El fugitivo: la relectura de Los Miserables que supo tener el episodio más visto en la historia de la televisión estadounidense
La serie creada por Roy Huggins se emitió entre 1963 y 1967, pero dejó su huella en la cultura popular y, décadas más tarde, tuvo su adaptación al cine
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Dos personajes, el cazador y el cazado. El primero era el teniente Philip Gerard (Barry Morse) y el segundo era el doctor Richard Kimble (David Janssen), al policía lo motivaba la sed de justicia, a Kimble también. La premisa detrás de El fugitivo era tan simple que parecía imposible que se convirtiera en un éxito. La leyenda cuenta que luego de terminar de filmar el primer episodio, Morse le preguntó a su compañero mientras caminaban hacia su auto: “¿Piensas que vamos a tener más de dos semanas de trabajo con esto?”. La serie duró cuatro temporadas, y se transformó en una de las más famosas de todos los tiempos.
En brillante blanco y negro, un hombre en un tren mira por la ventana mientras fuma, y una voz en off lo dice todo: “Nombre: Richard Kimble. Profesión: doctor en medicina. Destino: patíbulo en la prisión estatal. Richard Kimble es inocente, pero se lo declaró culpable. Lo que no pudo comprobar fue que momentos antes de descubrir el cadáver de su esposa se topó con un hombre que huía de las cercanías de su casa. Richard Kimble medita sobre su destino mientras ve el mundo por última vez. Solo ve oscuridad, pero en esa oscuridad el destino mueve sus hilos”. Un accidente fortuito descarrila el convoy dándole al protagonista la oportunidad de escapar. A partir de ese momento y durante 120 episodios, Kimble intentará encontrar al hombre manco responsable de la muerte de su esposa, al mismo tiempo que escapará una y otra vez del policía obsesionado con su captura.
Un fugitivo entre la ficción y la realidad
Cuesta dimensionar con ojos actuales lo que significó para la audiencia esta serie, cuyo primer capítulo se emitió el 17 de septiembre de 1963. De por sí, la idea de un hombre condenado por un crimen que no cometió si bien parece remanida, en su momento encendió más de una alarma. Roy Huggins -creador de la idea y artífice de otros éxitos como Maverick o Archivo confidencial (The Rockford Files)- aseguró que no fue sencillo convencer a los productores porque la premisa no dejaba muy bien parado al sistema de justicia estadounidense. Golpeó y golpeó puertas hasta que llegó a las de ABC, donde se mostraron encantados con la idea, dejándolo desarrollarla tal cual la había imaginado.
Y es que El fugitivo era un éxito casi se diría probado, porque su punto de partida conectaba directamente con la obra de Víctor Hugo, Los miserables. Richard Kimble no era otra cosa que un moderno Jean Valjean, mientras que su perseguidor guardaba más de una similitud con el implacable inspector Javert.
Pero no era la única referencia, porque al momento de escribirse el primer borrador del programa en la sociedad de entonces estaba muy presente el caso de Samuel Sheppard, médico que en 1954 fue acusado de matar a su mujer y que en su alegato aseguró que vio a alguien alejarse del lugar esa noche. Luego de una persecución mediática, fue condenado a cadena perpetua, y exonerado en 1966.
A pesar de las obvias similitudes entre ficción y realidad, el escritor Roy Huggins negó constantemente que su historia tuviera algo que ver con el caso Sheppard. Él lo veía como un western moderno, e incluso le gustaba contar a sus conocidos que una noche llamó a su esposa al dormitorio conyugal y le pidió que le hiciera una foto, cuando ella le preguntó el motivo, el guionista contestó: “Acabo de tener la mejor idea para una serie de televisión y quiero recordar para siempre este momento”. La imagen enmarcada lo acompañó hasta el final de sus días.
La serie más vista de la historia
Cuando Robert Stack (que acababa de terminar Los intocables) dijo que no le interesaba el proyecto, los productores fueron a por David Janssen. Si bien el actor tenía experiencia de sobra, tanto en el cine como en la televisión, en ninguno de los dos formatos había logrado alcanzar el nombre propio que tuvo con la serie. Pero tanto a Huggins como al productor Quinn Martin les gustaba su imagen de vulnerabilidad, alejada del prototipo del protagonista de policiales de entonces. Fans del programa se tomaron el trabajo de consignar cada uno de los predicamentos que sufrió Kimble en sus cuatro años de huida, que resultaron ser: una explosión que lo dejó ciego, cuatro puñaladas, ocho heridas de bala, amnesia, neumonía, un accidente de automóvil, tres conmociones cerebrales y 30 peleas. Solo por ese récord de sufrimientos es que merece entrar en la historia.
Esta muestra de fanatismo fue apenas una de las muchas que recibieron los actores a lo largo de la serie. David Janssen solía recibir muchas cartas de la cárcel, donde prisioneros le pedían ayuda por estar atravesando su mismo predicamento. Barry Morse solía cruzarse por la calle con personas que lo paraban y le decían: “Deje en paz al pobre doctor Kimble, el verdadero asesino es un hombre manco”. También una vez, estando en un restaurante de Londres, un mozo le entregó una nota que decía: “Kimble está en la cocina”. Y en Alemania, en ocasión de la visita de Jannsen, una revista invitó a sus lectores a que lo persiguieran durante su estadía en Berlín.
A los artistas les divertía semejante nivel de entusiasmo en los espectadores. Tanto que en diferentes entrevistas llegaron a decir que el verdadero final del programa era con Kimble en una playa leyendo en el diario la noticia de que el hombre manco había sido ejecutado. Enseguida se levantaba y se veía que en realidad su brazo derecho era una prótesis, dando a entender que en realidad siempre fue él el asesino.
No fue lo que se vio en el capítulo doble final, emitido en agosto de 1967. Allí finalmente el médico se enfrenta al hombre que asesinó a su esposa, y cuando está a punto de morir en lo alto de una torre, un disparo certero de Gerard mata al criminal y termina con el predicamento del protagonista. Durante una década fue el episodio más visto en la historia de la televisión, hasta que llegaron Dallas y la muerte de J.R. Curiosamente en nuestro país, al que la serie llegó en 1964, el desenlace de la historia no pudo quebrarle el brazo a propuestas locales, que lo superaron en audiencia.
Final y un nuevo comienzo
Con la última temporada en colores, y una serie de nuevas ideas que no prosperaron como sumarle un niño al protagonista en busca de atraer al público joven, o extender los destinos de escape hacia Hawai, México o Puerto Rico, Jannsen cansado del ritmo de rodaje dijo basta. Con lo hecho alcanzaba para dejar a la serie en lo más alto de lo conocido hasta ese momento, incluso dándose el lujo de un último capítulo conclusivo, que no dejara cabo suelto, una curiosidad para la época.
Sin embargo, no fue la última carrera del doctor Kimble. En 1993, Harrison Ford protagonizó junto a Tommy Lee Jones una remake cinematográfica que repitió trama y éxito. Y no fue cuestión de espectadores nostálgicos, sino de una base argumental que había resistido el paso del tiempo, y se beneficiaba por la espectacularidad de la pantalla grande y las nuevas tecnologías.
En el 2000, inspirada más por el film que por el original se estrenó en pantalla chica una nueva versión de El fugitivo, a cargo de Tim Daly. Sin nada nuevo que ofrecer, el proyecto se diluyó luego de tan solo una temporada. Desde entonces, El fugitivo no se ha visto obligado a volver a escapar en busca de su inocencia. Al menos por ahora.
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