Basada en el libro de Tamara Tenenbaum y con Erika Halvorsen como showrunner, cocreadora y guionista, la ficción estrena en Amazon Prime Video el próximo 4 de noviembre
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En la puerta de un edificio ubicado a cuadras de Alem y Avenida Corrientes, en pleno microcentro porteño, hay comida, hay equipos y hay trailers. Apenas se traspasa la puerta, el mundo se transforma por arte de magia y aparecen extras vestidos de gala. Una bola de boliche se impone en el centro del salón, se escucha música fuerte que se corta y vuelve a empezar. Entre toma y toma, Lali Espósito se abre camino para poder espiar un poco de lo que sucede en una de las locaciones donde se está rodando El fin del amor, la serie de Prime Video inspirada en el libro homónimo de Tamara Tenenbaum que protagoniza y que estrena el próximo 4 de noviembre.
“La lectura real de la serie es el principio del amor, del amor propio y del amor a tus amigas, del amor a tu linaje femenino. El amor no es el príncipe azul que viene y te salva la vida, eso sabemos que no existe, a eso va el libro de Tamara. Es un poco romper eso, pero no para romper el amor sino para hacerlo crecer”, explica la actriz a LA NACION, luego de repetir más de cinco veces una toma en la que baila con su hermana y amigas para después hace una reflexión sagaz mirando a cámara.
En esta oportunidad, Lali no es solo actriz, también es productora ejecutiva, participó del casting del resto de los personajes y está muy involucrada en cada detalle. Eso se nota en el set: se da cuenta de cómo salió su texto, pide verlo, pide repetirlo. Tiene oficio, pero también se ríe y se distiende. Como explicará minutos después, para ella no solo se trata de elegir, hoy, a sus 30 años, qué proyectos le interesan y qué historia quiere contar, sino también de pasarla bien. “Estás 12 horas trabajando, la vida es una, quiero que haya buena onda”, dice.
Erika Halvorsen ya había trabajado con Lali y cuando leyó el libro de Tenenbaum tuvo dos pulsiones: escribirle a la autora por Instagram y decirle “quiero hacer una serie con tu libro” y mandarle un mensaje a la actriz y cantante para proponerle hacer juntas esa historia. Las dos le dijeron que sí. Tamara no las conocía personalmente y Lali propició el primer encuentro. Y así se completó el trípode. La escritora aceptó ceder los derechos y se hizo cargo del guion (“No hubiera aceptado entregar este nivel de biografía sin escribir yo. Ser coautora me permitió ir a lugares difíciles y poner todo sobre la mesa, me animo a contarlo porque tengo control sobre cómo se cuenta”, dice), Lali tuvo algunas reuniones y consiguió lo que hacía falta: una productora interesada en el proyecto. Y, pandemia de por medio, el libro se hizo serie, de la mano de MGM, K&S y Amazon.
“Cuando nos juntamos hubo mucha claridad. Había que hacer la serie por todas las chicas de mi generación que no tienen historias con las que empatizar. Está contada en un contexto de la lucha por la Ley del Aborto, entonces los universos que se abordan en la serie pueden resultar comunes a muchas chicas que se juntaban en un bar con amigas y debatían sobre el tema”, cuenta Lali mientras se toma un recreo entre escenas.
La ruptura con las convenciones
El personaje de la ficción lleva el mismo nombre que la autora del libro y guionista de la serie, y mientras que el libro es más bien un ensayo filosófico donde Tenenbaum revisa el concepto del amor e interpela la idea del “para toda la vida” a lo largo de 10 capítulos, la ficción convierte a la narradora en protagonista. Recorre momentos de su vida donde se muestran diferentes capas que va rompiendo, en los que quedan expuestos muchos integrantes de su círculo íntimo. “Mi familia y mis amigos están acostumbrados a que los exponga y yo estoy acostumbrada a pagar los costos. Me tienen mucha confianza y paciencia”, aclara la autora.
“Cuando leí el libro, lo que me interesó es que permitía construir mucha ficción, porque es un ensayo filosófico y no una novela; entonces te da muchísima libertad. A partir de ahí fue encontrar en el personaje de Tamara, que es la voz que se plasma en el libro, un punto de vista. Cómo es que esta feminista de 30 años viene de ser judía ortodoxa. Ese arco es el que me interesaba, y contarlo desde una mujer, en plena crisis de los 30, y cómo en esa búsqueda de la identidad que todos tenemos se replantea a dónde quiere ir, quién es. Me parece en ese proceso de construcción de la identidad, uno revisa sus orígenes, ¿no? Entonces bueno, cómo hacer ese viaje de la mano de esta heroína”, detalla Halvorsen , quien además define al personaje como una antropóloga de las relaciones, que sale, va buscando e investigando historias para contar y también experiencias para vivir.
“Yo creo que hay una necesidad de contar una historia cotidiana de una chica de 30 años que no es solo para las de 30 años. Toda una generación se va a sentir identificada con lo que le sucede al personaje; con las drogas, con el sexo, con su familia, con los lazos anteriores, con los vínculos con sus amigas, con la falta de honestidad propia. Creo que esta serie se centra mucho en nuestra generación, de los 90″, dice Lali
En el piso de arriba se escuchan los gritos y se siente la vibración de los saltos de casamiento. La que se casa es Cande Vetrano, que le da vida a la hermana de Tamara en la ficción. ”Es la hermana que hace todo bien, se casa en el templo. Es la antítesis de Tamara y ahí funciona algo muy copado”, opina la actriz, quien también destaca el lugar de Vera Spinetta y Juli Zapiola, las amigas, que si bien no vienen del mundo de la ortodoxia tienen otras cadenas sociales.
Están abrazadas en ronda. Es un casamiento ortodoxo que sirve también para traer pensamientos y recuerdos a la narradora. El vestido blanco y el espíritu de celebración traspasan las paredes mientras entre Halvorsen y Tenenbaum siguen contando detalles de esta ficción donde trabajan como aliadas. “Para nosotras era muy importante que no quedara como que ni el personaje ni la serie desprecian ese mundo del que vienen; es una contradicción permanente porque el personaje a veces sí lo desprecia”, dice la escritora. “Pero es la vuelta a la familia. Cada uno ahí tiene como un contexto. Ella vuelve a revisar esto y sobre todo viene de una familia de mujeres. Una madre que a los 30 años se quedó viuda con tres hijas, cuando su marido muere en un atentado terrorista”, suma Halvorsen.
La historia busca reflejar la reconciliación de esta mujer con su pasado, y también, según sostiene la autora, mostrar a mujeres que se hacen así mismas y que intentan en la medida de lo posible ser dueñas de sus destinos, sea cual sea el que eligen. “Tiene que ver con habitar el deseo y también con esto de quién es uno para juzgar el deseo del otro. Si el deseo del otro es casarse en el marco de la ortodoxia… Ella empieza a tener un poco esa tolerancia con otras mujeres que quizás no eligieron lo mismo que ella”, cuenta Halvorsen. Tenenbaum cita entonces como inspiración a la serie estadounidense Girls y acota: “Ellas están chocando todo el tiempo. Creo que la pluralidad que aparece con las amigas, las hermanas y la madre aporta esta idea de que nadie tiene que ser la abandera de las mujeres”.
Tanto Tenenbaum como un rabino están presentes en todas las escenas donde hay temas relacionados al judaísmo ortodoxo para cuidar los detalles, desde formas de pronunciar frases hasta la decoración. “La serie tiene algo que es muy difícil de lograr y es que en ningún momento se coloca en un espacio crítico al mundo ortodoxo. Se centra en las mujeres y habla desde su linaje”, sostiene Lali
Un equipo femenino
Después de hablar a cámara y reflexionar sobre los casamientos, con un plano corto en sus facciones, Lali está lista para hablar de este proyecto que, como a todo lo que hace, le pone por completo su energía. “Esta serie me interpela, primero como mujer. Uno puede ver Fleabag, aunque las comparaciones son odiosas, pero por nombrar series de cierta manera feministas y producidas, escritas y dirigidas por mujeres. Un poco nuestra intención era: llevemos esto a ficción, tengamos directoras mujeres y tengamos un equipo de mujeres a la cabeza en producción que entiendan lo que estamos haciendo y que les apasione lo que vamos a contar y se armó así y eso lo vuelve como muy especial al proyecto”, cuenta.
Halvorsen coincide y asegura que en la televisión suelen no mostrarse “mujeres falladas”, y que lo que en un hombre puede verse como un atributo -la codicia, por ejemplo-, en una mujer se percibe como frialdad o algún otro sentimiento negativo. En este caso, cuenta la showrunner, cocreadora y guionista, ella tiene libertad, decisión y control desde lo creativo. “El de Tamara es un personaje fallado. Es algo que construimos a conciencia. Los 30 de ahora tienen algo como narcisista, hay una cosa también con las redes sociales. Además, es un personaje que tiene una voz pública, columnas, un programa de radio. Hay una construcción de eso que la vuelve narcisista, incluso hasta vampira de las historias del otro para transformarlas en columna. Aunque también te identificás porque tampoco se soporta a ella misma”, detalla.
Además, asegura que nunca trabajó con tanta libertad. “Estamos trabajando con una libertad que yo no tuve en otros proyectos donde supuestamente les interesaba la temática y la perspectiva de género. Después se dan cuenta que no, que es como llenar un casillero de ‘se necesitan proyectos con mujeres’ y después hay censura o hay bajadas súper patriarcales o te ponen a vos en los créditos y las decisiones las toman varones”, sostiene.
“Estoy trabajando con amigos. Poder hacer el casting y decir: ´El personaje de la hermana es Cande Vetrano…´ y estar en la cocina del proyecto fue muy enriquecedor. Quise sumar todo lo que podía desde mi visión de la serie y por suerte me dieron ese lugar. Tanto las chicas como la gente que convocamos para dirigir y para armar el universo de la serie, principalmente Leticia Dolera, la directora catalana que vino especialmente a filmar los primeros capítulos y a un poco setear la estética y el mundo narrativo de la serie, fueron súper abiertas”, dice Lali, quien asegura que armaron un equipo donde abunda la calidad humana. “A mí dame armonía, soy libra, necesito que haya mucha risa y que en las 12 horas de rodaje, que son intensas a nivel texto, que todo el mundo la pase bien”, suma.
Además de estar cerca de amigas, Lali destaca la temática y el texto de Tenenbaum: “Todo eso que nos contaron no es verdad: el amor no es eso. Hay un montón de cosas que nos pueden hacer felices que no son las cosas que nos dijeron nuestros viejos. Yo lloro en algunas escenas, tengo esa dualidad. Me ven desde afuera y no paro de laburar. Parece que tengo todo claro y voy para adelante. De repente cuando me detengo en cosas personales es como: ‘¿Debería estar construyendo algo que no estoy construyendo?’, ‘¿Qué es esto de la familia?’. Yo me separé hace poco de mi novio Santi, después de 4 años, y eso pasa en el capítulo 1″, cuenta.
A los 30, Lali asegura que si bien se acostumbró a tener una proyección laboral, no pasó lo mismo en lo personal. “Vivo con esa especie de relax, de lo único que tengo es el ahora. No me ha pasado de decir ‘casada con hijos’. Discutí mucho con [Ricardo] Montaner [su compañero en La Voz Argentina] por eso”, asegura.
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