Para descubrir: cinco autores televisivos clave y sus series emblema
Así como en el cine no cuesta reconocer la mano de Quentin Tarantino, Martin Scorsese o Alfred Hitchcock en cada una de sus películas, desde hace un tiempo en televisión sucede algo similar. Si bien antes ya habían surgido autores televisivos (Joss Whedon o Chris Carter), las reglas del juego cambiaron cuando en 1999, David Chase estrenó Los Soprano, una ficción muy consciente de sus influencias y dueña de una puesta en escena cercana al cine. La figura del autor en televisión, conocido como showrunner, comenzó a difundirse con mayor regularidad, y por ese motivo repasamos algunos de los ejemplos actuales más importantes y cuáles son sus obras destacadas.
David Simon: la burocracia como desafío
Durante sus años como periodista, David Simon estudió el mundo del narcotráfico y la realidad de los ghettos en los cuales la venta de droga parece la única salida laboral posible. En sus investigaciones prestó especial atención a los eslabones más débiles de esa cadena, los chicos de la esquina, encargados de vender la droga y prescindibles escudos para absorber las penas y las balas de los zares que se encuentran detrás de ese negocio. Con esa idea como punto de partida, Simon realizó The Wire, un policial que se revela como una meticulosa radiografía sobre el narcotráfico en Baltimore . El autor desarrolla un relato con su eje no en los tiroteos, sino en las pequeñas historias de traficantes atrapados en un sistema social cruel, y de una burocracia policial torpe y frustrante que termina por ayudar al narcotráfico más que combatirlo.
Con The Wire, Simon construyó una firma personal caracterizada por tiempos reposados, personajes que se definen a través de pequeñas acciones y hombres entregados a su profesión. En los años posteriores, el autor llevó adelante otras ficciones que también se detenían en las problemáticas de hombres comunes frente a un sistema que amenazaba con devorarlos. En Show Me a Hero, un alcalde lucha contra la opinión pública y el racismo cuando debe ordenar la construcción de viviendas sociales en un barrio de blancos, y en The Deuce, una prostituta desafía al violento sistema de proxenetas y encuentra en la pornografía una alternativa al negocio de la sexualidad. En cada una de sus series, David Simon plantea personajes incompletos, cuyos ejes radican en imponerse objetivos imposibles y aprender a convivir con la tragedia que eso supone.
Cuáles son sus mejores títulos: The Wire (HBO GO), Show Me A Hero (HBO GO), The Deuce (HBO GO) y The Plot Against America (HBO GO).
Mike Judge: reírse de (y con) el público
A comienzos de los 90, Los Simpsons demostraron que la animación televisiva para adultos era un negocio próspero. Atentos a esa tendencia, en el canal MTV estrenaron un puñado de títulos apuntados al público adolescente ávido de series animadas que hablaran en su mismo idioma. Y mientras The Maxx, The Head y Aeon Flux eran las opciones de acción y aventuras extravagantes, Beavis and Butt Head retrató la esencia de la llamada "generación MTV". Mike Judge definió a una nueva juventud a través de dos personajes que solo miraban video clips, que esquivaban cualquier tipo de obligación, y encontraban en las papas fritas la base de su dieta. La ironía detrás de ese éxito era que Judge se reía del mismo público que lo consumía, y sus brillantes capítulos hoy son un fiel muestrario de la cultura reciclable de fines del siglo XX.
Con Beavis and Butt Head, Judge manifestaba que la mediocridad y la idiotez eran parte del ADN americano, y esa se convirtió en la premisa de toda su obra posterior. En King of the Hill, que con prisa muchos comprendieron como una versión devaluada de Los Simpson, el autor reflejaba la vida familiar de un hombre sin demasiadas aspiraciones más que vivir su rutina con la mayor calma posible. Luego de algunas notables películas como Office Space o Idiocracia (variantes de esas obsesiones que planteaba en sus dibujos animados), Judge estrenó en 2014 una nueva serie en la que demostró una vez más su impronta.
El protagonista de Silicon Valley es Richard Hendricks (Thomas Middleditch), un neurótico programador que accidentalmente hace un descubrimiento que lo posiciona como uno de los talentos más codiciados por las empresas del lugar. Una vez más, Judge encuentra en personajes jóvenes el registro de una época marcada por un notable nivel de absurdo. Desde la óptica de la ficción, el submundo de Silicon es una jungla de egos descontrolados, de excéntricos millonarios y de inadaptados sociales que, irónicamente, son quienes pueden construir un mejor futuro para la humanidad.
Cuáles son sus mejores títulos: Beavis and Butt Head y Silicon Valley (HBO GO).
Amy Sherman- Palladino: la verborragia al poder
Quizá la firma más inmediata de un autor (o autora, en este caso) sea a través de personajes claramente identificables. Hay protagonistas que respiran la esencia de quien los creó, y eso sucede con todas las criaturas que pueblan el universo de Amy Sherman-Palladino, la creadora de Gilmore Girls y The Marvelous Mrs. Maisel.
En 2000, Gilmore Girls llegó a la pantalla y el público ávido de nuevos dramedies comprendió que estaba ante un producto como ningún otro. La ficción, centrada en una mujer de 32 años que mantiene con su hija de 16 un vínculo más de amiga que de madre, tenía una identidad sólida más allá de algunas influencias reconocibles (con Lucille Ball a la cabeza). En la superficie, las mujeres de Palladino son ametralladoras de expresiones ocurrentes, seguras de sus objetivos, y no temen escapar de una posición de comodidad para perseguir la libertad. Pero en su trasfondo, las series de esta autora encuentran su fuerza a través de pequeñas fricciones. Conflictos generacionales, el cosmos de los trabajadores asalariados contra un mundo de opulencia, la ansiedad por triunfar y una sutil culpa de clase son parte del motor de estos personajes que tanto apasionan a Sherman-Palladino.
Lorelai (Lauren Graham) de Gilmore Girls, y Midge Maisel (Rachel Brosnahan) de The Marvelous Mrs. Maisel son producto de una escritora capaz de darle a sus personajes una impronta sólida, con historias que transcurren en mundos que parecen burbujas. Stars Hollow en un lugar soñado que se nutre de hamburguesas y coloridos festivales, mientras que el mundo de la comedia stand up le permite a Maisel conocer a personas apasionantes que son muy distintas de las que frecuenta en su lujosa cotidianeidad. Las mujeres de Palladino encuentran sus desafíos al salir de sus zonas de confort, un camino muy similar al que realizó la guionista cuando abandonó proyectos ajenos para consolidar su propia firma.
Cuáles son sus mejores títulos: Gilmore Girls (Netflix), The Marvelous Mrs. Maisel (Amazon Prime Video), Bunheads.
Bruno Stagnaro: el conurbano como género
Solo dos ficciones necesitó Bruno Stagnaro para convertirse en uno de los autores televisivos locales más importantes de la actualidad. Cuando en 1999 el director estrenó Pizza, birra y faso, dirigida junto a Israel Adrián Caetano, él planteó la urgencia de contar historias alrededor de personajes/personas fáciles de reconocer sin salir más allá de cualquier esquina. El registro casi documental fue clave en ese film, y Stagnaro comprendió que ahí había un mundo mucho más vasto para explorar. Al poco tiempo el director escribió Okupas, su primera ficción televisiva. Ricardo (Rodrigo de la Serna) es un adolescente que para evitar que intrusen la casa de su tía, termina formando una alianza con un grupo de desconocidos que lo ayudan. De esa manera el protagonista conoce otra cara de la realidad, establece una amistad entrañable y corre la cortina hacia una vida vedada. Okupas retrató con nervio la sensibilidad joven de esa época, el folclore "rolinga" y las historias que se cocinaban en los márgenes de la sociedad.
Más de quince años pasaron hasta que Stagnaro volvió a la televisión como capitán de un nuevo proyecto propio (y con la colaboración con Ariel Staltari) . Un gallo para Esculapio le permitió al autor regresar a una saga de iniciación atravesada por las violentas calles del conurbano bonaerense (que aquí tienen una impronta con aires de western). Una vez más, el protagonista (interpretado por Peter Lanzani) llega a Buenos Aires y descubre una vida que desconocía, pero por la que pronto sentía una enorme atracción.
Tanto en Okupas como en Un gallo para Esculapio se detecta la sensibilidad del director. Dos forasteros llegan a un terreno para intentar conquistarlo, aparecen aliados y enemigos, romances efímeros y también un tutor que los introduce a ese nuevo orden social. A pesar de la distancia temporal entre ambas obras, se nota el camino realizado por el autor, y cómo el paso de los años sirvió para asentar la firma de uno de los nombres más importantes que dio la televisión argentina.
Cuáles son sus mejores títulos: Okupas, Un gallo para Esculapio (FLOW).
Matthew Weiner: identidades robadas
En los 90, Matthew Weiner escribió una historia a partir de los avatares de un publicista. A ningún canal le interesó ese piloto, pero luego de leerlo, David Chase vio en el guionista algo que le gustó y le propuso formar parte del equipo de Los Soprano. El tiempo pasó, el escritor se empapó de la experiencia de trabajar en esa serie de HBO, luego pulió mucho su guión y finalmente la cadena AMC tomó el proyecto. En ese momento nació Mad Men. En esa ficción el protagonista es un publicista llamado Don Draper (Jon Hamm) tiene todo a lo que puede aspirar alguien de su posición: una esposa devota, dos hijos, un auto, una casa en los suburbios y un trabajo con posibilidades de ascenso. Para Weiner, el drama está en que a pesar de su éxito, Don se siente preso de una existencia miserable. El autor construye un personaje cínico en su esencia, porque como publicista sabe que esa felicidad que vende, es solo un espejismo.
A lo largo de 92 episodios, Weiner arma la épica de un personaje símbolo del consumismo más encendido de los sesenta, y crea una apasionante galería de protagonistas atravesados por la época que les toca vivir. El guionista condensó en esa serie su amor por John Cheever, su fascinación por el melodrama a la Douglas Sirk, y la herencia que recibió por parte de Los Soprano. De ese modo, nació la saga de un hombre que llega a la cima solo para sufrirla.
Por otra parte, Don es la esencia del "self made man", del hombre que se construye a sí mismo y supera un origen humilde para convertirse en alguien exitoso. Pero él lleva ese concepto al extremo y roba la identidad de otra persona para literalmente empezar de cero. Para Weiner, la identidad de sus protagonistas, y las diferencias entre quienes dicen ser y quienes son realmente es clave, un aspecto que luego trabaja en profundidad en su serie Los Romanov. En esa antología, el autor plantea ocho relatos cuyo hilo conductor son los descendientes posibles de los últimos zares, y cómo padecen la carga de una identidad que les precede.
Cuáles son sus mejores títulos: Mad Men (Netflix), Los Romanov (Amazon Prime).
De yapa: tres nombres más para tener en cuenta
Phoebe Waller-Bridge: luego de un primer paso firme con Crashing (Netflix), la guionista cosechó decenas de premios gracias a su trabajo en Fleabag (Amazon Prime), una de las mejores series de los últimos años . Alejándose de sus temas habituales, también consiguió un amplio reconocimiento gracias a su adaptación de Killing Eve (FLOW).
Álex Pina: la obsesión de este autor español son los grupos de individuos encerrados, y esa idea la trabajó copiosamente en sus ficciones iniciales, como El Baco o Vis a Vis (Netflix). Pero su mayor éxito lo consiguió con La casa de papel (Netflix), en la que mezcló su tónica habitual, con el subgénero de los robos a bancos.
Ryan Murphy: si bien este productor es uno de los más prolíficos de la televisión habitual, no todas sus series parecen responder a una misma mirada. Pero sin lugar a dudas, los mejores relatos salidos de su factoría tienen que ver con grupos de marginados que luchan por encontrar un lugar de pertenencia en estructuras prejuiciosas y conservadoras. Esa idea puede rastrearse con tono de comedia en Glee (Netflix), o en historias más cercanas al drama con Pose (Fox Premium) o la reciente Hollywood (Netflix).
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