Netflix: Anna Torv habla sobre el misterioso personaje que interpreta en Mindhunter
La serie Mindhunter, cuya segunda temporada se acaba de estrenar por Netflix, se centra en una unidad del FBI que estudia a los asesinos seriales, pero es una serie que relata la violencia más que mostrarla. Otro de los pases de magia de la serie creada por David Fincher, es que uno de los personajes más atractivos de la segunda temporada no es uno de los asesinos ni uno de los agentes, sino la fría y desapasionada psicóloga que el FBI "toma prestada" del mundo académico, la doctora Wendy Carr, interpretada por la actriz australiana Anna Torv.
Torv captó por primera vez la atención de los televidentes en la serie Fringe (2008-2013), donde interpretaba a un doble personaje: por un lado, Olivia Dunham, agente del FBI, y por el otro, al mismo personaje en un universo alternativo, al que los fans bautizaron Fauxlivia. En determinado momento de la serie, creada por J. J. Abrams, ambos personajes incluso luchan contra el otro, adelantándose varios años a la guerra de clones de Tatiana Maslany en la serie Orphan Black.
La calma hierática de la doctora Carr en Mindhunter probablemente sea resultado de su formación analítica y del hecho de que el personaje es una lesbiana que no ha salido del clóset trabajando con las fuerzas de la ley a fines de los 70. Pero Torv interpreta ese personaje con una precisión minimalista que no por eso excluye cierta calidez. Observar su actuación es como escuchar a Dusty Springfield en un mundo de Mariah Carey. Atención: esta nota tiene spoilers de la segunda temporada de Mindhunter.
"A todo le imprime profundidad", dice David Fincher (Pecados capitales, Zodíaco), "Su percepción está siempre encendida, por más que sea subestimada. Ella sabe perfectamente que, cada tanto, Dorothy no tiene más remedio que desviarse del Camino Amarillo, y que la acción a veces transcurre fuera de los límites que fueron establecidos para Wendy".
En la segunda temporada, el personaje de Wendy tiene varios momentos importantes: realiza sus primeras entrevistas con asesinos seriales y mantiene un romance con Kay, una cantinera de espíritu libre interpretada por Lauren Glazier. Sin embargo, a lo largo de la serie, Torv mantiene una circunspección casi hipnótica. En una entrevista telefónica desde Los Ángeles, Torv habla de las desmedidas expectativas emocionales que se depositan en las actrices y sobre los desafíos que implica interpretar un personaje tan contenido.
–Los crímenes reales siempre han sido una fuente de inspiración para la cultura pop. ¿Ya era un tema que le interesaba desde antes de la serie?
–Para ser honesta, no era un tema al que le había prestado demasiada atención. Empecé con el libro de John Douglas (Mind Hunter: Inside the FBI’s Elite Serial Crime Unit, escrito junto a Mark Olshaker), y me puse a investigar un poco sobre los asesinos seriales que aparecen en la serie. Profundizar en esos temas no es algo que me guste demasiado. Mi personaje tiene un enfoque un poco más intelectual, pero eso no quiere decir que el tema no termine filtrándose en su vida personal, y de eso precisamente trata la serie. Después empecé a leer sobre psicopatías y sociopatías, y sobre todo el espectro de desviaciones de la personalidad que existen y que no necesariamente hacen que una persona se convierta en un asesino serial. Narcisistas hay por todos lados… (risas). Todos los conocemos, funcionan en el mundo, y no andan por ahí matando gente.
–Se dice que su personaje está basado en alguien real, una enfermera llamada Ann Wolbert Burgess. ¿La conoció?
–No. Cuando empecé a leer el libro, me dijo: "¡Ah! Esta debe ser Ann Burgess", pero nos alejamos tanto de lo que cuenta el libro sobre ella que no le haríamos ningún favor a Burgess vinculándola con mi personaje, que es alguien completamente distinto.
–Wendy casi no muestra sus emociones. Es un personaje impasible y fuerte, común entre los hombres, pero que no suele ser interpretado por mujeres.
–Lo que me parece fascinante es que las actrices ni siquiera nos damos cuenta de que la mayoría de las veces cargamos con todo el peso emocional de una escena: "Si alguien tiene que llorar, que sea la chica". "Si alguien tiene que sufrir un colapso, que sea la chica". Y al final, nos volvemos muy buenas en eso. Ni siquiera es que nos volvemos buenas, simplemente es lo que se espera de nosotras, y entonces nuestro instinto apunta a eso. Y de pronto, para Mindhunter tuve que meterme en la piel de esta mujer tan parca… Cada vez que mostraba un atisbo de emoción, especialmente al principio de la serie, ahí estaba David Fincher para decirme: "Por favor, un poco menos".
–¿Estaba previsto en el guion?
–Los guionistas hacen un gran trabajo, pero no dan demasiadas indicaciones físicas. De todos modos, tenemos el lujo de poder ensayar para la serie. Una de mis escenas favoritas es la primera vez que Kay y Wendy pasan la noche juntas, después de su primera cita, y todo lo que ocurre a continuación. Adoro esas escenas, y el director Andrew Dominik nos dio un par de pistas maravillosas para la interpretación de esos personajes.
–¿Siente que ese énfasis en el "medio tono" de Wendy refleja el enfoque general de la serie?
–El creador de la serie es David Fincher, y aunque tuvimos a varios otros directores invitados, el que marca el tono de la historia es él: construir el suspenso, el drama o la acción en una serie sobre asesinos seriales, pero mostrar sangre, sin golpes y sin armas. Esa fue su elección. A veces la gente piensa que las series tienen que darles a los espectadores lo que están esperando, pero eso es subestimar al público. David siempre repite algo con lo que estoy sumamente de acuerdo: "No quiero ver una discusión en la una persona tiene razón y la otra está equivocada. Quiero ver a dos personas inteligentes discutiendo y que ambas tengan razón". Eso es lo que hace que la serie sea inteligente y no termine convertida en un melodrama.
–Y eso es un poco lo que ocurre con Wendy y Kay, ¿verdad? Ambas tienen razón y al mismo tiempo están equivocadas.
–Lo más triste es que era una relación que podría haber funcionado, que debía funcionar. Wendy estudia patrones de comportamiento, pero es incapaz de verse en el espejo, algo que en mi opinión se aplica también al resto de los personajes.
–Todavía no se ha confirmado oficialmente una tercera temporada, pero se dice que Fincher tiene un plan de cinco años para la serie. ¿Qué otras zonas de Wendy le gustaría explorar?
–Gracias a su relación con Kay, pudimos ver un poco más de Wendy fuera del trabajo. Podemos entenderla un poco más, como si de pronto nos diéramos cuenta de que es un personaje tridimensional, y que el costado que habíamos visto de ella es porque así tiene que vivir su vida cuando está en el trabajo. Agradezco infinitamente la oportunidad de poder explorar esos aspectos de Wendy, y espero poder hacerlo.
–Su personaje en el thriller Secret City, también de Netflix, tiene muchas escenas de acción. ¿Qué la atrajo de ese proyecto?
–Es una ficción muy inteligente y muy bien narrada. En Australia filmamos muy rápido: hacemos una o dos tomas y buena suerte. Es incomprensible el abismo que hay entre filmar en los Estados Unidos y en Australia. Pero quería filmar en mi país. Volver a Australia y repasar escenas con actores con los que creciste es encantador.
Traducción de Jaime Arrambide
Elizabeth Vincentelli
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