Better Call Saul: así fue el comienzo de la última temporada de la serie
La ficción de Vince Gilligan y Peter Gould empieza a despedirse; en Netflix ya se encuentran disponibles los dos primeros episodios de la sexta temporada del spin-off de Breaking Bad
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Este martes volvió a Netflix Better Call Saul, el spin-off de Breaking Bad estrenado en 2015 que se despedirá este año con su sexta temporada, que estará dividida en dos partes. La primera, consta de seis episodios y la segunda, de los siete restantes. La ficción de Vince Gilligan y Peter Gould regresó con dos capítulos igual de superlativos: “Wine and Roses”, escrito por Gould y dirigido por Walter Morris, y “Carrot and Stick”, con guion de Thomas Schnauz y Ariel Levine y dirección de Gilligan.
Atención: esta nota tiene spoilers del regreso de Better Call Saul
El primer cambio radical que notamos respecto a la estructura que vino forjando cuidadosamente la serie en sus temporadas previas es el inicio: Better Call Saul nos tenía acostumbrados a esas viñetas en blanco y negro del presente de Saul Goodman (Bob Odenkirk), quien se encuentra viviendo de incógnito en Omaha, Nebraska, con el nombre de Gene, y buscando ser libre en esa prisión posHeisenberg. Sin embargo, y como podía llegar a preverse si tenemos en cuenta que estamos ante los últimos episodios, Gilligan y Gould modificaron su estrategia y lo que vemos, como ya había sucedido en otra ocasión, es a la policía en la línea temporal de Breaking Bad en la que todo vuela por los aires. En una secuencia que podría funcionar como un cortometraje -de esos tan perfectamente editados y musicalizados que abundan en la serie-, vemos la casa del Saul adinerado, y cómo confiscan sus pertenencias.
En ese momento es imposible no pensar en un solo aspecto de la situación. Como ya sabemos que él se subió a la famosa camioneta y que está viviendo bajo otra identidad en su lugar de elección, el interrogante que surge inevitablemente es uno: ¿veremos algo de su esposa Kim en ese escenario? Los creadores, que son más que hábiles con la construcción del suspense, nos mantienen en vilo hasta que finalmente llega una pista: el tapón con forma de corona característico de la botella de tequila Zafiro Añejo que Kim (Rhea Seehorn), cuando pretendía ser Gisele en un engaño en el que se embarcaba con Jimmy, se guardaba de recuerdo.
Better Call Saul, como su serie madre, tiene como base el cuidado minucioso de los detalles y este es otro ejemplo de ello. La caída del tapón a la calle y su encuadre, junto con la cantidad de material visual que nos brindó la casa de Saul (a la que vemos por primera vez), abre más interrogantes. ¿Existió un momento en el que Kim y Jimmy vivieron allí juntos o algo le sucedió a ella para que él conserve el tapón? Si este último fuera el caso, ¿no se lo hubiese llevado consigo en la caja de recuerdos que tiene en Nebraska, el lugar de origen de Kim?
En ese mar de dudas, sí hallamos una certeza: hay una evidencia concreta de Kim en el mundo Breaking Bad, serie en la que jamás se la nombra.
Posteriormente, la serie se centra en el camino previo y fluctúa entre dos tramas. Por un lado, tenemos al matrimonio de abogados llevando a cabo el plan que venían urdiendo en la quinta temporada, vinculado a la destrucción de Howard Hamlin (Patrick Fabian). Fiel al estilo del drama, Saul y Kim empiezan a hacerlo caer con un mecanismo extremadamente sutil que recuerda a viejas artimañas de Goodman, y para el que precisan la ayuda de los Kettleman, esa pareja de estafadores que ahora son utilizados como anzuelo. La secuencia en la que Goodman los visita por segunda vez con Kim es sencillamente brillante y pone de manifiesto, otra vez, la determinación de Wexler por ir hasta las últimas consecuencias.
El trabajo de Seehorn es extraordinario (resulta imperdonable que nunca haya recibido una nominación al Emmy), y el de Odenkirk no es menos que superlativo, sobre todo porque lo suyo es meta: el rol de Jimmy/Saul le requiere una actuación de muchas capas, con un personaje que está interpretando a otros personajes la gran mayoría del tiempo. La última mirada del abogado hasta el momento nos deja en claro su incomodidad respecto a la conducta de Kim, que seguramente abrirá otra caja de Pandora.
En cuanto al segundo relato centrado en el escape de Lalo Salamanca (Tony Dalton, personificando con bravura a un villano a la altura de la serie), y la asfixia que siente Nacho (Michael Mando) cuando debe ocultarse mientras espera ser rescatado por Gus Fring (Giancarlo Esposito) tiene la adrenalina de Breaking Bad, especialmente cuando se produce un nuevo encuentro entre los eternos enemigos: Gus y Héctor Salamanca. La escena de Esposito y Mark Margolis no tiene desperdecio y resignifica las grandes despedidas que tuvieron en Breaking Bad, ambas estridentes y memorables para dos personajes ídem.
En esa misma narrativa, que la ficción retoma exactamente desde el último episodio de la quinta temporada, vemos a Mike (Jonathan Banks) intentando convencer a Fring de que proteja tanto a Nacho como al padre del joven, si es que no quiere ser presa de los Salamanca.
Ese rol de padre en el que se pone Mike no solo se conecta con la muerte de su hijo y cómo no pudo evitarla sino que también sirve de perfecto preludio al vínculo que entablará años después con Jesse Pinkman (Aaron Paul), cuyo regreso a la serie, junto al de Walter White (Bryan Cranston), ya ha sido confirmado. De todas formas, más allá de esa noticia, la vuelta de Better Call Saul demuestra que no necesita a los protagonistas de Breaking Bad, serie de la que siempre logró emanciparse más allá de la evidente conexión. El spin-off cortó lazos tanto temática como estilísticamente, forjó un universo propio y este inicio de su despedida no hace más que reconfirmar que estamos ante uno de los mejores dramas televisivos de los últimos años, uno con identidad propia.
Dónde verla. Los dos primeros capítulos de la sexta temporada de Better Call Saul ya están disponibles en Netflix.
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