Better Call Saul: cómo fue el final de la quinta temporada (y las 5 mejores escenas de la serie)
Magistral. No hay otro adjetivo para describir la quinta temporada de Better Call Saul, el spin off de Breaking Bad concebido por Vince Gilligan y Peter Gould al que solo le queda una temporada y que comenzó como "la serie sobre el abogado 'criminal' de Walter White y Jesse Pinkman, Saul Goodman". A priori, la precuela fue subestimada no solo por la manera en que se presentó su premisa -y por cómo se le atribuyó un tono más light tan solo por tenerlo a Saul como protagonista-, sino también porque se creyó que ese "volverse malo" o "quebrarse" de lo que habla su serie madre era un proceso exclusivo de Walter White. Pero no.
Gilligan y Gould saben que Better Call Saul y Breaking Bad están inexorablemente unidas. Y aquí no hablamos del tono: hablamos de la temática. Las decisiones que tomamos nos ponen en un determinado camino; eso mismo le dice Mike (Jonathan Banks) a Saul (Bob Odenkirk) cuando éste advierte que ya esté dentro del mundo delictivo, pero esa frase podría aplicarse a todos los personajes.
Aquí repasamos cómo concluyó la penúltima temporada de la serie; ¡atención, hay muchos spoilers!
El misterio de Kim
El último capítulo de la quinta temporada se titula "Algo imperdonable", y hay una pluralidad de significados en esas dos palabras. El más literal proviene de un comentario que Saul le hace a Kim (la enorme Rhea Seehorn), cuando su esposa le propone arruinarle la carrera a Howard (Patrick Fabian) para que ellos puedan cumplir sus deseos personales y profesionales. La excusa de Kim es su necesidad de trabajar ad honorem (¿habrá soltado su trabajo para Mesa Verde solo por eso?) para quienes no pueden costear una abogada de su nivel. Si decimos excusa es precisamente porque ese fue el leitmotiv de esta temporada. Todos los personajes, como Walter en Breaking Bad, se autoconvencen de que lo que hacen es altruista -como el Howard versión zen que demostró no haber cambiado en absoluto-, o que el fin justifica los medios. El punto es que, hasta esta temporada, esa modalidad solo era aplicada a Jimmy/Saul. Si hay algo que uno sabe de la dupla Gilligan/Gould es que no subestima al espectador ni tampoco se deja subestimar. Subestimar. Verbo interesante si miramos de cerca a Kim.
¿Qué sabemos realmente de Kim Wexler? La gran mayoría de los espectadores tuvieron miedo por ella todo este tiempo, y depositaron gran parte de la culpa en Jimmy como el hombre que la corrió de su eje (Chuck se lo ha dicho, y ahora lo reitera Howard, de alguna manera citando a su mentor), pero lo cierto es que considerarla como una damisela en apuros nos hizo notar que, como espectadores, estábamos, justamente, subestimando a un personaje femenino tan complejo como Skyler White (o incluso mejor que aquel). No sería extraño que Kim funcione también como respuesta a los detractores de Skyler, ese núcleo de fanáticos de Breaking Bad que la analizaba con la óptica del micromachismo. Ella era la que se interponía entre Heisenberg y la meta, y por eso no la veían como una figura autónoma.
Kim viene a recordarles que una mujer no necesita ser salvada ("tú no me salvas, yo me salvo", dijo una vez), y que su aceptación gradual de los planes orquestados por Saul tiene un motivo cuya superficie apenas estamos arañando. Con excepción de un flashback de su infancia (revelador, brillante, triste), poco sabemos del pasado de una mujer que, ante el descubrimiento de un secreto imperdonable de su pareja, decide proponerle matrimonio. Sí, hay un motivo legal detrás de eso, pero también hay cierto romanticismo que vemos, por ejemplo, en un hermoso montaje paralelo que trae de vuelta la canción "Something Stupid". Quién es Kim o, mejor dicho, por qué hace lo que hace será una pregunta que la serie quizá responda en su última temporada, pero en el fondo sabemos que muchas de las respuestas las tendremos que encontrar nosotros mismos.
Lalo Salamanca, un villano a la altura del universo
Si hablamos de Breaking Bad y Better Call Saul, tenemos que hablar de los antagonistas. ¿Cómo se supera a Gus Fring? ¿Cómo se supera a Héctor Salamanca? Tony Dalton apareció en BCS como Lalo, con la difícil tarea de crear un villano que no resulte disonante en este universo. Lo logró de una manera tan notable, que fue necesario mantenerlo vivo para que la sexta temporada pueda tener un punto de partida. Lalo, ese típico integrante de sangre caliente de la familia Salamanca, comenzó a desplegar carisma y miradas fulminantes en simultáneo, y se convirtió en el hilo que ata a Saul con BB, y en la peor pesadilla de Fring (Giancarlo Esposito). Su escape final, ese plano hermoso y aterrador que compone Gould, es un cliffhanger hecho con la bravura que se requería para lanzarnos a ese último tramo de la precuela, que todavía no sabemos cuándo llegará.
Asimismo, la supervivencia de Lalo implica que todo esté librado al azar, desde el destino de Nacho (Michael Mando, quien recuerda mucho a Jesse Pinkman), el posible regreso del villano a la vida de Saul y Kim, hasta, claro, la batalla final con Gus. La posición que tomó Fring esta temporada fue la de dejarse ganar para reírse último y mejor, que es su procedimiento estándar, pero esta vez no lo consigue. Más que en ninguna otra temporada, lo vemos solo, a la deriva, con un plan en mente a largo plazo -que sabremos que funcionará, por algo este último capítulo nos hace un guiño al episodio "Salud", donde derrota a los Salamanca en ese letal choque de copas-, pero no del todo recuperado tras el quiebre de su sueño: la construcción del famoso laboratorio.
Como consecuencia, le salva la vida a Mike -ese gran gran personaje que nunca olvidaremos, y que en El Camino hace una aparición que conmueve-, para poder tenerlo no solo como mano derecha sino también como confidente. A los creadores de Better Call Saul no se les escapa nada: por algo hay un capítulo "dedicado a Max", expareja de Gus quien muere ante sus ojos, lo que nos conecta con su pasado y su lado humano. ¿El motivo? Todos los personajes están en construcción, como el propio Goodman.
No hay vuelta atrás
"Una vez que estás adentro, estás adentro". "¿Sos amigo del cartel?" En síntesis, todo se reduce a las elecciones de las que habla Mike, quien carga en su consciencia el asesinato de Werner Ziegler, por lo que le aconseja a Saul dejar pasar el tiempo hasta que su mente se acostumbre a olvidar, y a que todo empiece a parecer un poco más fácil. El abogado inescrupuloso que todos tenemos grabado a fuego no es el mismo de esta temporada, quien por primera vez se enfrenta a la posibilidad de morir (y de perder a Kim), lo cual le hace cuestionar hasta dónde quiere llegar con sus nuevas "amistades". Claro que no lo dice, todo lo vemos en la sutil interpretación de Odenkirk, gran parte de lo que inferimos lo hacemos al mirar sus expresiones. Como cuando Kim se muestra fría ante sus ojos, con ese flamante plan, una escena que funciona como espejo del final de la temporada anterior, en la que ella lo mira atónito mientras él se convierte en Saul Goodman.
Better Call Saul tiene un corto camino por delante, un puñado de capítulos en los que tendrá que mostrar cómo Goodman inevitablemente entablará un vínculo con Gus, definir el futuro de Lalo y Nacho, contextualizar la escena de Breaking Bad en la que se los nombra y, claro, saber qué pasará con Kim. Antes que eso, está la clásica secuencia "del presente en blanco y negro", con "Gene" enfrentándose a su pasado en Omaha, Nebraska. Nebraska, el mismo lugar donde la pequeña Kim se para con su violonchelo a esperar a su madre, quien llega tarde y le pone excusas. Ella no la perdona, no acepta subirse al auto, y camina hacia adelante con un objetivo fijo. Como Lalo al terminar esta temporada. Mirar hacia atrás, desandar lo trazado, ya no es posible. Todo lo demás, sí.
*CINCO GRANDES MOMENTOS DE LA SERIE
*La muerte de Chuck
*El monólogo de Gus a su enemigo eterno, Hector Salamanca
*Mike tiene que matar a Werner Ziegler
*Jimmy McGill se convierte en Saul Goodman
*El inesperado casamiento de Saul y Kim
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