Édgar Ramírez, sobre su protagónico en la serie basada en un escalofriante caso real: “Es el ser más oscuro que he interpretado”
El venezolano está al frente de la nueva temporada de Dr. Death, la miniserie de Universal+ en la que interpreta al doctor Paolo Macchiarini, desde su salto a la fama, tras realizar el primer trasplante de un órgano sintético en el mundo, hasta su caída por el fracaso de sus operaciones experimentales
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“Escalofríos” es la palabra que utiliza Édgar Ramírez para definir la sensación que le generó ponerse en la piel de su nuevo personaje. Lejos de su Venezuela natal, a la que no puede volver por ser crítico al gobierno de Nicolás Maduro, el intérprete ya es una figura destacada de Hollywood. Desde su arribo a Los Ángeles hace dos décadas, no deja de sorprender con sus protagónicos en historias reales como Carlos, el film que retrata la vida del célebre terrorista venezolano Ilich Ramírez, más conocido como Carlos, El Chacal; American Crime Story: El asesinato de Gianni Versace, la serie sobre el fatídico final del icónico diseñador italiano; La red avispa, donde un grupo de espías cubanos se instala en Miami, luego la caída de la ex Unión Soviética; o Manos de Piedra: La verdadera historia de Roberto Durán, la biopic en la que interpreta al boxeador panameño, entre otras. Esta vez, Ramírez asume otro difícil desafío al ponerse al frente de la segunda temporada de Dr. Death, la saga inspirada en un exitoso podcast homónimo que narra historias reales de médicos que, lejos de cumplir con su juramento hipocrático, causaron daños irreversibles a sus pacientes.
En la nueva temporada, que se estrena en la pantalla chica este miércoles por Universal+, se presenta el caso de Paolo Macchiariani, el primer cirujano en hacer un trasplante con un órgano sintético, planteando una posible solución a dos problemas: la falta de donantes y el rechazo de órganos por algunos parte de algunos pacientes trasplantados. Catalogado en ese entonces como “El hombre milagro”, pronto su fama dio lugar a la discusión acerca de si se trataba de un salvador o un farsante.
A través de ocho episodios se puede descubrir la verdadera historia detrás del médico italiano que provocó la muerte de siete de los nueve pacientes que recibieron implantes prostéticos en reemplazo de sus tráqueas, entre 2011 y 2014; el primero de esas intervenciones se produjo en el hospital Universitario Karolinska de Estocolmo, en Suecia, una institución que pasó del prestigio al descrédito de un momento a otro.
La trama de Dr. Death avanza y retrocede en el tiempo para revelar cómo logró seducir a la comunidad médica de mayor prestigio a nivel internacional para que respaldara sus operaciones experimentales. Incluso la periodista de investigación norteamericana de la cadena NBC, Benita Alexander -interpretada en la ficción por Mandy Moore- quien produjo un documental sobre los “milagros médicos” del doctor Macchiarini cayó rendida a sus pies y llegó a comprometerse con él.
Doctor Muerte
En diálogo con LA NACIÓN, Ramírez reconoció que interpretar al cirujano italiano significó “un gran reto” en su carrera: “Como actor sé que no debo juzgar a mi personaje porque estoy a su servicio. Pero Macchiarini no me caía bien. Me parecía un hombre arrogante y agresivo. Nunca llegué a entender cómo logró manipular a tanta gente. Es sin dudas el tipo más oscuro que he interpretado: él sabía los nombres de los pacientes, los nombres de las familias, y actuaba sin medir las consecuencias”.
—¿Qué te atrajo de esta historia?
—Fue una combinación de factores. Principalmente me atrajo el guion; me gustó que en el corazón de una historia sobre crímenes reales existiera una historia de amor escondida. Ese elemento hace a la pieza muy interesante y la trasforma en una historia llena de mentiras y secretos con consecuencias mortales.
—¿Y el personaje principal?
—Me llamó la atención porque es profundamente manipulador y patológicamente narcisista. En él no existe la introspección, ni la culpa. No hay un solo momento en toda la historia en que él reconozca algo: un error, una mentira, una falsedad o un secreto. Todas sus acciones están perfectamente justificadas en su propia fantasía. Da escalofríos de solo pensarlo. No solo mentía sobre sus investigaciones y avances médicos, sino también sobre su vida personal.
—¿Cómo te preparaste para interpretar el rol? ¿Tuviste algún tipo de contacto con Macchiarini?
—No tuve contacto con él. No es la primera vez que interpreto a una persona que existe en el mundo real. Para mí, en estos casos, lo más importante es crear el personaje a partir de los hechos. Mi idea fue tratar de hacer una aproximación, lo más cercana posible, a las características que hicieron a este personaje merecedor, para bien o para mal, de una historia basada en él. Vi documentales y tuve acceso a otros documentos sobre la etapa de su vida en que se comenzó a caer el castillo de naipes que había construido. Incluso consulté con un amigo cirujano para comprender los dilemas éticos que plantea la medicina. Puse mucho foco en entender a este personaje que rompió todas las reglas para su propio beneficio, y cómo logró engañar a todo el mundo; incluso al comité del Premio Nobel de medicina en Suecia.
—¿Él era consciente de lo que hacía?
—No lo creo. Me pareció muy interesante caminar un personaje que básicamente vive una fantasía que él mismo ha creado. Paolo Machiarini no siente para nada que él sea un mentiroso o que sea un manipulador. Vive en una fantasía como los niños: los niños no mienten; los niños fantasean. Es una cosa distinta. Dentro de ese contexto, un poco como la actuación también. La actuación es una exploración real dentro de un contexto que es ficticio. Pero todo lo que sucede dentro de esa exploración, dentro de ese contexto, es real.
—¿Su vida era una ficción?
—Creo que eso fue lo que este personaje aplicó a su vida profesional y a su vida personal. Las consecuencias fueron aterradoras. Sus actos causaron muertes y su conducta fue inaceptable. Engañó a muchas personas en su vida. En especial a sus pacientes y sus familiares, que depositaron en él todas sus esperanzas y él les mintió directamente en la cara. Pero a los pocos años todo se derrumbó. Creo que se debe a varios factores. A veces hay ciertas posibilidades que son tan atractivas que ignoramos las señales de alarma, las red flags como dicen en inglés. Intentamos racionalizar eso que se nos está ofreciendo porque es muy atractivo, aunque sea demasiado bueno para ser cierto.
—Engañó a pacientes pero también engañó al mundo de la ciencia... ¿Es más fácil manipular a alguien que necesita creer?
—Dentro del ser humano existe también la capacidad de creer y la necesidad de confiar. La posibilidad de creer en algo sin ningún tipo de reserva responde a la gran cantidad de historias inconclusas que tenemos dentro, independientemente de cuán informados estemos, de cuán educados estemos, de cuánta experiencia hayamos tenido, de cuánto éxito profesional, personal, material hayas tenido. Todos los seres humanos tenemos historias inconclusas: fantasías no logradas, sueños no logrados, cabos que están sueltos. Los grandes manipuladores y los estafadores saben identificar esos cabos sueltos para poder ejecutar sus proyectos del horror, se trata de personas muy inteligentes. En el caso de este personaje, él llevó su narcisismo al máximo, manipulando tanto en el ámbito profesional como en personal, utilizando los mismos métodos.
—Siempre interpretás a personajes latinos, ¿te sentís limitado por Hollywood?
—Me siento muy feliz, muy agradecido, muy satisfecho por las experiencias maravillosas que he tenido en mi carrera interpretando roles que sufren transformaciones totales y siempre es una satisfacción hacer personajes fascinantes que vengan de nuestra cultura ya sea en Hollywood, en Europa o en América Latina.
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