Colonia Dignidad: Una secta alemana en Chile: fascinante recorrido documental sobre un entramado de locura, fanatismo e impunidad
La serie estrenada por Netflix se centra en la comunidad que el alemán Paul Schäfer estableció en suelo trasandino a comienzos de la década del 60
- 3 minutos de lectura'
Colonia Dignidad: Una secta alemana en Chile (Colonia Dignidad - Aus dem Innern einer deutschen Sekte / Alemania/Chile, 2020). Creador: Christián Leighton. Entrevistas: Salo Luna, Willi Malessa, Wolfgang Kneese, Kurt Schenellenkamp, Adriana Bórquez, Roberto Thieme, Robert Matthusen, Edeltraud Bohnau. Disponible en: Netflix. Nuestra opinión: muy buena.
La serie documental estrenada por Netflix en estos días recorre la negra historia de la Colonia Dignidad asentada en Chile a comienzos de los años 60 a partir de su líder, Paul Schäfer. Desde su emergencia como un consejero espiritual de la Alemania de posguerra hasta sus alianzas con la dictadura de Augusto Pinochet, Schäfer es más que un personaje, es un espectro omnipresente que ronda las imágenes desde atrás, una voz que reverbera de locura y fanatismo, un ejemplo perfecto de impunidad.
El mayor mérito de la serie, dividida en seis episodios, está en el uso de los testimonios. Desde el comienzo intercala entrevistas a miembros de la comunidad en la actualidad –tanto chilenos como alemanes-, dirigentes de la organización –como Kurt Schenellenkamp, jefe económico de la Colonia-, víctimas de los secuestros y las torturas en los 70, aliados que contribuyeron al enlace entre la Colonia Dignidad y el ejército como Roberto Thieme, secretario general de Patria y Libertad, el grupo paramilitar que contribuyó al golpe que derrocó a Salvador Allende. Los lazos que unen las estrategias de Schäfer para sostener su dominio sobre la comunidad con la política chilena, no solo del período pinochetista sino de los tempranos 60, que fue cuando los alemanes desembarcaron en Chile y obtuvieron tierras y protección, se construyen de manera progresiva, hilvanando cada una de sus extensiones, sin caer en maniqueísmos ni subrayados.
El período alemán de Schäfer, que arrastra conexiones con el nazismo, denuncias de pedofilia y la gestación de esa comunidad juvenil que proponía una resurrección de la Alemania herida, se despliega en imágenes de archivo que recuerdan la estética del heimatfilm, esas historias folclóricas de anclaje rural que buscaban el regreso a una pureza original. Allí, en esas bucólicas imágenes al aire libre, Schäfer asoma con su voz estridente, convencido de su divinidad, y se estrella contra las declaraciones de los testigos de sus abusos a menores. La tensión está construida alrededor de ese choque, que vuelve a asumir su mismo principio en el desembarco en Chile, en el que las tierras áridas al borde del río Perquilauquén son fecundas para los planes del pretendido mesías.
Con gran acierto, la serie no solo prescinde de escenas recreadas –algo que sustituye por un recorrido por los espacios de detención de los niños, de secuestro y torturas a presos políticos, del hospital creado como forma de seducción de los pobladores- sino también de la construcción de personajes que despierten fascinación aún en su villanía, como había ocurrido en Wild Wild Country, el documental sobre Osho. Schäfer es la representación de un poder que estableció alianzas en todos los órdenes, político, económico y militar, para ejercer su dominio mental y material sobre quienes llamaba fieles pero no eran más que sus víctimas.
Temas
Otras noticias de Netflix
Más leídas de Espectáculos
"El dolor fue real”. Denzel Washington: su cambio físico, la ayuda que recibió de Lenny Kravitz y una impensada confesión
Impactante. El tremendo cambio físico de Nico Vázquez para ponerse en la piel de Rocky
Amor y polémica. Ana de Armas fue vista a los besos con Manuel Anido Cuesta, el hijastro del presidente de Cuba
"Destruido para siempre". La contundente respuesta de Pampita a García Moritán y el nuevo paso que dio en su relación con Martín Pepa