Cómo fue la historia de un elenco que revolucionó las historias sobre jóvenes en la pantalla chica
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A finales de 1990, llegó a las pantallas de los Estados Unidos un drama juvenil sobre el que no había grandes expectativas. Nadie hubiera podido predecir que un montón de jóvenes desconocidos, iban a convertirse en líderes de un éxito televisivo que se prolongó durante 293 capítulos, a lo largo de una década completa. Y durante esos años que Beverly Hills 90210 permaneció al aire, como el tiempo reveló, los conflictos que se tejieron detrás de escena terminaron por ser mucho más jugosos que los vistos en la pantalla chica.
Dos generaciones unidas
Darren Star hoy es conocido principalmente por ser el creador de Sex and the City, pero a finales de los ochenta, era un joven guionista televisivo que apenas superaba los 25 años. A pesar de no contar con una carrera muy extensa, recibió una oportunidad de oro cuando ejecutivos de Fox le propusieron escribir una historia centrada en un grupo de adolescentes. La frutilla del postre era que el proyecto contaba con Aaron Spelling como productor. De esa manera se concretaba una sociedad de lo más curiosa: en un extremo, una joven promesa, y en el otro, un reverenciado profesional de setenta años que podía jactarse de contar con éxitos como Starsky y Hutch, La isla de la fantasía y Los ángeles de Charlie.
En una entrevista de la época, Star explicó el origen de su idea: “La única serie que me gustaba mucho en ese momento era Thirtysomething. Trataba problemas muy puntuales focalizados en un grupo y yo buscaba algo similar, pero con adolescentes examinando sus propios conflictos. Quería que todo girara sobre ese punto de vista, como las películas de John Hughes, en la onda de El club de los cinco”. Con la intención de hacer foco en ese mundo, Star escribió Potomac 20854, un piloto que transcurría en el lugar en el que había vivido su adolescencia. Pronto cambió de parecer y pensó que la acción debía transcurrir en escenarios más vistosos. Beverly Hills como paisaje de fondo, no tardó en aparecer.
Los desconocidos de siempre
La propuesta de Star no era demasiado ambiciosa y se centraba en Brenda y Brandon, dos hermanos adolescentes que se mudaban a la lujosa Beverly Hills y allí descubrían un nuevo mundo, algunas rivalidades e historias de amor que los iban a marcar profundamente. En gran medida, el éxito de la propuesta recaía en el carisma de sus protagonistas. Ninguno de ellos era una estrella, e incluso algunos hasta desconfiaban de la calidad del producto. “Cuando leí el guion pensé que era algo demasiado superficial. El eje del piloto de lo único que se ocupaba era del estilo de vida de Beverly Hills, de los chicos irritantes llenos de plata y de la historia de estos hermanos que se sentían fuera de lugar”, esa fue la reacción de Ian Ziering cuando leyó el guion. A pesar de eso, aceptó interpretar a Steve.
Spelling había visto la actuación de Shannen Doherty en el film Heathers y la convocó para el papel de Brenda. En una entrevista, ella contó: “Mi audición fue horrible. Recuerdo irme del casting y pensar que estaba todo perdido. Hasta que salió uno de los directores y me dijo que no pensara así”. Gabrielle Carteris, de 29 años, escondió su edad para evitar ser rechazada por los encargados de las audiciones, que creyéndola más joven la contrataron para interpretar a la tímida Andrea. Tori Spelling, hija del productor, se enteró del proyecto revisando el portafolios de su padre y se presentó con seudónimo para evitar favoritismos, aunque como ella confesó, puede que la reconocieran y que por ese motivo le dieran el papel de Donna.
Jennie Garth y Brian Austin Green fueron dos hallazgos del productor, mientras que Jason Priestley en el rol de Brandon, fue un salto al vacío. El actor fue confirmado dos días antes de iniciar las grabaciones y algunos suponen que su incorporación fue una decisión sometida a la falta de tiempo. Sin embargo, el nombre que detonó una pelea entre Spelling y los ejecutivos de Fox, fue el de Luke Perry. El intérprete de 23 años personificaba a Dylan, un personaje que solo debía aparecer seis episodios. Aaron vio potencial en Perry y exigió modificar la historia para dejarlo como uno de los protagonistas. Desde Fox se negaron, principalmente porque no veían en él ningún tipo de talento interpretativo, pero Spelling no dio el brazo a torcer y decidió pagarle de su propio bolsillo su participación en más episodios. Eventualmente, cuando Dylan se convirtió en uno de los favoritos del público, desde Fox debieron cambiar de idea.
Un éxito inesperado
Durante sus primeros meses al aire, la ficción estaba lejos de ser un suceso. El rating era bajo, el público no mostraba demasiado interés en la propuesta y todo indicaba que Spelling estaba frente a uno de los pocos fracasos de su carrera. De hecho, Beverly Hills 90210 se posicionó en el lugar 118 de las series más vistas de ese período, pero una idea cambió el destino del título. Cuando la temporada de estrenos estaba por terminar y muchos programas comenzaban a repetir viejas emisiones, Fox pensó que una buena estrategia podía ser la de prolongar más de lo habitual el año inicial de la ficción. Esa idea fue muy bien recibida y mientras programas de la competencia repetían capítulos atrasados, Beverly Hills 90210 presentó episodios totalmente nuevos.
En simultáneo, hubo otra situación que le permitió a la ficción encontrar una base sólida de espectadores. Por esa época, la guerra del Golfo ocupaba una gran cantidad de horas en la televisión de los Estados Unidos y muchos canales le dedicaban buena parte de sus grillas a informar sobre el conflicto bélico. Fox aún no tenía un noticiero central y por ese motivo, durante horarios en el que señales de la competencia solo hablaban de la guerra, el canal ponía al aire Beverly Hills 90210, y muchos espectadores, sin interés por esa guerra, se volcaban a ver la ficción.
Gracias a esos dos factores, la serie finalmente logró un importantísimo nivel de rating, y la saga de Brenda y Brandon se convirtió en una de las propuestas más exitosas de la pantalla chica.
Polémicas y más polémicas
A medida que el éxito de la serie crecía, las revistas apuntadas al público joven indagaban en la vida de esas estrellas, solo para descubrir que alrededor del fenómeno Beverly Hills 90210 se tejían todo tipo de disputas. Al día de hoy, pocos títulos esconden tantos roces, discusiones, y manipulaciones como este producto de Aaron Spelling. Los años iniciales de la ficción fueron muy tumultuosos y al elenco le tomó tiempo adaptarse a la fama y la popularidad. En una entrevista, Jenny Garth confesó que el clima de rodaje y las actitudes del elenco “era peores que las de chicos de secundaria” y explicó: “Todo el tiempo vivíamos en una tensión innecesaria, mucho drama por cosas que no lo valían y con los años surgieron grandes rivalidades con respecto a cuánto ganaba cada uno”.
Spelling era muy riguroso con las filmaciones y le exigía a las estrellas que ni siquiera se cambiaran sus peinados sin pedirle permiso. Los choques entre los productores y el elenco fueron moneda corriente durante tiempo y Gabrielle Carteris fue una de las que más se enfrentó a los ejecutivos. Eventualmente la actriz no tuvo más remedio que revelar su edad y cuando los productores supieron que estaba buscando ser madre, le pidieron que postergara esos planes porque no iban a saber qué hacer con su personaje. Pero ella no se preocupó demasiado y poco tiempo después anunció que estaba embarazada. Eventualmente, Carteris fue desvinculada de la serie.
Uno de los momentos de mayor furia lo protagonizó Ian Ziering. En un episodio, a su personaje lo acusan erróneamente de abuso sexual y debía demostrar su inocencia. Por primera vez, Ziering tenía una escena de una enorme carga dramática, en la que recitaba un profundo monólogo que le iba a permitir mostrar su versatilidad como actor. Pero cuando el episodio salió al aire, esa escena no estaba porque el director había decidido borrarla, algo que enfureció al intérprete y lo llevó a destrozar por completo su camarín.
La actriz que tuvo una experiencia agridulce en la serie fue Tori Spelling. Su padre miraba con mucha atención las tramas que involucraban a Donna, el personaje interpretado por su hija y se ocupó personalmente de postergar durante varias temporadas su primera relación sexual. En un artículo para Vulture, el guionista Larry Mollin explicó en detalle esta situación: “Apenas comenzábamos a hablar de nuevas ideas para futuros capítulos, el señor Spelling solo preguntaba cuál iba a ser la trama de Donna. Incluso cuando ella ni siquiera era del grupo central de protagonistas, siempre había que comenzar la descripción de los episodios explicándole qué iba a hacer ella. Eso era lo único que le interesaba escuchar. Era algo dulce, incluso conmovía la admiración que sentía por ella. Tori era independiente y disfrutaba mucho estar en la serie, y si bien su padre sabía que no podía controlar a su hija, al menos podía controlar a Donna”.
La castidad de Donna se convirtió en un aspecto importante para un sector del público y sobre eso la actriz contó: “En muchas oportunidades se acercaron adolescentes a contarme que eran vírgenes y que por eso les preocupaba quedar mal entre sus amigos y amigas. Pero de golpe apareció alguien como Donna y demostró que eso no tenía por qué ser así”. Su primera vez con David (Brian Austin Green), desde luego, fue uno de los momentos de la historia que generó más expectativa.
Pero ninguna polémica estuvo a la altura de las peleas protagonizadas por Shannen Doherty. Ella estuvo en la ficción durante 111 episodios, poco más de un tercio de la duración total del show. Su paso por Beverly Hills 90210, como denunciaron sus compañeros años más tarde, fue un verdadero terremoto. Doherty tenía caprichos de todo tipo, exigía un trato marcadamente diferencial con respecto al resto del elenco, pedía limusinas y tenía aires de diva. Con Jennie Garth protagonizó miles de peleas y con Aaron Spelling, los choques eran prácticamente cotidianos. Finalmente, y según recuerda el productor Charles Rosin, la situación llegó a un punto de no retorno: “Ella siempre aparecía tarde en el set. Y llegó un día en el que, desde luego, apareció a cualquier hora sin tener en cuenta que el resto del equipo y sus compañeros la esperábamos desde las siete de la mañana. En ese momento, sencillamente todos explotaron y fueron a hablar con Spelling, que decidió ahí mismo no renovarle su contrato”. Irónicamente, la partida de Doherty en el final de la cuarta temporada, dejó un vacío irremplazable en la ficción que para muchos, simbólicamente, marcó que Beverly Hills 90210 había dejado sus mejores años atrás.
Un final sin emoción
La serie terminó el 17 de mayo de 2000, con un elenco en el que había muchas nuevas caras y en el que solo quedaban Tori Spelling, Jennie Garth, Ian Ziering y Brian Austin Green como miembros fundacionales. El rating de la novena y décima temporada se desplomó y los personajes estaban estancados en una adultez que poco tenía que ver con esa adolescencia que debía reflejar la trama. A pesar de eso, era indudable que Beverly Hills 90210 había marcado el camino de las ficciones juveniles que por esos años comenzaban o estaban por comenzar. Dawson´s Creek tenía en algunos de sus personajes una influencia innegable y poco tiempo después, The O.C. también jugaría a reversionar algunos de los tópicos tratados en Beverly Hills 90210. Y si bien esas propuestas fueron muy exitosas, no lograron el peso cultural que tuvieron Brandon y sus amigos.
El final de Beverly Hills 90210 fue apagado y no estuvo a la altura de su pasado. Quizá el que mejor describió la sensación de irse de un proyecto en el que ya nadie trabajaba con genuina pasión , fue el propio Jason Priestley. El actor se despidió al comienzo de la novena temporada y contó lo gris que fue esa experiencia: “Cuando me marché, todo fue muy anticlimático y me dejó un gusto muy amargo. Recuerdo que hice mi última escena durante la mañana y eso fue todo. Abracé a algunos miembros del equipo técnico, agarré mis cosas, me subí a mi auto y me fui. No hubo fiesta de despedida, nada de nada. Sentí como su hubiera desperdiciado los últimos nueve años de mi vida”.
Beverly Hills 90210 tuvo un final que pocos miraron, pero eso no impidió que la fama de sus años iniciales se prolongara en el tiempo y que aún hoy se conserve como el inesperado retrato en el que millones de adolescentes de lo noventa se veían (o creían verse) profundamente reflejados.
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