Des: un viaje al interior de la mente de un asesino serial
La miniserie en tres episodios de DirecTV narra con gran eficacia la historia real de Dennis Nilsen, interpretado por David Tennant
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Des (Gran Bretaña/2020) Creador: Lewis Arnold. Elenco: David Tennant, Daniel Mays, John Watkins. Disponible en: OnDirecTV, los lunes a las 22. Nuestra opinión: muy buena.
Si algo no faltó en la televisión de las últimas décadas fueron las series de investigación criminal, policiales concentrados en mostrar con gran detalle los procedimientos forenses, psicológicos, tecnológicos, legales, etc. que llevan a la detención de homicidas, como las infinitas iteraciones de CSI (Las Vegas, Nueva York, Miami, Cyber) o sus derivadas Bones, Cold Case o Criminal Minds: la lista es interminable.
En este contexto, Des, una nueva miniserie británica de apenas tres episodios, resulta particularmente original porque es el reverso absoluto de todos aquellos relatos centrados en el análisis milimétrico de pistas para descubrir la identidad de un asesino: aquí, en los primeros cinco minutos de metraje, la policía llega a la casa de un sospechoso tras la denuncia de que se hallaron restos óseos en los caños de su vivienda; en su primer intercambio con los investigadores, el personaje confiesa pausada y reflexivamente un tendal de crímenes. Este es un policial en el que sabemos de entrada quién es el asesino, cómo asesinó, a quién y cómo fue detenido y, de todos modos, se las arregla para ser cautivante. Las preguntas que llevan adelante la trama no son las convencionales del género sino las que derivan del desconcierto ante lo está sucediendo: ¿por qué confiesa? ¿es real lo que cuenta o está envolviendo a los policías en alguna suerte de manipulación? Y sobre todo, ¿quién es este personaje, tan perfectamente afable y normal y a la vez tan inescrutable?
Al comienzo de cada episodio varias placas se ocupan de que quede claro que éste es un caso real. No solo está basado en una extensa investigación periodística sobre el asesino, titulada Killing For Company: The Case of Dennis Nilsen, sino también en un conjunto de entrevistas realizadas a los protagonistas de los acontecimientos que se narran. La serie transcurre en 1983 y los crímenes datan de pocos años antes, de modo que todo transcurre durante los primeros tiempos del thatcherismo, una época de crisis económica, desempleo y alta conflictividad social. De hecho, la serie comienza con imágenes documentales de hombres sin techo durmiendo en la calle, entre los que Dennis Nilsen, conocido como Des, seleccionaba a sus víctimas. No es aventurado pensar que la serie sugiere un vínculo entre las políticas de Estado que llevaron a esa situación y estos homicidios.
El personaje protagónico, en una muy contenida interpretación de David Tennant (Broadchurch, Good Omens, Doctor Who), es el enigma de la serie: un oficinista perfectamente razonable y tranquilo que estrangulaba a hombres a los que invitaba a pasar la noche en su casa. A veces hervía sus cabezas hasta disolverlas y conservaba los cadáveres mutilados durante días para sentirse acompañado. La presentación del homicida hace pensar en el retrato que Hannah Arendt crea del criminal nazi Adolf Eichmann en su libro Eichmann en Jerusalén, en el que desarrolla su idea, escandalosa en 1963 pero hoy considerada una iluminación crucial para comprender el totalitarismo, de la “banalidad del mal”: contra toda expectativa, al observarlo durante su juicio, Arendt entiende que Eichmann no es un monstruo fuera de toda escala humana sino un pequeño burócrata que ansiaba pertenecer y ascender en su mundo pero que carecía de la empatía para conectar sus decisiones tomadas desde un despacho oficial con el inconmensurable sufrimiento que provocaban. Aunque esto fue inicialmente tomado como una trivialización del nazismo, en verdad pinta un panorama mucho más aterrador que la idea convencional de que los nazis eran monstruos de una crueldad excepcional ya que revela que los regímenes totalitarios están sostenidos por personas “normales” que sienten que cumplen con su trabajo.
Aunque Des sí es un psicópata narcisista, la serie desmitifica el excepcionalismo de los asesinos seriales y los muestra de un modo poco habitual: no son genios criminales más allá de cualquier moralidad convencional como Hannibal Lecter sino personajes oscuros y frustrados. Des no es inescrutable porque su complejidad excede nuestra compresión sino porque más allá de su imposibilidad de conectar con sentimientos humanos no hay nada más que entender.
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