The Deuce cuenta la historia del porno en la Nueva York de los años 70
La serie marca el regreso a la TV de David Simon, el multipremiado creador de Homicidio: la vida en las calles yThe Wire
David Simon siempre será recordado como el creador de The Wire, su extraordinario relato coral sobre el crimen y la disolución de la sociedad en la ciudad de Baltimore. Simon inició su carrera como periodista y, quizá por esto, sus relatos se desarrollan como una cautivante investigación.
Su último proyecto es The Deuce, una serie sobre los años de la legalización de la pornografía en Nueva York que HBO estrenará pasado mañana, a las 21, con las actuaciones de James Franco y Maggie Gyllenhaal . Allí, Simon recrea con precisión de entomólogo este período de ebullición en el que se cruzan muchas de las coordenadas que marcaron los años siguientes, como la liberación sexual o el feminismo. La pornografía le interesa no tanto como método para capturar espectadores, sino porque como en ningún otro ámbito el porno convierte a las personas en objetos por dinero, una dinámica que el creador investiga desde sus comienzos en distintos sistemas y mundos cerrados. Simon y su coautor, el novelista George Pelecanos, hablaron con LA NACION sobre la serie.
-El mundo del porno fue contado ya muchas veces, ¿por qué decidieron encarar este relato?
George Pelecanos: -En efecto, esto se hizo muchas veces antes. Pero evidentemente había algo en esos pilotos que no funcionaba del todo, porque nunca llegaron a la pantalla. Es muy difícil hacer un programa sobre la pornografía que no sea sexista y abusivo. Boogie Nights es una gran película, pero es una historia diferente. Se centra en California y el momento en que la pornografía se mudó a la costa oeste de los Estados Unidos. El momento en el que situamos The Deuce es aquel en el que la pornografía se volvió legal en Nueva York, un punto crucial de nuestra historia reciente por varias razones. Más que el porno en sí, nos interesa ese momento.
-The Deuce es una serie tradicional que se ve linealmente en HBO, ¿los nuevos modos de ver TV influyeron de algún modo en su concepción?
David Simon: -En los 12 años que estuve en HBO no le presté demasiada atención a lo que hacía el resto. Yo me ocupo de hacer el trabajo, pero no de estar pendiente de que pasa en la industria, del marketing o de cómo se presenta mi programa al público. Lo que hacemos nosotros es encontrar una historia y contarla. Lo que nos importa a nosotros de la TV, las historias no se ven afectadas por lo que pasa en la industria.
-¿Cómo se hace para mostrar porno sin ser sexista?
Simon: -Es difícil. Me parece que para que funcione la cámara no debe ser intrusiva, pero tampoco tímida. Si es demasiado excitante, entonces estás filmando pornografía para criticar a la pornografía. Y eso sería fracasar. Pero, por otro lado, si la cámara es demasiado distante, si no muestra de un modo contundente cuál es la realidad de esa industria, es otro tipo de fracaso. Se trata de mantener un equilibro y proporcionar una narrativa ética que dé cuenta de la humanidad de los personajes. Si mostrás la pornografía y la prostitución sólo como una transacción comercial terminás haciendo Mujer bonita, glamorizando el trabajo sexual de un modo que no es ético. Pero somos conscientes de que no debemos dejar la cámara demasiado tiempo en la desnudez o la sexualidad de los personajes. Cada una de estas escenas fue pensada y debatida con los actores, que tenían mucho que decir acerca de cómo se iba a representar la sexualidad. Ésa fue una de las cosas que más nos importaban de este relato.
-La ciudad es protagonista de la serie. En el primer episodio hay un espectacular plano de cómo se veía Times Square en los años 70. ¿Hay nostalgia por ese período?
Simon: -Existe una nostalgia por la Nueva York previa a Giuliani, cuando había fiestas por todas partes. Esta forma de vida se refleja en la banda sonora, que es básicamente de disco, soul y rock. Pero hay que recordar que también un montón de vidas se perdieron en esa época. A mí no me gusta cómo se ve Times Square ahora, trato de evitar pasar por allí cuando estoy en la ciudad, pero también hay que reconocer que es mucho más seguro de lo que era en los años 70 y que hay muchos más trabajos legítimos de los que había entonces. Es muy difícil rodar en Nueva York una historia "de época" porque ya nada luce como en 1971. Tuvimos que irnos bien al norte de la ciudad, hasta Washington Heights, para encontrar locaciones que tuvieran un parecido con cómo era la ciudad hace 40 años. Incluso tuvimos que usar un montón de CGI.
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