La ficción médica, centrada en un atípico profesional especialista en diagnósticos difíciles, fue un fenómeno que revolucionó la pantalla chica
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En noviembre de 2004, llegó a las pantallas de Estados Unidos una ficción médica llamada Dr. House. Poco a poco, la serie comenzó a ganar un público fiel a medida que todos descubrían que la medicina quizá no era el eje de la trama, sino la repelente (pero fascinante) personalidad del protagonista. Y con el tiempo, Dr. House se convirtió en uno de los grandes imbatibles del rating, que superó por mucho las expectativas más optimistas.
Una serie centrada en la investigación
A comienzos del año 2004, la señal FOX buscaba un proyecto que hiciera foco en el mundo de las investigaciones. La NBC tenía La ley y el orden, y CBS contaba con CSI, dos propuestas de gran éxito, basadas ambas en atractivas investigaciones. En ese momento, aparece en escena Paul Attanasio, un reconocido productor que ofreció una idea en esa línea.
Attanasio era muy seguidor de una columna publicada en el New York Times, que contaba el modo en el que distintos equipos de médicos, se enfrentaban a pacientes con enfermedades de lo más atípicas. Sobre esa base, Attanasio le propuso a FOX desarrollar una serie de investigaciones, pero ambientado en el mundo de la medicina, con un grupo de médicos al frente del relato. El canal le dio luz verde al show, y el productor le encargó la escritura del piloto a David Shore. Pero cuando el guionista empezó a trabajar, no pudo evitar traicionar el pedido del productor, según comento en una nota: “Mientras más escribía, menos funcionaba la idea de hacer un show sobre investigaciones, y más vida cobraba el personaje central”.
Inesperadamente, de la mente de Shore surgió un médico misántropo, desinteresado en los vínculos afectivos tradicionales, adicto al vicodin debido a un dolor crónico (House viene de “History of Use”, jerga médica que hace referencia a un historial de adicciones o dolencias), pero brillante en cada una de sus deducciones. En ese sentido, una de sus principales influencias, provenía de una figura clave de la literatura de misterios, Sherlock Holmes. Shore basó numerosos rasgos de su House a partir del detective de la calle Baker, haciendo del poder deductivo y su incalculable conocimiento sus principales bazas.
House era tan perfecto como médico, como imperfecto en el entramado social que giraba a su alrededor, e indudablemente tenía un potencial infinito como criatura televisiva.
Hugh Laurie, el House perfecto
La producción de la serie necesitaba un actor que lograra un complejo equilibrio: interpretar a un personaje despreciable para sus compañeros, pero fascinante para el público. Había que amar el rechazar a House (o quizá, rechazar el amar a House). Por ese motivo, el intérprete debía ser elegido meticulosamente, porque un paso en falso podía significar malograr la solidez del primer guion. Patrick Dempsey se postuló para el papel, solo para luego retirarse hacia otro drama médico, llamado Grey´s Anatomy. Kyle MacLachlan hizo el casting pero no pudo lucirse, como sucedió también con otros nombres como Denis Leary, Rob Morrow y David Cross. Entre los candidatos, se encontraba Hugh Laurie, un actor británico que había hecho algunos pequeños papeles en cine y televisión.
Laurie se encontraba en Namibia filmando El vuelo del Fénix cuando llegaron a sus manos las escenas que debía memorizar para la prueba de casting. Al momento de hacer la videollamada, el actor se acomodó en el baño de su habitación de hotel, “porque era el único lugar con buena luz”. Bryan Singer, productor asociado y director del futuro piloto, se mostró entusiasmado por la prueba, y sin saber que Laurie era inglés, exclamó: “¡Ven, esto es lo que necesitamos, un tipo bien norteamericano!”. El actor, por su parte, estaba muy relajado. Luego de leer las escenas que recibió, en las que no figuraba el título del proyecto, Laurie estaba convencido que House era un secundario que asistía a quien pensaba que era la estrella del show, el doctor Wilson. Poco tiempo después, recibió un llamado de la producción: había sido elegido para interpretar a Gregory House, el protagonista de la historia.
La importancia de Ran Laurie
Con todo listo para empezar el rodaje, FOX exigió un cambio. En la premisa original, House utilizaba una silla de ruedas, pero el canal solicitó una modificación al respecto. Shore y su equipo, cambiaron entonces al bastón, un compañero inseparable del médico. Por su parte, Laurie construía detalladamente a su personaje, y para eso se inspiró en una figura muy cercana: la de su propio padre, Ran Laurie, que había sido un prestigioso médico inglés y medallista olímpico de remo. La influencia de Ran fue tan decisiva en la inspiración de House que Hugh confesó en una nota que sentía vergüenza de “tener un gran sueldo interpretando una versión falsa de su padre”, y detalló: “Él fue un alma muy gentil, y desde luego un doctor enorme”.
House tenía a su cargo un equipo de médicos, que lo ayudaban a tratar las atípicas enfermedades que se presentaban todas las semanas (y que como ya sabemos, nunca eran lupus). El resto de los personajes que completaban la ficción, desde luego, luchaban contra el ego de House, pero sin embargo, todos ganaron un peso decisivo en la evolución de la historia. Wilson (Robert Sean Leonard), oncólogo y gran amigo del protagonista, el doctor Foreman (Omar Epps), el doctor Chase (Jesse Spencer) y la doctora Cameron (Jennifer Morrison) integraban el equipo central, mientras que Cuddy (Lisa Edelstein) era su jefa y con quien tenía una relación que oscilaba entre la complicidad y la rivalidad.
Desde FOX, consideraban que un personaje tan fuerte debía tener un antagonista, una idea que no entusiasmaba a David Shore. Sin embargo, las presiones fueron demasiado fuertes y así nació Edward Vogler (Chi McBride), un empresario farmacéutico que sirve como némesis de House. En pocos episodios, Shore descartó a Vogler, cuando convenció a los ejecutivos que la serie podía funcionar perfectamente sin ese tipo de recursos (aunque en temporadas posteriores volvieran a aparecer figuras similares, como el policía interpretado por David Morse). Con el correr de los capítulos, Dr. House se estableció como un éxito notable, y Fox, que buscaba un show que le hiciera competencia a CSI y La ley y el orden, pronto encontró en este drama ambientado en un sanatorio, su título más rentable.
El médico más visto del mundo
A finales de los dos mil, Dr. House era la serie que había que ver sí o sí. Las críticas se cansaban de elogiar el trabajo de Laurie, en el marco de una ficción tremendamente adictiva, de guiones ingeniosos, con personajes muy atípicos para la televisión. Había algo en la personalidad de House que resultaba fascinante, porque su interacción con cualquier personaje era impredecible. Se trataba de un título del que nadie sabía qué esperar, y ahí se encontraba su principal virtud.
En el año 2008, cuando promediaba su cuarta temporada, Dr. House se convirtió en la ficción más vista del planeta, con un promedio de casi 82 millones de personas que sintonizaban los nuevos episodios. Por su parte, Laurie fue considerado el hombre más sexy de la televisión, y el segundo médico más atractivo de la pantalla chica (precedido por el de George Clooney en E.R.).
La popularidad de Dr. House también tenía su correlato en el sueldo de Laurie, que pasó de cobrar cincuenta mil dólares por episodio en la primera temporada a setecientos mil durante el octavo año. David Shore y su equipo de guionistas confiaban en que House alcanzaba para sostener la estructura de la serie, más allá de las inevitables partidas de muchos de los actores y actrices del elenco. A lo largo de sus 177 episodios, hubo muchísimos personajes que llegaron y otros que se fueron. El equipo inicial se fragmentó, dándole la bienvenida a una segunda generación de asistentes de House; entre ellos, pronto se destacaron Trece (Olivia Wilde), el doctor Taub (Peter Jacobson) y el doctor Kutner (Kal Penn), quien murió inesperadamente cuando el actor que lo interpretaba, renunció al show para trabajar en la campaña a presidente de Barack Obama.
De todas las despedidas que hubo a lo largo de la historia, la que provocó una mayor herida fue la de Cuddy. Cuando la producción de Dr. House tuvo que achicar el presupuesto, le avisó a algunos de los miembros del elenco, que los sueldos iban a sufrir un descenso. Todos aceptaron el trato, menos Lisa Edelstein, que no renovó el contrato. De ese modo, Cuddy simplemente desapareció de una temporada a la otra. En ese momento y a través de un comunicado, la actriz manifestó: “Luego de mucho pensarlo, seguiré adelante con un sentimiento de decepción, despidiéndome de un personaje al que amé interpretar durante siete años, pero sin perder el entusiasmo ante nuevas oportunidades que me depara la actuación”. Por su parte, Shore lamentó no haber podido darle a la historia de Cuddy y House un cierre a la altura de la historia que ambos compartieron.
El 21 de mayo de 2012, Dr. House llegó a su final. Como es habitual en las ficciones de tantos años, el rating había bajado considerablemente, y el último episodio estuvo lejos de los formidables números de las temporadas iniciales. Pero al día de hoy, es indudable que Dr. House aún es una serie clave de la televisión del siglo XXI. Hugh Laurie continuó una exitosa carrera en televisión, pero el recuerdo de Gregory House permanece intacto en sus fans. Y por ese motivo, de tanto en tanto, es inevitable volver a los mejores episodios de esta serie y recordar por qué durante tantos años, el vicodin, el lupus, y el “todos mienten”, se convirtieron en guiños populares dentro del lenguaje de millones de televidentes.
Dr. House se encuentra completa en Amazon Prime Video y HBO Max.
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