Casi feliz, una comedia que le saca el mejor jugo al talento de Sebastián Wainraich
Casi feliz.Idea: Sebastián Wainraich, Alejandro De Grazia y Hernán Guerschuny. Guion: Sebastián Wainraich. Elenco: Sebastián Wainraich, Natalie Pérez, Santiago Korovsky. Dirección: Hernán Guerschuny. Disponible en: Netflix. Nuestra opinión: muy buena.
A Sebastián Wainraich le faltaba una gran aparición televisiva que se pusiera a la altura de sus espectáculos de stand up y de sus trabajos en la radio, hasta ahora los únicos dos espacios en los que podía lucir a pleno sus notables dotes de comediante. Ese momento llegó con Casi feliz, suerte de tragicomedia con algunas situaciones y lenguaje explícito sobre las neurosis de una figura que nunca puede disfrutar del todo el privilegio de ser famoso. Y que en realidad, por sus propias manías e inseguridades, a menudo suele llevar ese potencial a un comportamiento autodestructivo o a un fracaso momentáneo por culpa de las circunstancias.
Con materiales sin duda autobiográficos y una larga serie de influencias muy bien aprovechadas que van desde Woody Allen al Larry David de Curb Your Enthusiasm, Wainraich logra unir en Casi feliz todos los trazos de talento, humor y capacidad de observación que estaban dispersos en sus apariciones previas en el cine y la televisión. Aquí todas ellas se unen en una mezcla virtuosa, que logra el raro mérito para las comedias de situación argentinas de darle tiempo y aire a cada momento, desarrollarlo y rematarlo en el momento justo.
Las ficciones locales suelen enamorarse de ciertos tics y comportamientos de sus personajes más populares, y ese mal hábito lleva a que muchas escenas terminen estirándose inútilmente con la falsa creencia de que el actor se lucirá más en la medida en que lleve lo más lejos posible alguna de las características que lo identifican. A Wainraich (al actor y también a la persona, que parecen confundirse aquí todo el tiempo) no tardamos en identificarlo, a reconocer sus tics, sus fobias, su manera de relacionarse con los demás. Y una de las grandes cosas que tiene Casi feliz es que desde esos vaivenes su personaje va haciéndose cada vez más querible.
Lo mismo pasa con cada uno de los actores que suman su aporte circunstancial o permanente en el relato. De todos ellos nos acordamos muy bien porque además encuentran aquí a sus mejores intérpretes posibles: Adrián Suar, Julieta Díaz, Juan Minujín, Hugo Arana, Pilar Gamboa y muchos otros se divierten mucho con lo que hacen y nos muestran que apenas unos minutos en cámara pueden servir para darles vuelo.
Sebastián (así, sin apellido) conduce con bastante notoriedad un programa de radio. Está separado, pero con una puerta abierta para el regreso al hogar conyugal en el que lo esperan su exesposa Natalie Pérez (como siempre, pura espontaneidad) y los dos hijos de la pareja. Las desventuras afectivas, el sexo, el psicoanálisis, las frustraciones laborales, las peripecias de su entorno familiar y también algunos pequeños triunfos desfilan por la vida de este personaje al que Wainraich personifica con la naturalidad de quien sabe mejor que nadie hacia dónde hay que llevarlo a partir de cada impulso y de cada conducta. Y, por supuesto, con sus intactas y plenas dotes de comediante.
El director Hernán Guerschuny y su equipo sintonizan a la perfección esa idea y utilizan con mucha habilidad algunos recursos de la puesta en escena (como el uso de la banda sonora) para que las situaciones, aún las más subrayadas, funcionen. De paso, esta propuesta es un gran paso hacia la consolidación de un modelo televisivo de comedia adulta de situación a la argentina que puede sacar un gran provecho, como ocurre aquí, del formato de serie compacta: 10 episodios de 30 minutos aprovechados al máximo. Bienvenida sea.
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