El misterio de Salem’s Lot: el clásico de Stephen King llega con vampiros sedientos, metáforas políticas y críticas a la globalización
Luego de dos años en el limbo cinematográfico, el film estrena en Max; LA NACIÓN conversó con los protagonistas de esta nueva versión de la novela que combina terror con sensibilidad moderna
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¿Qué hubiera pasado si Drácula, en vez de afincarse en la Londres del siglo XIX, hubiera llegado a los Estados Unidos, en pleno siglo XX? Stephen King se hizo esa pregunta a mediados de los 70, mientras dictaba un curso sobre fantasía y ciencia ficción en la Hampden Academy del estado de Maine. Esa noche, yendo de Bram Stoker a La caldera del Diablo, cabalgando entre la novela de terror victoriana y la iconografía sentimental del “modo de vida americano”, el autor de Carrie dio inicio a su segundo libro. La primera edición de El misterio de Salem’s Lot (Salem’s Lot) llegó a las librerías norteamericanas el 17 de octubre de 1975, y desde entonces no ha dejado de reeditarse en todos los formatos y en todos los idiomas del mundo.
Éxito editorial sin precedentes, Salem’s Lot revolucionó la literatura popular; no es exagerado afirmar que, sin este libro, no existiría la narrativa sobrenatural de Neil Gaiman, Anne Rice o Peter Straub, por poner un par de ejemplos entre los best-sellers contemporáneos. Y buscando hacerle justicia a semejante clásico, este jueves llega a Max la tercera adaptación fílmica de esta eterna historia de vampiros. Dirigida por Gary Dauberman, guionista de las dos partes del It de Andy Muschietti y uno de los creadores del universo de El conjuro, la nueva El misterio de Salem´s Lot mantiene la ambientación setentista, pero explota los códigos narrativos del moderno cine de horror. En medio de la gira promocional del film, LA NACIÓN conversó, vía Zoom, con cuatro de sus protagonistas: Lewis Pullman, Makenzie Leigh, Alfre Woodard y Spencer Treat Clark.
-Sin spoilear nada, ¿qué pueden adelantarnos de esta versión de El misterio de Salem’s Lot?
Makenzie Leigh: -Como verdadero fanático de la novela, el director quería una obra que fuera sumamente fiel a la esencia del relato original. Y al mismo tiempo quería plasmar algo ligeramente diferente en cuanto a la trama, para que los fanáticos del libro también quedaran sorprendidos por el desarrollo de la película.
Lewis Pullman: -Todo empieza cuando mi personaje, Ben Mears, un escritor con ganas de revisar algunas cosas de su pasado, vuelve a su pequeño pueblo natal, Salem’s Lot. En realidad, está buscando destrabar aquellas memorias que lo atormentan y que, tal vez, haya olvidado con el paso del tiempo. Y al llegar conoce a Susan, empleada de una oficina de bienes raíces.
Leigh: -Yo soy esa chica que sólo quiere irse del pueblo. Pero no puedo contar nada más porque estaría spoileando demasiado. Principalmente, porque Susan es el personaje alrededor del cual Gary articuló muchos de los cambios del film.
Spencer Treat Clark: -Lo que no cambió es que, coincidiendo con la llegada de Ben, también arriba al pueblo un vampiro europeo, que lentamente va tomando el control de toda la población. Y es esa transición la que vamos a ir descubriendo a través de los ojos de los distintos personajes.
Alfre Woodard: -Transición que, tal vez, quede más evidente en mi personaje, la doctora Cody. Es una racionalista científica de manual, hasta que deja de serlo porque los muertos empiezan a volver a la vida. De repente, es sólo un ser humano y se ve forzada a cambiar y unirse a la lucha contra los vampiros. Apelando a todo, incluidos los crucifijos.
-En la novela, Cody era un hombre. ¿Creés que el cambio de género le añadió otra sensibilidad a la historia original?
Woodard: -No sólo en el libro, en las adaptaciones previas también fue un personaje masculino, pero ahora es mujer y afroamericana. De todas formas, yo no actúo de mujer, simplemente soy una mujer interpretando a una persona determinada. Y el cambio que le agrega a la historia viene dado por mi perspectiva actoral puesta al servicio de la información fáctica provista por el guionista. Personalmente, creo que los personajes están escritos como personas, aunque la industria se empeñe en definirlas por cuestiones de género. Siento que se gana en libertad cuando el género no viene predeterminado. Para un actor o una actriz, por supuesto, pero mucho más para un ser humano.
¿El huevo o el vampiro?
Desde el principio, está claro que Salem´s Lot dista bastante del idílico enclave rural que proporciona la melancólica postal del pueblo achatado por las rutinas y los chismes. Entre las casas bajas, el centro comercial, la escuela y los sermones dominicales, se naturalizan episodios de bullying, instaladas conductas machistas y un notorio desgano policial, justo cuando la comunidad se ve sacudida por la desaparición de algunos menores. Un microclima enrarecido que se traduce en la crisis de fe que empieza a enseñorearse sobre la población.
-¿Creen que estos comportamientos extraños son producto de la llegada del vampiro, o el vampiro eligió Salem’s Lot justamente por esta oscuridad moral de origen?
Clark: -Me quedo con la segunda opción. Stephen King escribió una metáfora sobre la decadencia moral de una sociedad. En este caso, el pueblo está dominado por el vampiro, pero podría haber sido cualquier otra cosa. Lo que se ve es cómo un cambio de época afecta a una pequeña comunidad norteamericana, que acepta dejar de ser lo que era para transformarse en otra cosa, entregándose a una dominación que depreda todo lo que fue, matando a la gente o llevando a los pequeños negocios a la quiebra. En la superficie, puede parecer sólo la historia de un vampiro, pero en el subtexto aparecen otras cuestiones universales, como las reacciones humanas ante el avance de la globalización. Mostrar los colmillos del vampiro es súper divertido, pero lo interesante es poder exhibir el proceso completo de deshumanización.
-Cuando Stephen King escribió el libro, dijo que el tema de los vampiros era una metáfora sobre el efecto específico de la corrupción gubernamental sobre la ciudadanía desprotegida. En particular, él hablaba de Nixon y el Watergate, pero ¿creen ustedes que esa lectura política se mantiene en la película?
Leigh: -No sólo la política, incluso la económica. Leí ese texto de Stephen y él también se refería a los efectos de los ciclos económicos sobre las poblaciones, las heridas que dejan las expansiones y las contracciones. En lo personal, no creo que hagamos películas de vampiros o zombies pensando en qué etapa del ciclo económico estamos, pero sí creo que reflejan las coyunturas. Y en este momento, lo que se ve es a la gente sintiéndose amenazada por el sistema capitalista de los Estados Unidos
-La fe católica es un elemento importante en la película. ¿Les parece que la fe, cualquiera sea, sirve para sortear las adversidades, se trate o no de vampiros?
Woodard: -Primero habría que definir qué es la fe. No creo que la fe sea algo decidido por los seres humanos, sean doctores o monjas. La fe, como la esperanza, es acción y no palabra. Una acción ligera como el aire, inmensa como el cielo sobre nosotros; y fuerte como el suelo que nos sostiene. Es algo universal, que está en todas las personas. Es el oxígeno que pasa por tu garganta. Por eso lo puede todo.
Guardianes de la obra
Puede sonar raro, pero lo cierto es que esta versión de El misterio de Salem’s Lot estuvo muy cerca de desaparecer en el limbo empresarial. Habiendo iniciado rodaje en abril de 2019, la producción quedó paralizada por la pandemia primero, y por la huelga de guionistas de Hollywood después. En septiembre de 2022, cuando estaba lista para desembarcar en los cines del planeta, la reestructuración general del conglomerado Warner Bros. Discovery congeló el estreno y archivó el film, junto con Batgirl, Scoob! Holiday Haunt y Coyote vs. ACME, tres largometrajes que se terminaron y nunca se estrenaron.
Hasta que el propio Stephen King tomó partido. “Entre tú y yo, Twitter, he visto la nueva El misterio de Salem’s Lot y es muy buena. Cine de terror filmado a la vieja usanza: construcción lenta y final espectacular. No estoy seguro de por qué Warner Bros. la tiene guardada, si no es vergonzosa ni nada por el estilo. Quién sabe. Yo sólo escribo esas putas cosas”, contó King en la red social el pasado 19 de febrero. ¿En respuesta al posteo?, Warner confirmó el arribo de la película a Max, su servicio de streaming.
- ¿Pensaron que el film nunca llegaría a la pantalla?
Pullman: -Honestamente, hubo períodos de completa incertidumbre. Pasaron cosas en Warner que desconozco. Las reorganizaciones no son tan raras, y existen millones de instancias entre que a alguien se le ocurre una película y su estreno final en cines. Las áreas involucradas son muchas y eso lleva tiempo. Pero ahora se va a poder ver; y estamos muy contentos por eso.
- Stephen King es uno de los productores del film. ¿Llegaron a conocerlo?
Clark: -Nunca lo vimos en persona. Siempre esperamos que apareciera por el set, pero vive muy lejos de donde estábamos filmando. Salem’s Lot es uno de sus libros más queridos y esta adaptación era algo muy especial para él. Sabemos que le gustó mucho; y nos hizo llegar su bendición por todo el trabajo realizado. Siendo fanático de su obra, fue algo muy importante para mí.
- ¿Todos conocían la novela original? ¿Habían visto las miniseries televisivas protagonizadas por David Soul y James Mason en 1979, y por Rob Lowe, Rutger Hauer y Donald Sutherland en 2004?
Pullman: -Yo sí. Leí el libro cuando estaba en la universidad, pero no me acordaba casi nada. Así que lo fui releyendo mientras íbamos grabando. También vi las miniseries cuando era joven; y tampoco recordaba mucho. Pero no quise volver a verlas, quería hacer mi propio trabajo sin ningún tipo de influencias.
- La última: ¿Creen en los vampiros?
Clark: -No, soy un descreído total. Tal vez porque mi hermana creció con pánico a la oscuridad, sintiendo que algo le tironeaba los pies mientras dormía y esas cosas ridículas. Y yo hice de todo para que ella perdiera esos miedos, desde pasar una noche en el cementerio hasta correr por el bosque bajo la luz de la Luna. Por eso no creo en fantasmas ni nada por el estilo.
Woodard: -Yo sí creo, pero sólo en el cine. La primera vez que vi Nosferatu me sentí completamente atraída hacia él. Y me pregunté el por qué. Y descubrí que el vampiro es la figura más sexy que nos ha dado la ficción. Pero no quiero que me chupe la sangre, esa es una imposición sexista del machismo. Yo prefiero que me chupe los dedos de la mano o de los pies. Esa es la expresión definitiva de la pasión.
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