El Marginal 2: el poder de El Sapo corre peligro en el segundo capítulo de la serie
Cuál es la historia y qué va a pasar con Patricio Salgado ( Esteban Lamothe ), hasta dónde llega el poder del Sapo (Roly Serrano), cómo llega Marito Borges (Claudio Rissi) a ser el dueño del pabellón y de qué forma se hace un espacio en medio de todo eso Emma (Martina Gusman). A todas esas preguntas planteadas en el primer episodio de la segunda temporada de El marginal (que funciona como una precuela de la primera) empieza a contestar este segundo capítulo.
Incluso antes de los créditos se muestra cómo un secuestro virtual termina en drama absoluto. Una señora cree que su hija está en peligro, entrega el dinero para el rescate, del otro lado cortan y ella se infarta. Desde el comienzo queda claro que este capítulo no va a ser una excepción y que el intercambio entre tensión y violencia va a seguir incrementándose.
La noticia de la muerte de aquella víctima le cae al Director Antín ( Gerardo Romano ) como una acusación directa. Los noticieros dicen que los llamados salen de San Onofre y vemos el primer intercambio real entre quien se supone que es el conductor del penal y quien se reafirma como el claro líder, El Sapo. Antín le pregunta al Sapo si fue "uno de nosotros". No lo sabe, consulta, no pide explicaciones sino información. Pero como recibe su dinero no le importa demasiado lo que pasó con ese llamado ni con la cantidad de negocios oscuros que están sucediendo en ese momento frente a sus ojos. "Somos todos empleados de este cerdo troglodita", se queja justo antes de empezar a pensar en cómo destronarlo.
¿De dónde viene Salgado y hacia dónde va?
Está claro que el personaje de Lamothe no solo no pertenece a San Onofre, sino que además el primer episodio se encargó de exponer al máximo su vulnerabilidad. En riesgo, sin grupo de pertenencia, con la Sarandí abusando de él. Es cierto, salvar a Marito (al final del episodio anterior cuenta que es médico y atiende a Borges, que estaba en pleno paro cardíaco) podría darle algo de protección, aunque nada funciona de manera del todo lineal en ese mundo. Pero cuando lo visita una mujer, queda claro mucho más de su historia personal, la de su mundo real: al descubrir que ella y Patricio son amantes, quien presuponemos es su marido le cae a golpes a ella y él lo mata. Un homicida, entonces. No se sabe mucho más pero que esté dispuesto a matar, en la circunstancia que sea, es un dato.
El Sapo, luego de listarle su sinfín de enfermedades y malestares lo obliga a ser su médico. Si al cantante lo rompió hasta que entendió que iba a ser su radio, para prenderlo y apagarlo cuando quisiera divertirse, al personaje de Lamothe alcanza con varias amenazas para hacerle comprender, y una prueba de su protección para marcar propiedad privada, de quién iba a ser desde entonces: el Pantera "se ocupa del problema" con la Sarandí y frente a todos sus vecinos mata a golpes al líder de esa banda.
Como si fuera poco tener que escuchar todas las opiniones sobre su cuerpo, su carácter o su trabajo que tienen para arrojarle todo el personal masculino, las visitas y los presos, el personaje de Martina Gusman no tiene las más amables primeras jornadas de trabajo.
Si bien no la sorprende que haya prostitución en el penal, detecta el ingreso de una menor llevada por su abuela y decide intervenir. Para ello, finalmente se enfrenta a la posición de su colega, Rita ( Verónica Llínás ), quien definitivamente queda de la vereda de enfrente. Emma no va a dar el brazo a torcer y Rita representa la desidia y el abandono frente a los mil y un sometimientos que desfilan frente a sus ojos. Muy de a poco se va vislumbrando cómo llegó hasta ahí, por qué eligió ese trabajo y qué pretende hacer desde allí.
El ascenso de Marito, ¿un traspié de Diosito?
Para Mario no hay mucha intriga en relación a qué va a pasar, sabemos que en el comienzo de la primera temporada él se encuentra en el lugar más alto de los que están cómodos y al mando puertas adentro. Lo interesante es saber cómo llegó hasta ahí, claro.
Y acá hay dos cosas que lo empiezan a empujar a "su lugar". Durante su visita, la mujer le comenta sobre la existencia de un bar en la esquina. Charlas varias mediante, está claro que ahí hay un gran negocio para dicha sociedad. Él, desde adentro, va a digitar mucho de lo que pase alrededor.
Pero lo fundamental sucede a la hora de las duchas. Porque mientras todos caminan hacia la rutina que les marcan los guardiacárceles al mayor de los Borges lo cita el director. Y mientras Diosito ( Nicolás Furtado ), completamente afectado por unas pastillas que le compartió Salgado, acuchilla a un policía, Antín y Mario hablan de la fábula del sapo y el buey, de los delirios de grandeza. Los dos saben de lo que están hablando. El hermano más grande es "vivo", y ahí en el despacho se tratan como pares. "Quiero destronar al Sapo", le suelta el director.
La vuelta al patio, a la villa, lo encuentra tranquilo y midiendo a sus futuros socios. En buena medida, todo el episodio se trató de cómo los líderes y las bandas se miden entre sí. Y cuando le pregunta a Salgado qué sabe hacer, los interrumpe Diosito para mostrarles al guardia acuchillado. "Está vivo, hay que llamar a la enfermería" dice Patricio. "Matalo ahora", dice Mario y lo remata. "Y ahora cómo sigue esto?", es lo último que se escucha y lo único que queda claro es que Mario Borges está dispuesto a todo.
El marginal 2. Estreno los martes, a las 22, por la TV Pública (repite el domingo, a las 23). Desde las 23 por Cont.Ar
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