A finales de los ochenta, el actor protagonizó una ficción que se consolidó como uno de los grandes éxitos de la década; sin embargo, para concretar esa idea debió luchar con los prejuicios e imponer su visión
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En la televisión, Michael Landon era sinónimo de éxito. Durante los años sesenta y setenta, él protagonizó Bonanza y La familia Ingalls, dos ficciones que fueron grandes hits de la pantalla chica. Por ese motivo, el actor y productor se sentía muy confiado al momento de presentar un nuevo proyecto, sobre un ángel que llegaba a la Tierra para realizar toda clase de buenas acciones. Pero concretar esta ficción no fue nada fácil para Landon, que si bien no tuvo el respaldo que esperaba, eventualmente demostró que su mirada estaba muy en sintonía con aquello que le interesaba al público.
Camino al fracaso
Landon no quería hacer otro western. Luego de Bonanza y La familia Ingalls, el actor buscaba otro tipo de proyecto. Sin embargo, las ofertas que le acercaban no terminaban de interesarle. Según el mismo reveló en su libro Conversations with Michael Landon, solo le proponían hacer policiales, un rubro por el que no sentía ningún tipo de atracción. Confeso fan de ¡Qué bello es vivir!, Landon encontró inspiración basando su propuesta en ese clásico dirigido por Frank Capra, en el que un hombre interpretado por Jimmy Stewart conocía a un ángel que lo lleva a descubrir una emotiva moraleja. De ese modo, apostaría a la emoción como principal ingrediente de su show pero, según reconoció Landon, los productores no lo veían del mismo modo. “La idea en sí misma los horrorizaba, me decían que ese tipo de relatos no funcionaban”, aseguró.
Los ejecutivos de la NBC, la cadena en el que siempre había trabajado Landon, odiaban la idea de una trama centrada en un ángel que visitaba distintos pueblos para realizar obras de bien. Sin embargo, la estrella televisiva confiaba en su plan y pensaba que el público se había vuelto tan descreído con respecto a la bondad humana que ver a un ángel haciendo el bien podía ser muy movilizante (en sus propias palabras, llegó a decir que “la gente tenía una percepción muy pobre de la humanidad”).
Aunque muchos de los ejecutivos de la NBC le insistían con que esa idea estaba llamada a ser un fracaso, Landon les aseguró: “Yo sé hacer que la gente llore, creo que hay una audiencia que está buscando eso. Y si puedo conmover al público en un capítulo de una hora de duración, la próxima semana van a volver por más”.
Landon y su compañero ideal
A fuerza de escucharlo una y otra vez, el presidente de la NBC, Brandon Tartikoff, terminó por darle luz verde al piloto. Sin embargo, en ese punto surgió un conflicto inesperado. El protagonista de la historia, el ángel llamado Jonathan Smith, contaba con la compañía de Mark Gordon, un muchacho que lo acompañaba por su periplo a lo largo de Estados Unidos. Desde la NBC querían que ese rol lo tomara algún joven galán, que tuviera su gran oportunidad al frente de un drama en horario central. Pero Landon se negó de cuajo. Por mucho que le insistían, no podían convencerlo de aceptar a un compañero de elenco que estuviera en sus veintitantos y que fuera objeto de interés para una gran porción del público (especialmente el femenino).
Landon estaba encaprichado, y era sabido que el motivo era porque a él no le gustaba trabajar con jóvenes galanes que opacaran su carisma (Guy Williams, por ejemplo, no pudo quedarse demasiado tiempo en Bonanza porque Landon sintió celos profesionales). Pero de ese capricho surgió un gesto de gran nobleza, cuando el actor le dio un ultimátum a los ejecutivos de la NBC, al exclamarles que solo estaría dispuesto a hacer su serie, si lo acompañaba Victor French.
French era un viejo amigo de Michael, con quien había compartido pantalla en Bonanza y, especialmente, en La familia Ingalls. Ambos intérpretes congeniaban a la perfección, tenían mucha química y se entendían con solo una mirada. De ese modo, los guionistas reescribieron al personaje de Mark Gordon, para adaptarlo a un hombre de mediana edad. Por su parte, French aseguró que su amigo era verdaderamente un ángel porque había confiado en él para coprotagonizar esa serie, dándole un personaje cálido y no un villano de esos que ya estaba cansado de interpretar.
Un éxito inesperado
Con el piloto terminado, las expectativas no podían ser peores. En un pase de prueba para cuarenta ejecutivos de la NBC, 25 no aguantaron ni llegar al final y uno de ellos le aseguró al presidente del canal que el episodio estaba “tan pasado de moda, que se podría haber filmado en blanco y negro”.
Sin demasiada expectativa, el 19 de septiembre de 1984 llegó a las televisiones de los Estados Unidos el primer episodio de Camino al cielo. Y el éxito fue inmediato. Gracias a la emotiva historia del ángel Jonathan Smith, el rating de la NBC se disparó, y por primera vez en treinta años dicho canal se coronó como el más visto de su país. Poco tiempo después, el presidente de la cadena reconoció estar “orgulloso” de contar en su grilla con una propuesta que resaltara “los valores humanos”, a medida que los televidentes no dejaban de sintonizar semana a semana esa ficción.
A lo largo de todos sus episodios, la serie se animaba a tocar temas complejos, dramas humanos que no eran los habituales en muchas producciones de la época. La calidez de Landon en la piel del ángel conmovía a los televidentes, y le permitía a ese relato abordar hondos dramas sin golpes bajos. De esa manera, tópicos como el sida, el racismo, el alcoholismo, o la cruda realidad de las familias sin techo, era tratado de una manera respetuosa, en un producto pensado para toda la familia. Lo mismo sucedía con Viet-Nam, un conflicto bélico que si bien había culminado, no dejaba de impactar en el imaginario cultural y social de Estados Unidos. En el marco de la serie, esa guerra golpeaba a través de las secuelas físicas y emocionales que sufrían veteranos o hijos de soldado fallecidos.
Camino al cielo fue un título que se distinguió por muchos aspectos, pero uno de los que más destacó fue el hecho de contar con numerosos actores que tuvieran algún tipo de discapacidad. De esa forma apareció un personaje llamado Scotty Wilson, un muchacho cuadripléjico que era interpretado por James Troesch, que tenía esa misma condición. La saga de Scotty se prolongó a lo largo de numerosos episodios, y su trama culminaba con él casado y convirtiéndose en padre de un hijo adoptivo. Por otra parte, Landon también procuraba darle espacio a intérpretes desconocidos, a los que iba a buscar a talleres de teatro con la intención de darles una oportunidad en televisión.
Adiós, amigos
En medio de un fuerte descenso de rating, Camino al cielo culminó en su quinta temporada, en octubre de 1989. Pero hubo un golpe mucho mayor a la cancelación de esa ficción, cuando luego de grabar el último capítulo, Victor French fue diagnosticado con cáncer de pulmón. El gran compañero de Landon murió en 1989, y esa pérdida le supuso un duro momento personal y profesional.
Decidido a seguir adelante luego de Camino al cielo, Landon comenzó a trabajar en su siguiente proyecto, una serie titulada Us. En esa ficción, la trama giraba alrededor de un hombre que, luego de ser enviado a prisión por error, se dedicaba al periodismo y comenzaba un viaje por los Estados Unidos. Pero ese piloto jamás se llegó a concretar, debido a la repentina muerte del actor en julio de 1991. De esa manera, Camino al cielo se convirtió en el adiós de Landon en televisión, y el testamento definitivo de un artista que apostó por la emoción genuina como el mejor vehículo para contar una historia.
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