Che Diaz, el personaje de And Just Like That del que nadie puede dejar de hablar
El papel que interpreta Sara Ramírez irrumpió en el reboot de Sex and the city para aggiornar su mirada y narración pero el resultado no siempre arrojó un saldo positivo
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Una de las razones por las que Cynthia Nixon decidió sumarse al reboot de Sex and the City, And Just Like That..., y retomar el personaje de Miranda Hobbes fue por el acuerdo creativo que realizó con su showrunner, Michael Patrick King, y con sus colegas y productoras ejecutivas de la serie, Sarah Jessica Parker y Kristin Davis.
¿De que se trataba? Básicamente, de que la nueva narrativa no iba a soltarle la mano al pasado, pero que en simultáneo iba a resetearse en determinados focos. Por no decir, en la gran mayoría.
Cynthia Nixon y la “nueva” Miranda
Nixon, quien habló abiertamente de su bisexualidad y luego expresó su deseo de quedar exenta de las nomenclaturas (si bien representa a la comunidad queer), tenía en sus manos el termómetro que medía hasta qué punto And Just Like That iba a quedar desconectada de la coyuntura si no visibilizaba desde los grises a la comunidad LGBTQI+. Por lo tanto, decidió hacer algo al respecto. La actriz no solo tenía meras propuestas: también se puso detrás de cámara para dirigir uno de los capítulos clave vinculados a su personaje en la comedia dramática.
Atención: no seguir leyendo quienes no vieron la serie, spoilers a continuación.
Su firme postura se trasladó indefectiblemente al personaje de Miranda, quien en los 10 episodios de la serie -que emitió su capítulo final este jueves 3 de feberero por HBO Max- sufre un cambio muy importante que muchos espectadores y parte de la crítica sintieron que fue no solo atropellado sino también incongruente con uno de los personajes más interesantes que tenía la ficción original de Darren Star.
En ocasiones, el conflicto es más fácil de distinguir de lo que parece y, en cuanto al desarrollo de Miranda, el problema está a la vista: King y su equipo de guionistas no lograron mostrar la evolución del personaje. En otras manos, quizá el panorama hubiese sido diferente.
En cambio, en And Just Like That se nota un retroceso narrativo en, por mencionar un solo ejemplo, la forma en la que se abordó la adicción al alcohol del personaje de Nixon. Atribulada por hallarse infeliz en su matrimonio con Steve -otro personaje que merecía un mejor tratamiento-, la abogada no “ahoga sus penas en alcohol” como Carrie parece interpretar.
Miranda tiene lisa y llanamente una adicción que batalla en el transcurso de un día y con éxito. Si ese approach no es problemático para un tópico tan sensible, hay varios más pululando por el microcosmos de la serie.
La irrupción de Che Diaz
En ese contexto hace su ingreso Che Diaz, personaje que interpreta Sara Ramírez, quien alcanzó popularidad con Grey’s Anatomy, al tiempo que triunfó en la comedia musical (en una sola escena de And Just Like That pudo mostrar su enorme talento como cantante).
Che, al igual Ramírez, se define como persona no binaria, conduce un podcast y triunfa en el universo stand up que por años fue monopolizado por los hombres (para un retrato más pormenorizado de este punto, recomendamos Hacks, la genial comedia protagonizada por Jean Smart, que también está disponible en HBO Max).
Los primeros encuentros de Che Diaz con Miranda podían leerse como simpáticos meet-cute que derivaron en que el personaje de Nixon comience a preguntarse qué le estaba sucediendo con Che, de quien luego se enamora, no sin antes marcar un punto importante: no tiene la necesidad de definir su orientación sexual, simplemente se enamoró de esa persona. De esta manera, And Just Like That..., y no solo con esta subtrama, intentaba subsanar errores del pasado.
Entonces... ¿Por qué la audiencia le dio la espalda al interés romántico de Miranda? Una de las razones la podemos hallar en la falta de química entre Ramírez y Nixon y en que Che, como ella misma se define sobre el final de la temporada, es narcisista al punto de lo irritante y no como una cualidad que responde a una pretendida pluridimensionalidad.
Nuevamente, el guion es el escollo. Cuando una de las tres protagonistas de la ficción da un giro en su vida para compartirla con una figura que se incorpora a un universo tan establecido, lo lógico sería darle tesitura, matices, para que podamos saber quién es verdaderamente ese personaje, independientemente de si empatizamos o no con ella. Esa es otra discusión, aún más subjetiva. ¿Lo objetivo? Todos están hablando de Che.
Como el vínculo entre Miranda y su interés romántico se mueve a pasos agigantados y sin coherencia (pasan de confesarse su amor en una marcha del orgullo en un capítulo a mostrarse reticentes a avanzar en otro), Che indefectiblemente se convierte en un estereotipo.
A diferencia de los personajes de Sarita Choudhury y Nicole Ari Parker (las mejores incorporaciones a la serie), de Diaz sabemos poco y nada, y el carisma de Ramírez no es suficiente para compensar ese paso en falso que la propia Nixon estaba evitando. “Soy muy consciente del odio que existe en las redes, pero tengo que proteger mi propia salud mental y mi propio arte”, expresó Ramírez en diálogo con The New York Times respecto a las críticas a Che.
“Eso es mucho más importante para mí porque soy un ser humano. Me enorgullece la representación que hemos creado. Hemos construido un personaje que es un ser humano, que es imperfecto, que es complejo, que no está aquí para agradar, que no está aquí para la aprobación de nadie”, apuntó.
Nixon también decidió explayarse ante quienes se mostraron disconformes con el cambio de Miranda y aseguró, en diálogo con Drew Barrymore en su talk show, que “no hay edad para los cambios”, pero esquivando lo más importante. Para parte de la comunidad queer que esperaba esa visibilidad prometida en And Just Like That, el conflicto estuvo siempre en la falta de profundidad y no en la atracción repentina de Miranda hacia Che, como bien marcó la publicación Vulture respecto a este personaje, descrito como “un interrogante, alguien a quien nunca llegamos a conocer”.
Como si fuera poco, la primera temporada de la serie (que ya tiene una segunda prácticamente asegurada) nos muestra a Miranda convirtiéndose en la heroína de su propia comedia romántica (“Oh, Dios, ¡Soy Meg Ryan!”, ha llegado a decir) cuando decide dejar todo en Nueva York para acompañar a Che a Los Ángeles por trabajo, aseverando que ya no quiere sobreanalizar las cosas porque es momento de responder a sus deseos. Pero como a And Just Like That se le olvida la etimología de la palabra pareja, nunca advirtió que para la audiencia es difícil compenetrarse en una historia en la que una de las partes es una hoja en blanco.
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