La comedia de Fox, luego resucitada en Netflix, es uno de los mayores clásicos televisivos del siglo XXI
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Cuando Arrested Development llegó a la pantalla de FOX en noviembre de 2003, los televidentes no tardaron en percibir que se trataba de una comedia distinta a cualquier sitcom tradicional. De hecho, esa serie era cualquier cosa menos “tradicional”, no solo por su estética de falso documental, sino también por la complejidad de sus personajes y de su humor.
En cierto punto, Arrested Development era a la comedia lo que Twin Peaks al policial, o sea, historias que utilizaban un molde para detonarlo y exigirle al espectador que se despojara de cualquier prejuicio inicial para entregarse a un relato salvaje en el que nada iba a ser según lo esperado. Y justamente esa creatividad desbocada dio lugar a una prematura cancelación, pero también a un aplaudido regreso y a un último paso atravesado por una dura acusación.
Un récord muy prometedor
El director Ron Howard (responsable de películas como Rush: pasión y gloria y Apolo XIII, entre otras) cuenta con una larga tradición televisiva a sus espaldas. Antes de consolidarse como realizador, gozó de mucha popularidad por su actuación en la sitcom de los setenta Días felices, y debido a eso es que el humor en pantalla chica siempre le resultó un rubro muy atractivo.
A comienzos de los 2000, el formato reality se apoderaba de las señales televisivas del mundo, y el público estaba fascinado con ese tipo de propuestas. Por ese motivo, en el 2002 Howard tuvo la idea de producir una comedia que tuviera un registro de falso documental, con cámaras en mano y sin risas grabadas. El director quería huir del molde típico de las sitcom, y la fórmula de un reality actuado era una opción ideal. Con ese objetivo, Ron se reunió con un grupo de guionistas para escuchar propuestas de historias, y en esa instancia conoció a Mitchell Hurwitz, quien le acercó una idea de lo más atractiva.
Desde hacía un tiempo, Hurwitz preparaba una historia sobre una familia disfuncional de genios. El eje de la trama giraba alrededor de un matrimonio que vivía de crisis en crisis junto a sus tres hijos, cuyas habilidades en distintas áreas les habían permitido alcanzar el éxito a una edad muy temprana. Pero en su adultez, esos antiguos “niños genio” se habían transformado en personas amargadas, muy alejadas de ese período de esplendor. Con mucho pesar, Hurwitz desechó esa idea cuando el estreno de Los excéntricos Tenenbaums propuso una idea muy similar (aunque desde luego, con un enfoque muy distinto). De esa forma, y sin alejarse de las sagas familiares, el guionista repensó su idea y la viró hacia el mundo de los negocios, y se preguntó qué sucedía cuando el hijo mayor de un empresario acusado de un fraude millonario debía tomar las riendas de un negocio mientras lidiaba con las opiniones de su extravagante familia.
A través de esa fórmula, los Bluth se convertían en la afiladísima sátira de esas empresas familiares millonarias, en las que abundan los secretos y las traiciones. Ron Howard le dio el visto bueno a la propuesta, y Hurwitz comenzó a escribir el piloto. Pocas semanas después, el escritor sorprendió cuando entregó un libreto de setenta páginas, el doble de lo que suele tener el guion de un episodio de 22 minutos. Y no solo eso, sino que dicho guion rompió el récord de presentar la mayor cantidad de chistes por página, un hito que hablaba del potencial del proyecto.
Como era de esperar, varios canales se mostraron muy interesados en adquirir el proyecto, y comenzó una guerra de ofertas que finalmente ganó FOX. Esa señal pagó una suma de seis cifras que se estima, fue una de las más altas destinadas a una comedia para la pantalla chica. Nadie lo dudaba: esa propuesta estaba destinada a ser un éxito masivo, y la apuesta parecía segura.
Buscando a los Bluth
Uno de los mayores desafíos de la serie era su numeroso elenco. El clan de los Bluth contaba con muchísimos personajes, y era clave encontrar las caras ideales para ejecutar el vertiginoso ritmo de comedia que buscaba Hurwitz.
La primera en ser contratada fue Alia Shawkat en la piel de Maby, la más joven de la familia. El humorista David Cross se presentó para componer a Buster Bluth, pero terminó con el papel de Tobias Funke. De hecho, el de Tobias iba a ser un rol menor, pero Hurwitz se divirtió tanto con el actor que decidió darle un mayor protagonismo, algo que también sucedió con George Bluth padre (Jeffrey Tambor). Rainn Wilson (Dwight en The Office) estuvo a un paso de ser Gob Bluth, pero a último momento Will Arnett se quedó con el rol. Jason Bateman se convirtió en Michael, y un adolescente Michael Cera fue confirmado como su hijo, George Michael. También formaron parte del elenco Jessica Walter, como la matriarca de los Bluth, y Portia de Rossi, cuyo registro le gustó tanto a Hurwitz que cambió al personaje para adaptarlo al estilo de la actriz.
Siguiendo los lineamientos pedidos por Howard, el piloto presentó un estilo documental que imitaba la estética de los reality show, con los protagonistas entrando y saliendo de cuadro, con la cámara inquieta siguiendo toda la acción y sin ningún tipo de risas grabadas. Pero, más importante que eso, era el tono de la comedia, con personajes totalmente desbocados, chistes que apelaban a infinitas referencias y humoradas recurrentes solo posibles de decodificar para quienes seguían la historia con fidelidad. Ningún grupo protagónico era tan histriónico como los Bluth, y Hurwitz se consagraba como el creador de una verdadera gema. Y aunque las críticas coincidían en que se trataba de un clásico instantáneo, el rating del show no dejaba de disminuir. Por ese motivo, las posibilidades de una cancelación crecían a ritmo sostenido.
El nacimiento de la leyenda
De la primera temporada inicial de 22 episodios, la segunda tanda de Arrested Development contó con solo 18 capítulos. El número de televidentes bajaba más y más, y desde Fox se planteaban de qué servía tener una serie que, al parecer, no veía nadie. De ese modo, en febrero de 2006 y solo después de una tercera temporada de trece entregas, la comedia llegó a su fin. Entre los fans el desconsuelo era enorme: los Bluth se despedían cuando aún les quedaba muchísimo para dar. Y aunque los premios se acumulaban, y la ficción había sido nominada y galardonada numerosas veces en los Globo de Oro y los Emmy, al parecer lo único que valía eran los números duros del rating. Ron Howard y Mitchell Hurwitz aseguraron que los motivos de la cancelación fueron confusos, y que el canal buscaba series más populares y no tan “de culto”.
Como era fácil de anticipar, durante los años posteriores a su final, Arrested Development se convirtió en un verdadero fenómeno. Las ventas de las temporadas en DVD fueron un gran éxito y hubo millones de nuevos fans que descubrieron la serie y celebraron con entusiasmo la épica absurda de los Bluth. Mientras tanto, Fox sumaba un poroto más a la lista de shows cancelados de forma prematura, como ya les había sucedido con Futurama y Firefly. Los años pasaron, y frente al sostenido pedido de los fans, que anhelaban reencontrarse con esa familia, sucedió el milagro y nuevos episodios de Arrested Development se pusieron en marcha.
Una vuelta marcada por la polémica
Para alegría de los millones de seguidores que los Bluth tenían en el mundo, Netflix estrenó una cuarta temporada en el año 2013, que se convirtió en uno de los primeros caballitos de batalla de la plataforma streaming. Una vez más, el público se reencontró con Michael, George Michael, Lindsay, Gob y todo ese grupo, que ahora volvía con el pedigrí que le significaba haberse convertido en un título de culto, amado por los fans y los medios especializados.
Luego de un paréntesis, Netflix estrenó una quinta temporada que, al menos de momento, supone el punto final a la ambiciosa saga de los Bluth. Y si bien esta última tanda de episodios se despidió demostrando un piso de calidad intacto, el éxito fue teñido por las acusaciones contra una de sus estrellas.
En el 2017, el actor Jeffrey Tambor fue denunciado por acoso sexual por parte de una de sus compañeras de elenco de la serie Transparent. Y cuando poco después comenzaron las campañas promocionales de la quinta temporada de Arrested Development, la actriz Jessica Walter reveló en una entrevista con The New York Times, que Tambor la había agredido verbalmente en más de una oportunidad. Jason Bateman, Tony Hale y David Cross, que se encontraban en la misma entrevista, intentaron relativizar la denuncia de la intérprete, y por ese motivo luego debieron pedirle disculpas públicas, aunque la actriz aseguró que ya conocía a Tambor, y que todo estaba perdonado. Pero dicho escándalo creció y, como consecuencia, varios tours promocionales fueron cancelados.
A veinte años de su estreno, Arrested Development continúa sumando seguidores. El histrionismo de sus personajes, muchísimos gags memorables (el baile de las gallinas, por ejemplo) y un registro de falso documental que luego fue tomado por otras series, demostraron que esta ficción estuvo muy adelantada a su tiempo. Y aún en 2023, este título sigue varios cuerpos por delante de muchas de las comedias actuales.
En la pantalla chica no hubo jamás algo ni remotamente parecido a la saga de los Bluth, y justamente por eso que es que el público sigue tan enamorado de esta serie única en su especie.
Arrested Development se encuentra completa en Netflix.
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