La serie de ciencia ficción, protagonizada por Jessica Alba, fue una gran apuesta que no obtuvo los resultados esperados
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James Cameron es sinónimo de proyectos de enorme magnitud, ambiciosos tanques cinematográficos que narrativa y visualmente causan un gran impacto en la pantalla grande. Por ese motivo, cuando el director se interesó por desembarcar en la televisión, el interés fue inmediato.
Luego de ese tour de force que resultó Titanic, el realizador decidió fundar una productora dedicada exclusivamente a la televisión, y con ese objetivo se asoció con Charles H. Eglee, un guionista al que conocía desde los inicios de su carrera. Ambos comenzaron a barajar distintas ideas, y si bien hubo intenciones de presentar un drama, los dos se dejaron llevar por su amor por la ciencia ficción e idearon una premisa basada en mundos futuristas y humanos geneticamente mejorados.
El cine de Cameron tiene grandes personajes femeninos, mujeres sumergidas en épicas violentas decididas a enfrentarse a cualquiera sea la amenaza. Y alcanza con repasar su obra para encontrarse con figuras como la teniente Ripley (un personaje heredado, pero al que Cameron supo potenciar en Aliens, el regreso), Sarah Connor en Terminator, e incluso Helen Tasker en Mentiras verdaderas. La idea de una heroína como eje del relato, entonces, no tardó en aparecer. Y así nació Max Guevara, una joven creada genéticamente, que se enfrenta a distintos rivales en una Estados Unidos arrasada, luego de la detonación de una bomba electromagnética que inutilizó los dispositivos tecnológicos. Max lucha contra distintas amenazas, y conoce aliados y enemigos, a medida que toma consciencia de los secretos detrás de su origen.
El nombre de Cameron fue credencial suficiente para que las cadenas televisivas mostraran interés en una obra que, por entonces, llevaba el nombre tentativo de Experimental Girl o Maximum Girl. Claro que justamente porque Cameron estaba involucrado es que los ejecutivos se temían que la ambición del director se tradujera en unos elevados costos de producción (algo que, desde luego, fue lo que efectivamente sucedió).
Cameron y sus dudas sobre Jessica Alba
Max era una joven heroína dueña de una destreza notable, capaz de realizar acrobacias imposibles para un ser humano normal, y de extrema habilidad en las peleas cuerpo a cuerpo. Por eso, la producción debía encontrar una protagonista que reuniera todos esos requisitos, más un carisma que le permitiera ponerse una serie al hombro.
Según varios rumores, Cameron tenía en mente una actriz que por esos años había ganado mucha popularidad en televisión. Se trataba de Eliza Dushku (con la que había trabajado en Mentiras verdaderas), que interpretaba a la brutal Fe en Buffy, la cazavampiros. Al parecer, Dushku llegó a recibir la oferta de trabajar en la serie, pero la rechazó por sus compromisos con Angel, el spin off de Buffy del que ella participaba.
Sin ningún nombre en el horizonte, comenzó entonces el arduo proceso de entrevistar a decenas de anónimas actrices con el objetivo de encontrar a Max Guevara. Se le tomaron pruebas a mil aspirantes a obtener el papel, y entre ellas, apareció una intérprete de 18 años llamada Jessica Alba. Los responsables del casting consideraron que se trataba de la opción ideal, pero Cameron tenía sus reservas. “Ella no hizo una prueba del todo bien”, reconoció el director, que agregó: “Pero hubo algo en la actitud que mostró al leer el guion, que sí me gustó”.
Con algunas dudas sobre si Alba era o no la opción ideal, el director se reunió con ella y, luego de una extensa charla, la joven intérprete fue confirmada como la heroína al frente del proyecto.
Luego de varias negociaciones, la cadena Fox se convirtió en el hogar de la serie que, a esa altura, ya había sido titulada Dark Angel. Y eso que tanto se temía, no tardó en ser una realidad. Según los cálculos trazados, el piloto iba a costar la friolera de diez millones de dólares, un valor considerablemente elevado para una serie producida en el año 2000, pero las expectativas eran muchas y el riesgo lo valía.
La saga combinaba la pesadilla del apagón tecnológico de Y2K, tenía elementos de ciencia ficción, grandes dosis de aventura y un elenco encabezado por una actriz capaz de convertirse en una gran estrella (que de hecho así lo fue, al menos durante un tiempo). Aunque es sabido que no hay fórmulas infalibles, y aunque Dark Angel tuvo todo para ser un hit, su vida fue más corta de lo imaginado.
Un éxito fugaz
El piloto de Dark Angel llegó a la pantalla el 3 de octubre del año 2000, y fue visto por casi 18 millones de espectadores, un número muy prometedor que anticipaba a este título como uno de los grandes éxitos del año. Aunque Cameron no había dirigido ese primer episodio, su nombre como uno de los creadores de la historia alcanzaba para que el público se asomara en el universo de Max Guevara y sus guerras de ciencia ficción. Pero el amor no fue perdurable, y una gran cantidad de televidentes pronto se bajó del barco.
Tras la emisión del segundo episodio, el número de personas que se sentaba frente a su televisor a ver la serie descendió hasta establecerse en diez millones, un valor que no era el esperado para una ficción con exigía costos de producción tan elevados. Sin embargo, desde Fox hubo un voto de confianza y autorizaron una segunda temporada, que se extendió de septiembre de 2001 a mayo de 2002. En esa nueva tanta de episodios, aunque hubo varias incorporaciones (como la del actor Jensen Ackles), el número de televidentes descendió aún más, con un promedio de seis millones por capítulo.
Curiosamente, puertas adentro nadie sospechaba que la serie pudiera ser cancelada y, con mucha fe en el futuro, Charles Eglee comenzó a escribir una tercera temporada. Por eso, cuando Fox informó que Dark Angel iba a terminar en la segunda temporada, la noticia cayó como un balde de agua fría. Como carta de amor a la única ficción que hizo para televisión, Cameron quiso dirigir el capítulo final de la historia.
Durante los años inmediatamente posteriores a su cancelación, Dark Angel fue objeto de culto por un numeroso grupo de fans, y gracias a ese amor la historia tuvo algunos productos satelitales como videojuegos, novelas e historietas que ahondaron en distintos aspectos del mundo creado por Cameron. Con el paso del tiempo, sin embargo, esa devoción post mortem comenzó a menguar, y mientras hoy en día títulos como Buffy o Firefly cuentan con un fandom sólido, la serie de Jessica Alba no es tan recordada por el público (o al menos no es recordada por lo motivos correctos, como atestiguan varias de las denuncias y polémicas que salieron a la luz luego de su final).
La “inspiración” de una historieta argentina
Hay varias polémicas que persisten alrededor de Dark Angel y que empañan el legado de esa serie. Si bien se trató de una ficción presentada como una historia de ruptura, pronto salieron a la luz dos influencias de lo más obvias. James Cameron es un gran amante de la animación y de las historietas japonesas, y durante años intentó llevar a Hollywood una obra nipona llamada Battle Angel Alita. Ese cómic narraba la saga de una amnésica niña robot, que se descubría dueña de una gran habilidad para el combate. El relato transcurría en un mundo arrasado, dominado por la tecnología, y en el que la fuerza bruta y las relaciones diplomáticas eran la única forma de ascender en el escalafón social.
Cuando Cameron descubrió que no era factible llevar esa historia a Hollywood, utilizó varios de sus elementos para el cocktail de su serie televisiva (el epílogo del romance entre Alita y Cameron llegó en 2019, cuando el director produjo una adaptación dirigida por Robert Rodriguez). Pero hubo un cómic argentino, anterior a Dark Angel, que resulta revelador de cara al que pudo ser un posible plagio.
En 1991, y a través de una editorial en Italia, vio la luz Cybersix, creación de los argentinos Carlos Trillo y Carlos Meglia, dos de los mayores talentos de la historieta local. El título fue un éxito y tuvo un aplaudido paso por otros países de Europa. En 1993 comenzó a editarse en Argentina, a través de una revista propia, o integrando publicaciones como Puertitas o Comiqueando; su popularidad incluso propició una versión televisiva con Carolina Peleritti en el rol protagónico.
Cybersix y Dark Angel tienen protagonistas muy similares. Ambas son heroínas creadas de forma artificial, que luego se enfrentan a sus creadores, las dos llevan tatuado un número de serie y permanecen en la clandestinidad. Esas son apenas las cáscaras de las al menos cincuenta coincidencias entre ambas piezas, y ante la grosera cantidad de elementos que Dark Angel presuntamente tomó de Cybersix, los historietistas le iniciaron juicio a Cameron y a su productora.
Lamentablemente, y debido a la falta de fondos para costear los elevados gastos que implica un litigio en los Estados Unidos, los argentinos no pudieron continuar con dicho proceso. Y aunque esa batalla legal quedó en suspenso, la gran victoria de Cybersix es que se trata de un cómic muy querido y continuamente reivindicado por los lectores de todo el mundo.
La ambigua relación entre Ackles y Alba
Hacía tiempo que Dark Angel no estaba en boca de los espectadores, hasta que en enero de este año Jensen Ackles hizo un comentario sobre Jessica Alba, que llamó poderosamente la atención. En una entrevista, el actor aseguró: “Ella estaba bajo una inmensa presión en ese programa. Era joven, y estaba en una relación con el coprotagonista Michael Weatherly. Eso fue difícil y creo que causó un estrés indebido en el set. Ella me hacía la vida imposible. No era que yo le cayera mal, simplemente dijo: ‘Oh, aquí está el chico lindo que trajeron para aportar a la decoración, porque eso es lo que todos necesitamos’”.
Sin embargo, el actor confesó que eventualmente ambos construyeron una relación de mucho cariño, y recordó un momento muy difícil que le tocó atravesar y cómo lo contuvo la actriz: “Mi abuelo murió mientras grabábamos y ella literalmente entró en mi tráiler y me abrazó durante media hora. Así que era ese tipo de relación. Y de nuevo, si ella entrara ahora mismo, seríamos todo abrazos. Pero no me la hizo fácil en el set”.
A casi 22 años de su estreno, Dark Angel ocupa un lugar que divide aguas. Algunas voces reivindican su estilo y subrayan la importancia de este debut (y despedida) de Cameron de la pantalla chica; mientras en la vereda opuesta, otros rechazan una saga que esconde evidentes similitudes con otras obras. Pero a pesar de eso, es indudable que Dark Angel fue un título innovador y el primero en reflejar varias de las preocupaciones y temas que pronto serían habituales en las series del siglo XXI.
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