A comienzos de los años noventa, Disney produjo una atípica sitcom centrada en una familia de dinosaurios que rápidamente evolucionó hacia una filosa sátira de la sociedad que interpeló a toda una generación joven de televidentes
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El nombre de Jim Henson siempre estará principalmente asociado a Los Muppets, su creación más emblemática. Pero al margen de la serie protagonizada por René, Gonzo y compañía, Henson exploró incansablemente las posibilidades que le permitía el mundo de las marionetas; esas inquietudes lo llevaron a realizar proyectos tan distintos como Laberinto o El cristal encantado. Y aunque Dinosaurios llegó a la pantalla chica un año después de su muerte, es indudable que esa ficción jamás hubiera existido sin la mano (y las enseñanzas póstumas) de ese gran creador televiso.
Un empujón gracias a Los Simpson
Cuando comenzó la producción del primer largometraje basado en Las tortugas ninja, Jim Henson fue convocado para realizar las cabezas de esos personajes, que debían ser hechas a través de sofisticadas técnicas animatrónicas. A medida que trabajaba en ese proyecto, Henson se sorprendió por las posibilidades que presentaba esa tecnología, que le permitía realizar rostros animales con infinidad de movimientos faciales. Decidido a emplear ese conocimiento en un show propio, el marionetista recordó una serie de publicidades que había realizado para la marca La Choy con un dinosaurio como protagonista. En ese momento, él pensó que una comedia centrada en una familia de dinosaurios podía ser una gran propuesta, pero ningún canal se mostró interesado. Y aunque Henson confiaba en el potencial de esa idea, su muerte en 1990 dejó a esa familia de dinosaurios en el plano de sus proyectos inconclusos.
Allí es cuando surge la figura del productor Michael Jacobs, que toma la antorcha y comienza a negociar la posibilidad de producir un piloto, bajo el ala de Disney. Otro de los productores del proyecto, Steve Coogan, recordó en una nota cómo intentaron vender ese título: “Todo giraba alrededor de una familia y una civilización que estaba condenada. Pero aparte de eso, hasta ese momento nadie había llevado adelante una sitcom en el prime time, que fuera realizada íntegramente por títeres animatrónicos”.
Disney finalmente dio luz verde al proyecto, en parte gracias éxito de Los Simpsons, que alimentó el interés por las sátiras familiares. El boom protagonizado por la familia amarilla derivó en que la señal ABC buscara un producto similar, y de ese modo Dinosaurios encontró un hogar. Pero la odisea apenas comenzaba.
Una familia de piedra
La premisa era la de centrarse en el período dominado por los dinosaurios, quienes llevaban una vida similar a la humana pero en clave prehistórica. Los protagonistas de la historia eran los Sinclair, una familia integrada por un matrimonio y sus tres hijos, dos de ellos adolescentes y un bebé recién nacido. Inicialmente el eje de las historias se apoyaban en el padre del clan, Earl Sinclair, pero rápidamente todos los miembros de la familia ganaron protagonismo (especialmente el bebé Sinclair, un verdadero ícono de la televisión de esa época, que hizo de la frase “¡no la mamá!” un latiguillo inagotable).
Una serie del calibre de Dinosaurios presentaba muchos retos para los titiriteros, y poner en marcha una producción de esas características pronto se reveló como un gasto mucho mayor al esperado. Cada episodio de 23 minutos demandaba un rodaje de hasta 65 horas, con jornadas de trabajo de medio día completo y con hasta noventa titiriteros turnándose para darle vida a todos los personajes. Para que cobren vida los dinosaurios, la técnica exigía que un hombre llevara el traje del personaje en cuestión, mientras la cabeza era manejada por control remoto por otras que se ocupaban de mover la mandíbula, los ojos, las cejas y los labios entre otros músculos faciales. Todo ese trabajo requería de una precisión quirúrgica que llevaba innumerables horas de ensayo y error. Pero el trabajo dio resultados, y cuando Dinosaurios llegó a la pantalla en abril de 1991, el entusiasmo del público fue inmediato.
Por fuera del encanto evidente que tenía ese mundo de marionetas, Dinosaurios fue una serie que evolucionó de forma acelerada, que partió de una premisa muy sencilla para dirigirse hacia horizontes mucho más complejos. Aunque la compararon hasta el cansancio con Los Simpson, lo cierto es que esta ficción tomó un camino distinto, y pudo construir un afilado humor a partir de enmarcar su trama en una versión de fantasía de un mundo dominado por los dinosaurios.
A través de sus muchos episodios, la serie se refirió de forma muy directa (o hábilmente sutil) a cuestiones como los derechos para la comunidad LGBTQ, las adicciones a las drogas, el maltrato a los pueblo originarios, la discriminación, la guerra, la cosificación de las mujeres, el feminismo y los abusos por parte del Estado, entre muchísimos otros temas. Y por ese motivo es que Dinosaurios envejeció tan bien, porque fue una sitcom que se animó a ir mucho más allá de los tibios asuntos que manejaban otras comedias de la época, que se limitaban a hacer reír con un humor que no se animaba a cuestionar absolutamente nada. Rever Dinosaurios en el 2023, de hecho, puede llegar a ser de lo más revelador.
El final más oscuro en la historia de las sitcom
Lamentablemente y con el paso del tiempo, el éxito de Dinosaurios comenzó a dar señales de fatiga. Promediando la tercera temporada, el rating bajó y la cúpula de Disney consideró que no se justificaba sostener una ficción tan costosa que se alejaba de los números esperados. En el camino quedaron los proyectos de un spin off y hasta de un largometraje que se barajaron en el momento de mayor auge de este título.
La producción intentó toda clase de recursos con el objetivo de recaudar dinero que sostuviera el programa al aire, como la venta de episodios en VHS, un recurso muy atípico durante esos años. Pero las presiones de Disney para bajar los costos eran asfixiantes, mientras los productores no sabían cómo hacer para gastar menos en un proyecto que exigía tantos empleados operando los sofisticados títeres. Sin mucho por hacer, la cuarta temporada de Dinosaurios fue la última, que llegó a su fin noviembre de 1995, pero a través de un cierre que dejó un clima de total desesperanza.
La conclusión de la serie fue terriblemente desoladora, y puede que sea el cierre más sombrío que jamás tuvo una sitcom. El productor Michael Jacobs sabía que la saga de los Sinclair debía concluir con la extinción de esa especie, porque a fin de cuentas, los dinosaurios desaparecían de la faz de la Tierra. Cuando Jacobs reveló sus planes, le pusieron muchas trabas para que llevara adelante ese desenlace, pero el productor finalmente se salió con la suya. “No es que esté intentando eliminar a los protagonistas porque sí. ¡La fuente en la que me baso para esto, es la historia misma!”, declaró el productor en una oportunidad.
El último episodio de Dinosaurios, titulado “Naturaleza cambiante”, gira alrededor de una decisión empresarial por explotar indebidamente el planeta, y cómo eso desemboca en un drástico cambio climático que amenaza con eliminar toda la vida en la Tierra. Y con un plano de cierre que sugiere que los dinosaurios están a minutos de morir, se despide esta recordada serie cuya última moraleja resulta trágicamente actual.
Las cuatro temporadas de Dinosaurios se encuentran en Disney +.
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