Clanes: un thriller gallego tironeado por el amor y el suspenso, que se enreda con el realismo
La dupla protagónica, Clara Lago y Tamar Novas, brilla en su retrato de dos amantes separados por la ley
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Clanes (España/2024). Creador: Jorge Guerricaechevarría. Dirección: Roger Gual. Guion: Jorge Guerricaechevarría. Edición: José Entrenas y Mario Maroto. Música: Sergio Moure de Oteyza. Elenco: Clara Lago, Tamar Novas, Xosé Antonio Touriñán, Francesc Garrido, Nuno Gallego, Tomás del Estal, Chechu Salgado, Cris Iglesias, María Pujalte. Disponible en: Netflix. Nuestra opinión: regular.
Ana, una joven que tiene un brillante futuro como abogada en uno de los estudios de mayor prestigio de Madrid, conversa telefónicamente con su padre, quien prepara su velero en Fuerteventura (una de las islas que componen Canarias) para salir a navegar llevando a una pareja que ha contratado la embarcación y él no conoce. Ya en altamar, de manera sorpresiva, uno de ellos le da muerte. Seguidamente, la acción se traslada a la lectura del testamento, donde Ana y su madre escuchan con sorpresa que hay otros herederos de su fortuna. El pasado del padre de Ana, al igual que esa doble vida recién descubierta, no es cristalino y se vincula con el narcotráfico y los negocios turbios. Es entonces cuando Ana decide mudarse a Cambados, un pequeño municipio en la provincia gallega de Pontevedra, para desentrañar que pasó con el crimen, y así conoce -muy rápidamente- a Daniel Padín, el heredero del imperio de drogas local y (prácticamente) el “dueño” del pueblo.
Así comienza Clanes, la serie con la cual la vital producción audiovisual española añade un eslabón a su conocido éxito en series policiales desde que la inolvidable Brigada central fuera uno de los primeros sucesos televisivos globales en la materia a comienzos de los 90. Pero si en aquella, el personaje central era el inspector jefe Manuel Flores -a cargo del siempre fundamental Imanol Arias-, aquí la acción es seguida por la policía pero motorizada por la hija abogada del padre muerto, que se confunde cada vez más peligrosamente con las aristas del crimen organizado. Para ello, el gran baluarte de Clanes es el completo protagónico de Clara Lago como esa hija que quiere conocer a los asesinos de su padre y devuelve un sólido papel junto a la química actoral que desarrolla con Tamar Novas, como ese joven que hereda el imperio criminal, pero mezcla sus apetencias con el cada vez más creciente deseo por ella, buscando una cercanía que se irá acrecentando con el correr de los capítulos. Esta ficción compite palmo a palmo con la vida real, pero tiene una contradicción natural: se encuentra lo suficientemente cerca de la realidad en la cual se basa, pero no consigue entregar un producto entretenido. En ese sentido, el capítulo tres (cuando Ana y Daniel hacen un viaje de negocios) y el cuarto (cuando el patriarca de la familia queda libre), ejemplifican esta tensión narrativa.
Jorge Guerricaechevarría es un reconocido guionista asturiano que trabajó con Pedro Almodóvar en Carne trémula; es habitual colaborador de Alex de la Iglesia y ganador del Goya por su guion de Celda 211, de Daniel Monzón. Aquí su relato se basa en la historia real de Tania Varela y David Pérez Lago, sobre cuyo vínculo se construye la ficción de Clanes, pero -como sucede en buena medida siempre- la realidad supera a la ficción y conocer la historia de vida de los dos personajes reales supera con creces el pulso de la acción que devuelve la serie. Pero aun sin saberla, quizás el mayor defecto es que el relato se extiende gracias al añadido de esas varias subtramas donde aparecen amigos, vecinos, parientes y entenados que poco añaden al vínculo fundamental de la dispar pareja y consiguen, sí, algo peor que es complejizar innecesariamente el curso del relato y, sobre todo, distraer el interés sobre la trama central pese a que esos caracteres sean obra de un sólido reparto que consigue muy bien sus roles, tal el caso de María Pujalte, Melania Cruz, Xosé Antonio Touriñán o Diego Anido, cuyos personajes tienen fuerza, pero no logran amalgamarse al relato central en una serie que no se decide por el entramado de una familia de hampones demasiado vista o, por el contrario, por la tensión romántica entre Ana y Daniel.
Roger Gual maneja sin sofisticación pero con soltura todos los recursos necesarios para una serie de tinte policial que entrecruza parte de la geografía española generando buenos escenarios para el marco delictivo que plantea la serie, aunque todo lo que aquí sucede parece haber sido contado cientos de veces. Eso hace que Clanes sea una experiencia rutinaria en un sendero por el cual España ha entregado productos memorables como la citada Brigada Central o El comisario, Los hombres de Paco, Bajo Sospecha, Servir y proteger o la más reciente Vivir sin permiso (con un inolvidable protagónico de José Coronado), esta última con muchos puntos de contacto con Clanes, pero más lograda que este nuevo éxito en streaming.
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