Desde su llegada a la televisión japonesa en 1986, Dragon Ball y posteriormente Dragon Ball Z, se convirtieron en fenómenos globales; sin embargo, el camino a la fama exigió no pocas modificaciones para conseguir la atención del público
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Akira Toriyama, el padre de Dragon Ball, era un popular historietista dedicado al humor. Más allá de su interés por las aventuras, el primer cómic que lo llevó a convertirse en uno de los nombres más importantes en Japón fue una parodia llamada Dr. Slump, centrada en una niña robot y su absurda cotidianeidad. En esa historieta, Toriyama reflejaba su amor por el humor escatológico, las sátiras de superhéroes, y una dosis de comedia picaresca de era parte de su ADN como autor. Pero cuando Dr. Slump llegó a su final, en 1984, el autor decidió embarcarse en un nuevo proyecto, protagonizado por un niño con cola de mono.
La evolución Dragon Ball
El 3 de diciembre de 1984, la revista de antología Shonen Jump recibió en sus páginas el primer episodio de un nuevo cómic, titulado Dragon Ball. La historia de un niño llamado Goku y su búsqueda por encontrar las siete bolas de dragón, contenía principalmente elementos de comedia y no tanto de pelea. Aunque el humor era ingenioso y los diálogos ágiles, lo cierto es que la respuesta del público era más bien tibia. Ante el fantasma de la posible cancelación, el editor de la obra, un experto en el rubro llamado Kazuhiko Torishima, le recomendó a Toriyama que pusiera el acento en los combates. El autor entonces sacó de la manga el torneo de las artes marciales, que fue el recurso con el que Dragon Ball comenzó paulatinamente a reinventarse como un título de peleas. De ese modo, el pequeño Goku enfrentaba a rivales de mayor poder, hasta convertirse en un adulto que incansablemente se dedicaba a salvar el mundo.
Cuando Dragon Ball llegó a su último capítulo, en junio de 1995, el cómic se despidió convertido en un imbatible en materia de ventas, con infinidad de productos licenciados, entre los que se destacaban videojuegos, muñecos y remeras, entre otros tantos ítems de colección. La cara de Goku alcanzaba para vender cualquier producto, y los japoneses caían rendidos ante el encanto de un personaje cuya popularidad no dejaba de crecer. Sus historietas, que se distribuían de a millones, se confirmaban como el título más vendido en su país natal (al menos hasta ese momento); y aunque esa historia había terminado, su fama se instalaba en el resto del mundo a través de una adaptación animada que también contó con varios problemas.
Una serie sin rumbo
En Japón es habitual que las historietas dueñas de un éxito reconocible reciban una adaptación animada para la televisión. Y Dragon Ball no fue la excepción a eso, aunque los productores no tenían muchas esperanzas puestas en una serie basada en las aventuras del pequeño Goku. Por ese motivo, la intención fue proponer una historia de colores fuertes y gran dinamismo, con el fin de atraer a un público que quizá ni siquiera leía el cómic. El mismo Akira Toriyama se involucró en la producción de la serie animada, y eligió personalmente a la actriz vocal Masako Nozawa para que interpretara a Goku.
El primer capítulo de Dragon Ball llegó a las pantallas niponas el 26 de febrero de 1986, aunque como tanto temían los productores, la devolución de los televidentes fue poco favorable. En la misma tónica de lo que había sucedido con el inicio del manga, el público no se interesó demasiado por esas primeras aventuras, que ponían el acento en el humor más que en las peleas. El panorama no era muy alentador, porque el rating no solo empezó bajo, sino que semana a semana no dejaba de descender.
La historia se repetía, y a Dragon Ball en la tele también le tomó tiempo encontrar un camino hacia una masividad que resultaba esquiva. Por ese motivo convocaron a un nuevo director para que asumiera el cargo de darle una vuelta de tuerca a la serie animada, justo cuando iba a comenzar la siguiente etapa de la historia, titulada originalmente Dragon Ball 2.
La importancia de Z
En el índice que figura en la web IMDB sobre las series mejor puntuadas por el público, Dragon Ball Z figura en el puesto 71, un lugar nada despreciable teniendo en cuenta que el número 80 lo tiene una ficción del prestigio de Ted Lasso. Pero entonces, ¿cómo es que la saga de Goku se metió en un ranking ocupado principalmente por dramas y comedias de la televisión norteamericana? La respuesta está vinculada a la gigantesca popularidad y fidelidad que generó ese título a nivel global. Cuando la primera parte de la trama, centrada en la infancia de Goku, llegó a su conclusión, comenzó una segunda tanda de episodios que iba a llamarse Dragon Ball 2, pero que pronto la producción la modificó por el mucho más atractivo título de Dragon Ball Z.
Con el director Kozo Morishita al frente (un veterano de la industria que había coordinado la adaptación animada de Los caballeros del zodíaco), las nuevas aventuras entraron en una etapa de combates grandilocuentes, batallas en las que se jugaba a diario el destino de la Tierra, y un desfile de héroes y villanos de enorme carisma. El elenco se multiplicó y el público de Japón cayó rendido ante el fascinante relato de Goku, Vegeta, Gohan y el resto de esos personajes.
Dragon Ball Z se extendió a lo largo de 291 episodios, que se emitieron entre 1989 y 1996, con un rating lo suficientemente alto como para que la saga se extendiera más allá de la historieta y diera origen a un tercer título bautizado Dragon Ball GT. Y con Japón totalmente entregado a Goku y compañía, solo quedaba por delante salir a la conquista del mundo.
Un éxito sin fronteras
Resulta difícil encontrar una ficción que haya podido derribar tantos límites geográficos como hizo Dragon Ball Z. Ya son varias las generaciones que transitaron su niñez o adolescencia acompañados de Goku, cuyo característico pelo es tan reconocible como las orejas de Mickey Mouse. A comienzos de los noventa, en países como España, Francia e Italia, Dragon Ball se convertía en un fenómeno y punta de lanza para la llegada de otras ficciones japonesas.
Con respecto a los Estados Unidos, allí hubo un primer intento de lanzar la serie que fracasó porque la productora encargada de distribuirla procedió a censurar los capítulos para suavizar algunos chistes y escenas violentas. Con el paso de los años, y la comercialización en nuevos formatos como el DVD o el Blu-ray, Dragon Ball Z fue relanzado sin ningún tipo de recorte y su éxito se impuso en ese país, superando por mucho las ventas de otros clásicos de esas tierras, como Superman y Batman.
En terreno argentino, la situación fue ligeramente similar a la de los Estados Unidos. Luego de un fallido paso por ATC durante el año 1994 (en donde se estrenaron algunas de las películas con el doblaje español y los episodios iniciales en una versión que hacía aberrantes modificaciones, como rebautizar Cachito a Krilin), Magic Kids estrenó en 1997 esa serie, que rápidamente caló profundo en el público local. El director de contenidos de esa señal infantil, Jorge Contreras, confió en un producto que no tardó en convertirse en emblema del canal y que, como sucedió en tantos otros países, revolucionó el consumo de ficciones animadas apuntadas al público infantil y juvenil.
Hasta el día de hoy, y de forma casi ininterrumpida, Dragon Ball Z continúa en las pantallas argentinas desde hace más de 25 años, un récord que, a excepción de Los Simpson, ningún otro título extranjero puede ostentar.
Las mejores películas
Una de las novedades más importantes con respecto a Dragon Ball Z, es la llegada de todas sus películas a la plataforma Crunchyroll. A lo largo de todos los años que estuvo en pantalla, en Japón se estrenaron en cines trece largometrajes animados que contaban historias complementarias a la trama principal (con el tiempo llegarían varias películas más, ubicadas en el marco de la última serie, Dragon Ball Super).
En la Argentina, cuatro de esos largometrajes llegaron a los cines, mientras que el resto fue comercializado en VHS en kioscos de revistas. Y luego de años sin encontrarse disponibles de manera oficial, finalmente todos esos films vuelven a la pantalla, a través de la mencionada plataforma streaming dedicada al animé. De ese numeroso grupo de películas, estas son las que no hay que dejar pasar:
1. La batalla decisiva por la Tierra (1990): un saiyajin idéntico a Goku invade el planeta, y comienza a pelear contra el protagonista. El villano de la trama, un poderoso guerrero llamado Turles, se vale de un misterioso fruto para aumentar su poder, al punto de poner contra las cuerdas al propio Goku. Este fue el primer largometraje de la saga que se estrenó en cines argentinos, durante el año 1998.
2. Los guerreros más poderosos (1991): en viaje al planeta Namek, los protagonistas deben enfrentarse por segunda vez a Cooler, el hermano del peligroso Freezer. Este es el primer film en el que aparece Vegeta, que lucha codo a codo junto al protagonista.
3. Broly, the Legendary Super Saiyan (1993): este título marca la aparición de uno de los personajes más relevantes del universo Dragon Ball. Se trata de Broly, un mítico saiyajin capaz de doblegar a cualquiera de los héroes.
4. Broly: Second Coming (1994): los pequeños Goten y Trunks son los protagonistas de este film, en el que se enfrentan a Broly. El villano reaparece en una aldea remota, y los hijos de Goku y Vegeta deberán encontrar el modo de detener al poderoso saiyajin.
5. Fusion Reborn (1995): sin lugar a dudas, una de las mejores historias ancladas en la continuidad de Dragon Ball. Desde el reino del más allá, un demonio se enfrenta a Goku y Vegeta, mientras se lanza en la Tierra una invasión a gran escala, que exige la unión de Goten y Trunks. Fusion Reborn es un film sin descanso, que presenta varias de las mejores batallas de esta franquicia.
Dragon Ball se encuentra disponible en HBO MAX y Crunchyroll.
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