De Insaciable a Dietland, el sobrepeso es la nueva frontera de las series
Al igual que sucedió el año pasado con el film To the Bone (protagonizado por Lilly Collins) y dirigido por la directora y guionista Marti Noxon, Netflix se encuentra una vez más con el inminente estreno de la serie Insatiable ante una controversia relacionada con el cuerpo de las mujeres. Se sabe vivimos en tiempos cada vez más conscientes respecto de temáticas como el bodyshaming o el modo en que los personajes femeninos son mostrados en pantalla, aunque lo llamativo es que el intenso escrutinio se de (como sucedió con To the Bone) aún antes de estrenarse el programa.
Tanto en su momento con la ficción de Noxon –por estos días, también showrunner de Sharp Objects, la ficción de HBO–, y ahora con la nueva serie de Lauren Gussis, el trailer parece haber sido tan provocador que hasta se ha levantado una petición en Change.org que reunió 100.000 firmas para darla de baja antes del estreno (el viernes 10). De nada sirvió que las propias estrellas Debby Ryan (ex-chica Disney) y Alyssa Milano hayan salido a defenderla, explicando que no se trata de avergonzar a las personas con sobrepeso, sino de contar una historia de estilo fantasía reivindicatoria, con toques de humor negro claro, sobre las vivencias de este personaje. En suma, pidiendo, irónicamente que no juzguen el libro por su portada.
Por su parte, la directora ha comentado que la ficción sobre una adolescente que adelgaza y decide vengarse de todos los que la acosaban está basada en sus experiencias de chica cuando había tenido pensamientos suicidas a causa del bullying y sus desórdenes alimenticios. Y aunque la estrategia de Netflix ha sido capitalizar y construir sobre la base del éxito de series con temáticas complejas pero bien llevadas (13 Reasons Why), o políticamente incorrectas (Dear White People), resulta poco probable de que se trate sólo de explotar un tragedia personal.
Así, el estreno de la nueva apuesta del canal suscita varios interrogantes vinculados con la posibilidad de incluir historias y personajes más diversos, pero también poder entender el sentido narrativo de estas ficciones, o la sensibilidad que se requiere para no caer en algo insulso o meramente panfletario con el fin de alinearse con una causa de moda. Pero claro, hecha la ficción, abierto el debate.
Las gorditas al frente
Mientras que por largo tiempo se buscó en Hollywood la inclusión de cuerpos más variados en pantalla, en el último tiempo algunos productos (series que ya tienen varias temporadas, como Crazy Ex Girlfriend) comenzaron a tratar de forma directa el tema. Ya sea poniendo a heroínas menos que perfectas al frente, o indagando en otras problemáticas que afectan a muchas adolescentes como los desórdenes alimenticios, el bullying, el impacto de las redes y nuevas tecnologías sobre el imaginario del cuerpo de la mujer.
De hecho, la flamante Dietland (cuya primera temporada de diez episodios está disponible en Amazon Prime Video ), también de Marti Noxon –quien parece estar llevando a cabo su propia y muy personal campaña por señalar las tiranías estéticas de esta cultura– y basada en el bestseller de Sarai Walker, es una ficción feminista con algo de fantasía de venganza. La serie, protagonizada por Joy Nash, se centra en Plum Kettle, una periodista de una revista de moda estereotípicamente femenina (dirigida por una muy malvada y superficial Julianna Margulies ), que decide dejar su grupo de dieta y usar sus contactos en el mundo de la moda para ayudar a adolescentes desesperadas. El libro ha sido justamente comparado con El club de la pelea, de Chuck Palahniuk, y no parece haber perdido en su adaptación a la pantalla chica ni un ápice de crudeza. Aunque algunas críticas la acusan de misandria, la serie se enrola en un nuevo rumbo que buscan las ficciones televisivas: entretener, pero también causar un gran impacto o reflexión en la audiencia. Y sobre todo, la serie habla de la violencia a las que se ven sometidas las mujeres diariamente. La tiranía del aspecto es sólo una de ellas: la infravaloración, la discriminación sobre la base de la edad, raza o el estatus económico, la estereotipación social y mediática, el desprecio familiar y hasta la violencia médica, son apenas otras.
También es muy esperado el estreno del film Dumplin' (con Jennifer Aniston), basado en otro bestseller pero esta vez de Julie Murphy, en donde la protagonista es Willowdean Dickson, una animadora adolescente con sobrepeso –pero muy segura de sí misma–, se anota en un concurso de belleza y revoluciona una pequeña comunidad en Texas.
Insaciable: una revenge fantasy
En caso de que no se haya notado el patrón, todos estos productos llevan en su ADN la idea de venganza, y por eso se habla de revenge fantasy. Tanto en Insaciable (su eslogan es "La venganza es un plato que se sirve frío" ), como de Dietland, sus heroínas buscan la reivindicación –no la redención– a través de actos más o menos deliberados de terrorismo, crueldad o simple maldad. "¿Puede una persona gorda conseguir un poquito de venganza estos días?", se preguntaba la columnista norteamericana Kelly Devos, en relación a las acusaciones que está recibiendo la serie de Gussis y de cómo interpretarla: un entretenimiento placentero y excesivo (lo que se observa ya desde el tono y estética de la serie) que le da cierta revancha, al menos imaginaria, a todas aquellas que han sido maltratadas en la vida real.
Quizás lo que más incomode de Insaciable es que el personaje que ejerce la venganza no sea gordo (¿era necesario que la heroína adelgazara?, ¿no podía ser una gordita la que se vengara? se preguntaban en Twitter). Sobre el sentido narrativo, como explica Devos, los relatos sobre venganzas desde El conde de Montecristo en adelante, suelen incluir tanto un elemento de tormento como de transformación, y el narrador debe darle al personaje central una motivación y un mecanismo claro a través del cual operar la venganza (en Insaciable es poder manipular a todos gracias al atractivo físico de su nuevo aspecto). No debería existir un decálogo estético de cómo contar estas historias, o en todo caso las opciones son varias y cada ficción utiliza las que quiere o puede de la mejor manera.
Reflejar la mirada y el comportamiento cruel sobre los cuerpos femeninos dice más sobre esta sociedad que sobre cómo Patty, el personaje de Debby Ryan, se siente con ella misma, y condenar una ficción a apología antes de haberla visto parece prematuro. Habrá que esperar para ver si, como sucedió con otros ejemplos del canal, lejos de glamorizar el fat shaming todo esto acerca la temática y el debate a públicos masivos y adolescentes.
"Todos los personajes del programa tienen un vacío que están tratando de llenar y por eso son insaciables en su apetito por algo: validación, amor, dinero o poder", cierra la creadora.
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