Cinco grandes momentos de la cuarta temporada de Orange is the New Black
Repasamos las secuencias más indelebles del regreso de la serie de Jenji Kohan; ¡ATENCIÓN: ESTA NOTA TIENE SPOILERS!
*1. POUSSEY WASHINGTON, LA CHICA SIN NOMBRE
"Recuerda todos sus rostros, recuerda todas sus voces", canta Regina Spektor en "You've Got Time", la canción de apertura de Orange is the New Black . Más que en cualquier otra temporada de la serie de Netflix, en la cuarta esas palabras cobran una relevancia irrebatible. [ATENCIÓN: NO SEGUIR LEYENDO SI NO CONCLUYERON CON LA MARATÓN]
La serie de Jenji Kohan toma al encantador personaje de Poussey Washington (Samira Wiley) como una suerte de símbolo del movimiento Black Lives Matter y su muerte no es solo consecuencia de la ineptitud de un guardia sino de todo un sistema, sistema corrupto que ubica a ex militares en la prisión Litchfield para ejercer mano dura, sistema corrupto que nunca pone en primer lugar a las víctimas. Poussey podrá haber fallecido a causa de la asfixia pero su muerte está ligada a muchos otros factores absolutamente evitables. La secuencia en cuestión es una de las más radicales que nos ha dado la serie y se ubica al final de "The Animals", el penúltimo capítulo dirigido por el cerebro detrás de Mad Men , el gran Matthew Weiner.
El golpe generado por la muerte de un personaje tan querido es sucedido por el epílogo "Toast Can't Never Be Bread Again", donde el flashback le pertenece exclusivamente a Poussey y a su llegada a Nueva York, ciudad en la cual es arrestada pero cuyos pormenores no se muestran. Por el contrario, el enfoque es positivo y ella se despide de Orange... de la mejor manera: con una mirada a cámara y su hermosa sonrisa desplegada. Ella, Poussey Washington, quien en la prisión no tenía nombre para los directivos, como pasó en la realidad con figuras como Sandra Bland, Tamir Rice y Eric Garner, ese chico que murió a manos de la brutalidad policial y cuyas últimas palabras fueron "no puedo respirar". Sí, justamente las mismas que dice Poussey antes de dar el último suspiro, las mismas que representan a tantas víctimas de la identidad arrebatada.
*2. LOS REGRESOS DE NICKY Y SOPHIA
Una de las grandes ausencias de la tercera temporada fue la de Nicky Nichols (Natasha Lyonne), quien es enviada a una prisión de máxima seguridad en el tercer capítulo sin ninguna certeza de su regreso. Finalmente, en la cuarta temporada, se nos muestra su cotidianidad ligada a la de otro personaje: Sophia Burset (Laverne Cox). Mientras limpia los pisos de un sector de la prisión, Nicky escucha la voz de Sophia y, tan solo con una escueta escena, se nos ilustra el presente de ambas. La primera lucha por su sobriedad, la segunda lucha contra un castigo inmerecido. El enfoque que hace Orange is the New Black de Nicky no varía demasiado de las temporadas previas, ya que todo gira en torno a su pelea contra las adicciones, pelea de la que nuevamente son partícipes una comprometida Red (Kate Mulgrew) y una desesperanzada Lorna Morello (Yael Stone).
En contraposición, la vuelta de Sophia nos deja con sabor a poco ya que las injusticias padecidas se muestran en off (incluso su autoflagelación es narrada por Nicky con deliberadas imprecisiones) y sus dos momentos más conmovedores (la ayuda que recibe del sacrificio de la hermana Ingalls, la vuelta a su peluquería devenida búnker de poder de Maria Ruiz) son demasiado breves para lo que su personaje y Laverne Cox se merecen.
*3. SAM HEALY Y LOLLY WHITEHILL, LA DUPLA MENOS PENSADA
Lolly Whitehill (Lori Petty) hace su ingreso en el universo Orange en "Thirsty Bird", la apertura de la segunda temporada dirigida por Jodie Foster . Por entonces, la veíamos compartir un traslado en avión con Piper (Taylor Schilling), por lo cual su personaje carecía de peso propio y estaba supeditado al rol de interlocutora. En la cuarta temporada, al intentar proteger a Alex (Laura Prepon), Lolly asesina a un sicario en el invernadero de la prisión, protagonizando así una subtrama que comienza siendo lúdica (¿encontrarán los restos de ese hombre enterrados en la huerta de Red?) y que eventualmente se convierte en el tiro de gracia de esa mujer esquizofrénica.
Los flashbacks de Lolly y del cuestionable oficial Sam Healy (Michael Harney) muestran el punto de contacto entre ambos individuos: si bien solo uno de ellos está tras las rejas, el otro vive encerrado en otra clase de prisión. Healy, todavía atormentado por el abandono de una madre psíquicamente enferma, ve en Lolly a "una mujer a salvar", sin considerar la posibilidad de que ella sea un caso perdido. Cuando su protegida debe ser enviada al pabellón psiquiátrico - la primera de una sucesión de escenas indigeribles de los últimos capítulos -, Healy hace las valijas y también se dirige a un nuevo contexto, un hospital que lo forzará a enfrentarse con los traumas del pasado y con su comportamiento pasivo-agresivo del presente.
*4. EL FLASHBACK DE SUZANNE "CRAZY EYES" WARREN
Uno de los fuertes de Orange is the New Black indudablemente son sus flashbacks. Por un lado, son el mejor recurso para eludir la exposition (es decir, cuando los personajes son los encargados de explicar todo, quebrando la inventiva) y, por el otro, son el as bajo la manga que tiene la serie cuando busca contrastar dos escenarios hasta que solo queden similitudes. Las mujeres de Litchfield se manejan en la cárcel con los mismos códigos con los que se movían afuera, solo que en el presente sus necesidades están redirigidas y deben aplicar recursos para situaciones que van desde violentas amenazas hasta los vaivenes de los vínculos sentimentales.
En la cuarta temporada, los flashbacks no resultaron particularmente inspirados, con excepción de uno: el de Suzanne Warren. En dicho flashback se muestra la velocidad con la que "Crazy Eyes" pasa de estar integrada socialmente con éxito a demostrar que no puede manejarse por sí sola. Su inestabilidad ocasiona la muerte de un niño, hecho que es mostrado prácticamente en paralelo con la golpiza que le da (contra su voluntad) a su ex novia Maureen Kukudio (Emily Althaus) dentro de la cárcel. La cuarta temporada de Orange is the New Black contempla situaciones bisagra a través de un prisma. Así, el arrebato violento de Suzanne es un factor incidente en la huelga de Litchfield y, en consecuencia, en la muerte de Poussey.
*5. EL DESPERTAR DE PIPER CHAPMAN
Orange is the New Black está basada en el libro homónimo de Piper Kerman, una obra confesional de su estadía en tres prisiones diferentes. Afortunadamente, Kohan y sus guionistas advirtieron que, una vez concluida la primera temporada, ya no era necesario que observemos la cárcel bajo la mirada de Piper y, por ende, se despega del libro de base. Por lo tanto, con el correr de los capítulos, al resto de las mujeres se les dio casi el mismo protagonismo que a su figura "central", al punto tal de que tanto Piper como la actriz que la interpreta (Schilling) acabaron siendo lo más intrascendente del programa. Asimismo, Orange... acierta en no tomarse demasiado en serio a Piper, en exponer continuamente su egocentrismo e ignorancia, en levemente insinuar que muchas de las críticas que recibe están justificadas al ciento por ciento.
Es la cuarta temporada la que lleva al paroxismo la soberbia de Piper, quien en un lapsus en el que se cree dueña de la cárcel ("a gansgta") conforma un grupo para protegerse de "las latinas" y, sin quererlo, fogonea la ideología de la supremacía blanca. Posteriormente, Maria (Jessica Pimentel) - la figura antagónica de esta flamante temporada - cobra venganza marcándole a fuego una esvástica en su brazo. Se trata de una escena devastadora, en la cual Piper toma conciencia de que sus hechos pueden tener reacciones extremas, despertándose así de meses de descontrolado narcisismo.
*El adelanto de la cuarta temporada:
PARTICIPACIÓN. ¿Ya pudieron maratonear la cuarta temporada de Orange is the New Black? ¿Qué les pareció?
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