Belgravia: reveladora y melodramática mirada de una Londres en plena transformación
Belgravia (Gran Bretaña, 2020). Creador: Julian Fellowes. Elenco: Tamsin Greig, Harriet Walter, Philip Glenister, Tom Wilkinson, Saskia Reeves, Paul Ritter, Alice Eve, Adam James, Ella Purnell, Jack Bardoe, Richard Goulding. Estreno: lunes 9 de noviembre a las 21, por OnDirecTV, luego disponible en DirecTV Go. Nuestra opinión: buena.
Si Downton Abbey fue la gran heredera de la narrativa inglesa sobre su sociedad de castas, todavía resistente a comienzos del siglo XX, Belgravia -también escrita por Julian Fellowes- resulta su versión de bolsillo, el consumo culposo de folletín, aquel que no disimula los enredos de alcobas y palacios con las correcciones del buen gusto.
Belgravia comienza en Bruselas, en la víspera de la caída de Napoleón en Waterloo. La familia del proveedor del ejército británico James Trenchard (Philip Glenister) es invitada a un baile de la nobleza por el secreto romance de su hija Sophia (Emily Reid) y el oficial Lord Edmund Bellasis (Jeremy Neumark Jones). Sin bien Trenchard, comerciante astuto sin demasiados pulimentos sociales, ve con buenos ojos esa entrada por la ventana en la sociedad pese a las suspicacias que despierta, es su esposa Anne (Tamsin Greig) quien teme las peores consecuencias para semejante atrevimiento. Y algo de ello ocurre cuando Napoleón ve llegar el final de su gloria y la familia Trenchard percibe una tragedia enraizada en sus equívocas ambiciones.
Fellowes se anima, en este caso, a nutrirse con más voracidad del melodrama: hijos no reconocidos, romances clandestinos, secretos oídos tras las puertas del palacio. Lo hace con convicción cuando se afirma en los pasillos de la alta sociedad londinense de 1840, pero se acobarda cuando se interna en el mundo de los sirvientes. A diferencia de la mirada más compleja que volcó en Downton Abbey -que, a decir verdad, tuvo varias temporadas y consabidos altibajos, mientras aquí solo asistimos a una historia en seis episodios-, en Belgravia el mundo del "abajo" se concentra en las traiciones a sus señores, las ambiciones mundanas que se miden en peniques y los lazos que puedan tejerse entre ellos están al servicio del único destino de la delación.
Lo que sí consigue Fellowes con destreza en revelar esa Londres en plena transformación, con sus nuevos barrios populares, sus clubes exclusivos abiertos a los ricos desarrolladores urbanos, el impulso a la industria de tejidos de algodón y su nueva mentalidad de progreso. Son los años que anticipan las revoluciones del '48, la emergencia de la burguesía que sería protagonista de la segunda revolución industrial, los cuestionamientos a las barreras sociales y los tabúes de una sociedad arraigada en su celebrada tradición. En ese sentido, las voces en disputa son las de Anne Trenchard, representante de una clase en ascenso que tienta sus límites pese al costo de transgredirlos, y Lady Brockenhurst (la siempre extraordinaria Harriet Walter), que comprende que ciertas imposiciones de la herencia y el linaje solo pueden desafiarse con verdadera convicción.
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