La historia de El Eternauta, un proyecto maldito que Netflix convertirá en serie
Netflix realizó un gran anuncio el miércoles pasado en nuestro país que para muchos era un sueño imposible: la producción de una serie basada en El Eternauta, la mítica historieta argentina realizada por Héctor Germán Oesterheld y Francisco Solano López. El desembarco del icónico héroe a la pantalla es desde hace décadas un proyecto postergado, por este motivo repasamos cuáles fueron los conflictos alrededor de esta obra y por qué este personaje que ya cumplió 62 años, aún es considerado el más grande exponente de la historieta argentina de aventuras.
Vida y obra de Juan Salvo
La saga de El Eternauta es la tragedia de Juan Salvo, el sobreviviente de una invasión alienígena que fue condenado a viajar en el tiempo. Su testimonio, al comienzo de la historia, es recogido por un guionista que escucha con atención aquello que podría pasar en pocos años. Se trata de una guerra sin cuartel en Buenos Aires contra un poderoso ejército extraterrestre. El relato comienza con Juan Salvo, su familia y sus amigos, todos reunidos en su casa jugando al truco. De golpe aparece una nevada que mata todo lo que toca y que le exige al protagonista improvisar un traje aislante que le permita salir a la calle. Desde ese momento, Salvo protagoniza pequeñas y grandes batallas contra el ejército invasor, los cascarudos, los gurbos y los Manos, caras reconocibles del ejército rival y quienes a su vez, responden ante un entidad superior. El protagonista junto a sus amigos, a su esposa e hija y a nuevos aliados, se convierte en un hombre clave en esa lucha que como se intuye desde un primer momento, no parece destinada a un final feliz.
El Eternauta se editó entre 1957 y 1959 en la revista Hora cero semanal. Esa publicación era propiedad de Oesterheld y allí el guionista escribía distintas historietas para las que formaba equipo con verdaderos monstruos del medio como Hugo Pratt o Alberto Breccia. Poco después de su lanzamiento, El Eternauta se convirtió en uno de los mayores atractivos de la revista. Los sólidos dibujos de Solano López y la atrapante aventura de Osterheld fascinó a los lectores, quienes redescubrían Buenos Aires como el epicentro de una fantástica batalla. "El Eternauta fue mi versión de Robinson Crusoe, solo, rodeado, preso, no ya por el mar sino por la muerte", dijo alguna vez el guionista sobre su personaje más popular. Y ese tinte trágico que Juan Salvo cargó sobre sus espaldas, de manera profética alcanzó al propio Oesterheld.
El enorme legado de Oesterheld
"El único héroe válido es el héroe en grupo, nunca el héroe individual", el guionista en varias oportunidades se refería así a la lógica de sus aventuras. Para Héctor Germán Oesterheld, el corazón de sus protagonistas tenía que ver con el llamado "héroe colectivo", el grupo humano que logra armar un frente común y derrotar al villano que amenaza con someterlos. Para el autor ese rival podía ser algo concreto como unos invasores o algo más abstracto como la guerra. Y en sus títulos más importantes siempre reflejó esa necesidad por unirse bajo una misma bandera y resistir hasta las últimas consecuencias, una filosofía que el propio guionista llevó en su vida.
En sus años de mayor producción, Oesterheld fue clave en el mercado de las historietas en la Argentina, no solo por fundar la editorial Frontera y desde allí lanzar distintas revistas, sino también por escribir cómics imprescindibles para el mercado local. Porque más allá de El eternauta, él cuenta con muchos títulos que merecen la misma atención, como Ernie Pike, Ticonderoga, Rolo, el marciano adoptivo, Sherlock Time y especialmente Mort Cinder, quizá su mejor pieza.
En la edición española publicada por RM y editada en 2013, Juan Sasturain escribió en el prólogo: "En sus historias, la aventura se produce cuando un hombre común marcado por la rutina (...) se enfrenta a una situación extrema que lo saca de contexto, lo pone a prueba, le muestra que la vida puede ser otra cosa (...). La aventura no es un pasatiempo, ni una fuente de adrenalina sino es el lugar donde el hombre encuentra o reconoce su destino, donde la vida es lo que se supone que debería ser". Esta apreciación reconoce el espíritu de la primera aventura de El eternauta, despojada de lecturas políticas y centrada exclusivamente en las vivencias de un personaje que encuentra en la tragedia su propia razón de ser, su esencia más inmediata. Poco después, la percepción de Oesterheld cambiaría radicalmente y su mirada política modificaría no solo su vida, sino también su obra.
Debido a su militancia en Montoneros, Oesterheld en los setenta debió pasar a la clandestinidad. Sus cuatro hijas habían sido desaparecidas y solo su mujer Elsa quedaba en la casa familiar. El profundo amor del guionista por su trabajo lo llevó a escribir mientras se escondía en viejas redacciones, instancia en la que escribió El eternauta II. Tanto esa secuela, como la remake del cómic original dibujada por Breccia contenían una lectura política evidente. Héctor fue capturado el 27 de abril de 1977 en La Plata y su asesinato se produjo en 1978. Su legado impactó profundamente en el panorama de la narrativa argentina, pero mientras su vida física se apagaba, El eternauta emergía con una fuerza inusitada y lectores de todo el mundo se cautivaban ante la poderosa saga de Juan Salvo. La ironía del asunto fue que a pesar de enfrentar numerosas luchas contra los invasores, el peor de los escenarios encontró al héroe en el centro de una extensa batalla legal.
La lucha por El eternauta
La historia sobre los herederos de Oesterheld y Solano López recuperando los derechos de El eternauta es un conflicto legal de gran complejidad, que además impactó directamente en la posibilidad de una adaptación. Originalmente la dupla de historietistas eran los dueños del personaje, pero en los setentas, el guionista se encontraba en un momento muy delicado económicamente y por ese motivo saldó deudas vendiendo dibujos originales a una imprenta. Esa imprenta a su vez vendió dichas páginas a coleccionistas que en su mayoría se encontraban en Europa. Entre esos originales estaba casi todo El Eternauta. En ese momento aparece en escena un editor italiano que le propone a Oesterheld escribir una secuela junto a Solano López, a cambió de recuperar el material original. Una vez recobradas las páginas vendidas, el editor se la da a Alfredo Scutti, su socio en la Argentina. Con esos originales recuperados, se lanza por primera vez el compilado de El Eternauta.
En julio de 1982, Scutti le compra a Elsa Oesterheld los derechos por todo lo que comprendía El Eternauta, en un trato que no estaba del todo claro porque desconocía a Solano como coautor de la obra (el dibujante en ese momento se encontraba exiliado en España). A lo largo de las décadas posteriores, Scutti a través de su editorial Record reeditó El Eternauta en numerosas ocasiones en el conocido formato apaisado, pero a mediados de los noventa, Solano, ahora instalado en Brasil, decidió recuperar los derechos. Para eso se pone en contacto con Martín y Fernando, los nietos de Osterheld, y así comienza una serie de juicios para recuperar la totalidad de los derechos. Según cuenta Andrés Accorsi, periodista especializado en historietas, Scutti "hizo mil desastres". "Él no permitió que en el evento Fantabaires se diera los premios Eternauta porque decía que la marca era de él, y que había que pagarle para usarla. Obviamente a medida que la popularidad de la historieta fue creciendo, se le fue yendo de las manos. Todo cobró una dimensión masiva, popular y hasta política que ya excedió por completo cualquier papel que Elsa hubiera firmado en los setenta. O sea que de a poco se fue aclarando todo", dijo.
La batalla por El Eternauta llegó hasta la Corte Suprema de Justicia, instancia en la que en agosto de 2018, los derechos sobre el personaje finalmente volvieron a manos de los hijos de Solano López (quien murió en 2011) y a los nietos de Oesterheld.
El Eternauta en el cine, un proyecto maldito
La intención de llevar a Juan Salvo a la pantalla grande fue un proyecto que pasó por varias manos, pero fueron dos las personas que más cerca estuvieron de concretar el film. Adolfo Aristarain en varias ocasiones mostró su entusiasmo por dirigir una versión del cómic y en una entrevista concedida en 1998 a LA NACIÓN se refirió a este tema : "No llegué a hacer el guion porque siempre hubo problemas con los derechos y creo que los sigue habiendo. Además creo que el problema es otro: es una película muy cara y donde no hay plata en serio no se puede hacer. Y terminás haciéndola con los yanquis, con lo cual hacés una película de ellos y la base de El Eternauta es que es muy porteña. Cuando me metí con el proyecto, mandé una traducción a los Estados Unidos. Era el momento en que había salido V-Invasión Extraterrestre y de allí me contestaron que era igual a V".
Debieron pasar varios años hasta que El Eternauta volviera a sonar con fuerza como un proyecto cinematográfico. En 2008, Lucrecia Martel fue convocada para dirigir una adaptación en la que tentativamente iba a participar la productora de Pedro Almodóvar. Sin perder tiempo, la responsable de La Ciénaga comenzó a trabajar en el título: "Hice el esfuerzo de adaptar la historia, junto con otra gente, con mucho fervor. Comparadas con ese entusiasmo, la decisión de los productores de no hacerla fue miserable".
Por fuera de los proyectos oficiales, el mundo de Juan Salvo siempre fue de gran interés para realizadores audiovisuales que si bien no pudieron concretar ningún largometraje, sí se aventuraron a esa Buenos Aires invadida. En 2014, en el marco del evento Comicópolis, se realizó una muestra titulada Huellas de la invasión, en la que se exhibían pruebas que aseguraban que la de El Eternauta había sido una historia verídica. Esa cuidada reconstrucción del mundo creado por Oesterheld presentaba un breve documental que mostraba a los argentinos resistiendo el embate enemigo, uno de los cortos más logrados ambientados en el mundo ilustrado por Solano López. Por otra parte, la figura de Oesterheld inspiró varios documentales y una imperdible miniserie titulada Germán, últimas viñetas, protagonizada por Miguel Ángel Solá.
La llegada de Juan Salvo a Netflix
De este modo, el anuncio de Netflix parece finalmente hacer justicia por la obra. Y no solo porque con el entramado legal resuelto se pudo concretar el proyecto, sino también porque se trata de una producción que promete estar a la altura de unas expectativas que se están cocinando desde 1957. Con la dirección de Bruno Stagnaro y la colaboración de Martín Oesterheld, la serie llegará en pantalla entre finales de 2021 y comienzos de 2022, y se trata indudablemente del proyecto más ambicioso de Netflix no solo en Argentina, sino incluso en la región.
¿Una serie de El Eternauta? Sí, esto va a pasar de la mano de Netflix. Yo también estoy gritando. ¿Cuándo sale? Entre el 2021/2022. pic.twitter.com/s9PGX9KDXO&— CheNetflix (@CheNetflix) February 19, 2020
Un dato no menor y que va más allá del genuino entusiasmo que genera este anuncio entre los fans, tiene que ver con la inversión que significará una producción de estas dimensiones. Así la máxima del guionista sobre la importancia del héroe colectivo tendrá su correlato en la actualidad, cuando profesionales de distintos ámbitos audiovisuales, encabezados por el mencionado Stagnaro, lleven adelante la titánica tarea de contar esa épica con la que Oesterheld cambió para siempre el panorama de la historieta argentina y mundial.
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