Diego Luna: "Hay mucha gente hablando pero hay muy poca escuchando"
Diego Luna habla desde su casa de temas sensibles: desigualdad, racismo, femicidios, las consecuencias de la pandemia a nivel mundial, la realidad de México, el cambio climático, el narcotráfico. Son temas que le competen especialmente y que decidió ponerlos en la mesa en Pan y Circo. En el ciclo que se estrena este viernes por Amazon Prime Video, el mexicano a lo largo de siete capítulos se junta con diferentes referentes de la política -entre ellos, el exsecretario de Gobierno de su país, Miguel Ángel Osorio Chong, y el expresidente colombiano Juan Manuel Santos-, activistas, psicólogos, estudiosos, especialistas en migración, médicos, artistas y pensadores para debatir sobre cuestiones "urgentes" mientras comparten platos de reconocidos chefs.
Se trata de un programa de La Corriente del Golfo (LCG), la productora que creó junto a su amigo y colega Gael García Bernal. "Pan y Circo resulta un proyecto tan personal y que tiene tanto ver con el ahora en mi vida con lo que me está pasando que no puedo pensarlo como otra cosa. Ya ni siquiera tenía expectativas de cómo estrenar esto y viajar por América Latina presentándolo. Ahora es una herramienta para entender el presente, en eso se convirtió", dice Luna a LA NACION desde su casa en México.
-Pan y Circo, en estos siete capítulos, toca temas que molestan e interpelan...
-Son temas que incomodan a muchas y a muchos pero en el fondo eso no estaba tanto en mi cabeza cuando lo hacía. Sino, de verdad, el darme cuenta de tantas cosas, el reconocer que he sido indiferente. De ahí nace el interés por hacer Pan y Circo. Y sí, en efecto, hay un punto de vista, no me considero un periodista ni la imparcialidad es un atributo de este programa. La idea es clara, es presentar un punto de vista pero sí dejarlo alimentarse por voces y opiniones diversas. Y también recordarnos la capacidad que tenemos, y que a veces ignoramos, de escuchar. Hoy pareciera en la arena pública que hay mucha gente hablando pero hay muy poca escuchando. Para mí es indispensable que empecemos a encontrar un punto medio, ese lugar al que pertenecemos todas y todos. Nosotros metafóricamente hablamos del centro de la mesa, que nos pertenece a todos, ahí va la sal que todos usamos, ahí va el pan que todos compartimos. Hoy, el debate se ha vuelto muy chato, ha perdido profundidad.
-¿Algo así como deconstruir las polaridades?
-Hoy la distancia entre los polos parece irreparable, hay una fractura donde vivimos en la descalificación, en anular al otro a las primeras de cambio. Creo que esta posición de "estás conmigo o en mi contra" nos está haciendo muchísimo daño. Lo que busca Pan y Circo es hablar de una suerte de conciliación. Para tener claras nuestras diferencias hay que entendernos, y a lo mejor en el camino encontramos ciertas coincidencias. Porque una sociedad desarticulada es una sociedad pobre y de poco alcance. Nuestro poder está en no terminar por desarticularnos. Y si esa distancia se vuelve irreparable, entonces sí analizar estos temas cada vez será más y más doloroso. Creo que de ahí nace el decir: 'intentemos tener opiniones que contrasten en una mesa' y también permitir el accidente, ver qué pasa. Sabíamos perfectamente qué opinaban esas personas en la mesa pero no sabíamos qué iba a pasar cuando se escucharan. Eso era lo emocionante en el show.
-Hay muchas temáticas que surgen en esas conversaciones, quizá una de las que generó más debate fue la de violencia de género, donde fuiste anfitrión de seis mujeres y hablaron sobre los alarmantes datos de femicidios en México.
-El programa sobre violencia de género y femicidio nace de una reflexión muy motivada por lo que pasa en la Argentina. También por un momento histórico en el que estamos del que había que hablar y reflexionar. Esa fue una de las mesas en que sentí que más cosas me pasaron. Esa y la de identidad y racismo fueron las más confrontativas en términos personales. Agradezco ese ejercicio y lo que me pasó, porque además espero que podamos lograr que le pase a otras y a otros cuando vean los capítulos. Cada una de esas mesas tuvo un significado en mi vida, me arrastró a un proceso de introspección y de reflexión sobre mi yo interno, sobre mi relación con el entorno, con la gente que me rodea, con mi trabajo, mi país. Hoy estamos en un momento muy complejo, ¿no?, que justamente nos está invitando y orillando a hacernos esas preguntas indispensables, a cuestionarnos todo.
-Muchas de las problemáticas que plantea Pan y Circo tienen su paralelismo en la Argentina. Somos países geográficamente lejanos pero que viven situaciones similares.
-Sí. Por eso en cada una de las mesas hacemos un esfuerzo por tener un invitado o invitada que viene de otro país de América Latina, para recordarnos eso, la cantidad de coincidencias que hay en los retos que tenemos frente a nosotros. Y sí era importante escuchar. Tendemos en México a pensar que nuestras problemáticas nos pertenecen, nos definen. Hemos encontrado hasta la capacidad de arraigarnos en ellas, lo que es absurdo y de repente nos cuesta trabajo. Hemos estado mirando al norte cuando muchas de las respuestas están al sur, ¿no? Nos pasó en el capítulo de migración, que nos fuimos a Tijuana, al norte, para hablar de nuestra frontera sur, para hablar de nuestra relación con ese odio del que tanto nos quejamos y ese miedo del que tanto nos quejamos. Son víctimas los mexicanos que cruzan la frontera al otro lado para cambiar su realidad y que nosotros no nos atrevemos a ver cómo tratamos a los migrantes que cruzan por nuestro país. Eso creo que me sirve como metáfora para hablar de la importancia de articular una reflexión en la zona. Porque, en efecto, hay muchos paralelos que se pueden establecer entre nuestras realidades.
Además de la importancia de compartir con el mundo sus preguntas esenciales, Diego Luna, que hace convivir el actor con el director y ahora suma un nuevo rol, el de anfitrión de una mesa, también tuvo que poner una pausa en su carrera. Los proyectos para este 2020, entre ellos el rodaje de la serie de Star Wars, fueron suspendidos, por lo que el mexicano ve en este momento histórico "una oportunidad" y lejos de enfocarse en la parte más oscura de la pandemia [su hija Fiona y su exmujer, la actriz mexicana Camil Sodi, tuvieron coronavirus] mira para adelante y piensa en cómo aprovechar el mensaje para construir otra realidad.
-Después de Narcos tenías pendiente arrancar con la serie de Star Wars, ¿en qué quedó el proyecto en plena pandemia?
-Terminé mi tiempo en Narcos. Ahora estaba a punto de empezar a filmar la serie con Disney, del personaje de Capitán Cassian Andor (al que le dio vida en Rogue One), que está por ahora detenida esperando la oportunidad de regresar. Pero también nos tenemos que replantear cómo vamos a regresar, cómo hacemos lo que hacemos. Lo pienso desde mi posición: el cine también tiene que reaccionar a las certezas que nos trajo la pandemia, en términos de cómo lo hacemos, cómo nos exponemos, cómo nos relacionamos también con el medio ambiente. Todo eso hay que replanteárselo. Creo que hay que regresar cuando estemos listos, no acelerar las cosas porque no se trata de volver lo antes posible a dónde estábamos. Eso sería muy triste, hablaría muy mal de nosotras y de nosotros.
-¿Cómo son tus días en casa?
-Estoy trabajando mucho desde casa, siguiendo todo lo que tiene que ver con Pan y Circo, porque le tengo mucho cariño a este proyecto. Preparando cosas nuevas, pero con paciencia y cuando sea seguro para todas y todos, porque al cine lo hacemos con equipos enormes y hay que asegurar que el proceso sea seguro para todos. Estaremos de vuelta, pero no sé cuándo. Estamos viviendo día a día, porque además la realidad de cada país es distinta. Hay que ir entendiendo cómo nos está yendo, en base a eso tendremos certezas. No tengo prisa porque creo que lo que nos está pasando es muy importante y hay que tomarlo con la seriedad que amerita un momento histórico. También es una posibilidad enorme para nosotros como humanidad. De pronto esta pandemia nos obligó a hacer cosas que creíamos imposibles, porque el calentamiento global no nos hizo dejar de viajar (nos va a tocar hacerlo virtualmente por un rato), no paró las industrias, pero hoy nos dimos cuenta que es posible. Y ¿cómo lo vamos a hacer? Esa es la pregunta que más me ocupa ahora. Hoy más que nunca me interesa estar informado y saber qué está pasando alrededor del mundo y qué hacen unos y qué hacen otros y cómo afrontan este momento.
-¿Qué pensás de cómo está encarando las cosas México?
-En México, como en muchos otros lugares, hay un grado altísimo de incertidumbre. La información va cambiando constantemente y hay un problema brutal que es la desigualdad. Si bien la pandemia ha venido a confrontarnos con la desigualdad global, en este país se vive de una forma alarmante. Es un país donde la distancia entre los que tienen y los que no es brutal. Entonces eso ha venido relucir: la vulnerabilidad en todo sentido (social, del Estado). Lo que hace que sean muchísimas las comunidades que están viviendo este momento con un altísimo riesgo. Ha sido muy confrontativo porque no hay manera de esconder quién eres en este momento y para este país ha sido muy fuerte porque es reconocer la complejidad. Creo que eso ha sido muy difícil de asimilar y hay tanto muestras hermosas de empatía y compasión como muestras tremendas que terminan explicando el porqué de la desigualdad tan profunda.
-En tu caso el coronavirus te tocó de cerca, tuviste que lidiar con que tu hija tuviera esta misteriosa enfermedad, ¿cómo fue enfrentarse a eso?
-Creo que hay que ser muy pacientes. Es difícil en estos momentos de tal incertidumbre encontrar respuestas. Lo que sí creo es que si tenemos el privilegio de poder quedarnos en casa, también tenemos el privilegio de poder aprovechar este momento para cuestionarnos. A mí el tema de la pandemia me deja claro que lo que vino a hacer es a poner un lente encima de nosotros que pone en foco y aclara quiénes somos. La pandemia vino a subrayar todo aquello en lo que tenemos que trabajar. A volver evidente nuestra vulnerabilidad. La vulnerabilidad que la desigualdad trae, la vulnerabilidad que la forma en que nos relacionamos con el medio ambiente trae a nuestra existencia. Entonces la importancia de pensar en la salud en términos personales, como nos relacionamos con nuestra alimentación.
-¿Hablás de la pandemia como si hubiera venido a enseñarnos algo? ¿qué aprendiste de este inesperado parate?
-Creo que la pandemia nos exige hacer un proceso introspectivo y ojalá salgamos más fuertes y distintos de esto. Esa sí creo que es nuestra responsabilidad y una oportunidad enorme que este momento trae dentro de la pérdida, del dolor, de la ansiedad social que está produciendo esto, la debacle económica y demás. Si tenemos el privilegio de estar en casa usemos ese tiempo para recomponernos. Creo que eso es lo que nos toca. No podemos esperar volver a ser lo que éramos, ojalá entendamos el mensaje y usemos el momento para cuestionarnos y transformar lo que hoy nos ha mostrado y nos tiene tan vulnerables.
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