El príncipe del rap comienza con Benny Medina, un manager musical que tenía una atípica historia de vida. Medina había nacido en el seno una familia muy humilde, en un peligroso barrio del este de Los Angeles. Su vida era muy complicada, hasta que un día él comenzó una profunda amistad con un muchacho blanco, hijo de una familia rica. Entre ambos jóvenes nació un sincero vínculo, y la familia del chico le dijo a Medina que podía mudarse con ellos, en una de las zonas más ricas de Beverly Hills. De esa forma Benny inició otra etapa y, aunque lo acompañaban las lecciones aprendidas en la calle, su interés estuvo puesto en aprovechar esa inesperada oportunidad, para labrarse un futuro próspero.
En su adultez, Medina pensó en un proyecto televisivo basado en la historia de su juventud, aunque cambió a la familia blanca por una afroamericana. “Dicha modificación nos permitía explorar los prejuicios que existen entre los negros, a la vez que también las diferencias sociales”, señaló. La idea llegó a oídos de Quincy Jones, el reconocido músico y productor que durante años trabajó con Michael Jackson. A Quincy le gustó mucho la idea, y le propuso a Medina una reunión con la cúpula de la NBC; pocos días después el show tuvo luz verde, solo hizo falta encontrar al protagonista ideal.
A un paso de la bancarrota
Los años ochenta terminaban y uno de los éxitos musicales de la época, era un dúo de hip hip bautizado DJ Jazzy & the Fresh Prince. El Prince de ese dueto, era un joven rapero llamado Will Smith, que experimentaba un subidón de fama gracias a sus rimas pegadizas y su innegable carisma. Pero aunque el músico cosechaba miles de dólares, sus malos manejos financieros lo llevaron a deberle al fisco casi tres millones, una situación dramática que lo dejó al borde de la bancarrota. Sin salida de ningún tipo, la carrera de Smith parecía haber llegado a su fin aun antes de comenzar.
De forma casual y en los pasillos de la cadena CBS, Smith se encontró con Medina, y el productor le contó su idea para un nuevo show televisivo. Medina tuvo una corazonada y le dijo al rapero que él era perfecto para protagonizar la comedia, pero Will se mostró desconfiado: jamás había actuado y no consideraba que pudiera tener talento en ese rubro. Sin embargo, firme en su postura, Medina lo invitó a una fiesta en la casa de Quincy Jones, en diciembre de 1989. En esa reunión improvisada, Jones y Medina le insistieron a Smith con el proyecto, y él, arrinconado por sus deudas fiscales, decidió saltar al vacío. De ese modo, en mayo de 1990, comenzó la preproducción de la sitcom.
Titulada en inglés The Fresh Prince of Bel Air (en referencia al nombre artístico de Smith), y rebautizada en Latinoamérica como El príncipe del rap, la comedia giraba alrededor de un joven llamado Will, que luego de una vida humilde en Filadelfia, era enviado junto a sus tíos millonarios a Los Angeles, con el objetivo de tener un mejor futuro. Ese choque de clases daba pie a innumerables pasos de comedia, que se potenciaban por la inesperada gracia de Smith en pantalla.
“Intentaba hacer las cosas bien con todas mis fuerzas”, reconoció en una nota el músico, sobre lo mucho que sufría la actuación durante esos primeros episodios, y detalló: “Recuerdo que memorizaba todo el guion, y con la boca seguía las líneas de todos los que actuaban. Cuando miro esos capítulos es desagradable, porque mi desempeño era horrible”. A pesar de sus temores, el público de los Estados Unidos apoyó a la serie, y El príncipe del rap se convirtió en un éxito instantáneo.
Flechazo en el set
En sus primeras cuatro temporadas, El príncipe del rap fue un hit sostenido. Will Smith se convirtió en una estrella todoterreno y en un artista con un instinto muy aceitado para comprender qué era lo que el público buscaba en esa sitcom. Por ese motivo es que durante la quinta temporada, el músico empezó a notar que los televidentes perdían entusiasmo, y que la serie no lograba mantener un rumbo definido. Frente a ese panorama, Smith decidió ponerle un punto final a El príncipe del rap, en el cierre de la sexta temporada, emitido en mayo de 1996. Luego de 148 episodios al aire, Will consideró que la sitcom ya había dado lo mejor de sí, y que era mejor retirarse en un buen momento antes que ver a la comedia agonizar ante un rating que descendía estrepitosamente.
Durante los muchos años que el show estuvo en el aire, Smith se dio el lujo de trabajar con grandes estrellas o nombres en ascenso, como Tyra Banks, Don Cheadle, Naomi Campbell, Evander Holyfield, Zsa Zsa Gabor, Tom Jones, Hugh Hefner o B. B. King entre muchísimos otros artistas. Pero sin lugar a dudas, hubo dos estrellas que marcaron a fuego el destino de Smith, y que jamás lo hubieran conocido si no hubiera sido por El príncipe del rap: Jada Pinkett y Chris Rock.
Jada Pinkett había trabajado en un puñado de películas independientes (entre ellas, la imprescindible Menace II Society), cuando se presentó al casting de la serie. Sin embargo, en una prueba de cámara, la falta de química que tuvo con Smith le significó quedarse afuera del proyecto. Pero al actor ella le llamó la atención, y poco tiempo después se animó a intentar a buscarla en el set de la serie A Different World, en donde Jada trabaja como actriz. “Esa noche no me crucé a Jada”, recordó en una entrevista Smith, y detalló: “En ese momento terminé compartiendo tiempo con Sheree, nos divertimos mucho en una cena, y tres meses después nos casamos”. El matrimonio entre Smith y Sheree Zampino duró apenas tres años. Luego de eso, los caminos de Will y de Jada volvieron a cruzarse, y en 1997 finalmente ambos se casaron.
En El príncipe del rap, un joven comediante de nombre Chris Rock tuvo una única aparición en un episodio de la sexta temporada. A pesar de conocerse poco, Rock y Smith pronto congeniaron, y los dos forjaron una gran amistad. Se los solía ver juntos en distintos eventos, como en los premios MTV Awards, y hasta llegaron a trabajar en equipo en el film Madagascar. Ellos dos y Jada Pinkett formaban un trío que tenía una excelente relación, y eran de las celebridades favoritas del público estadounidense. Era impensado que el violento episodio que ellos protagonizarían varios años después, cambiaría para siempre la historia de los premios de la Academia de Hollywood
Un final inesperado
Durante el año 2016, Pinkett llevó a cabo una protesta contra los Oscar, ante la ausencia de artistas y técnicos afroamericanos nominados a los premios. Y en el monólogo de un show, Rock se burló abiertamente de su protesta: “Jada boicoteando los Oscar, es como si yo atentara contra la ropa interior de Rihanna: ¿Qué tendría que hacer ahí si ni siquiera me invitaron?”. El chiste llamó la atención por la buena relación que supuestamente tenían los tres. Pero ese fue apenas el prólogo del verdadero escándalo.
Durante la ceremonia de los Oscar de 2022, Chris Rock en su rol de anfitrión, hizo un chiste sobre Pinkett, diciendo que esperaba verla en la secuela de G.I. Jane (en ese film, Demi Moore interpretaba a una mujer que afeitaba su pelo cuando entraba en la Marina de Estados Unidos). En la primera fila, Pinkett, que lleva su cabeza rapada desde hace años debido a un cuadro de alopecia, se mostró notablemente disgustada. Will Smith, que estaba sentado junto a su esposa, subió intempestivamente al escenario y sin mediar palabra, le dio un golpe en el rostro al humorista.
Nadie entendió en un comienzo si era un paso de comedia o una reacción violenta, pero la situación quedó clara cuando Smith, de regreso a su asiento, vociferó dos veces la misma frase: “Mantené el nombre de mi esposa lejos de tu puta boca” (en inglés: “Keep my wife´s name out of your fucking mouth”).
A partir de ese momento, el futuro fue de mal en peor para Smith y Jada. Mientras que Rock capitalizó ese acto en sus monólogos de comedia y se ganó el respaldo de prestigiosos humoristas, Smith debió pedir disculpas públicas infinidad de veces, con el objetivo de esquivar una cancelación que, igualmente, lo mantuvo en los márgenes de la industria durante largos meses. Por otra parte, su matrimonio atravesó innumerables altos y bajos, rumores de separaciones, infidelidades y reconciliaciones.
De ese modo, El príncipe del rap, aunque una comedia sólida durante varias de sus temporadas, quedó atada al recuerdo de un gigantesco escándalo que tuvo a Will Smith en el centro y que terminó de la peor manera posible.
Las seis temporadas de El príncipe del rap están disponible en MAX.
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