La segunda temporada de la serie-secuela de Sex and the City está disponible desde hoy en HBO Max
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Hay cosas de las que Sarah Jessica Parker prefiere no hablar. Y no son aquellas relacionadas con su pelea con Kim Catrall o el regreso de la actriz y su personaje Samantha Jones al universo de Sex and the City en la segunda temporada de su serie secuela, And Just Like That, que se estrena hoy, jueves 22, en HBO Max. La actriz, productora e indiscutido ícono de la moda desde que la ficción original se estrenó hace 25 años, se resiste, amable pero firme, a hablar de los looks de Carrie, del cambio en los estilos de su personaje de una serie a la otra y, definitivamente, se niega a elegir un favorito.
“No tengo un conjunto favorito de los miles que usé en todos estos años. No podría elegir un zapato favorito del mismo modo en que no puedo elegir una comida, un libro o un hijo preferido. Además no me parece muy interesante. Es decir, ¿a quién le importa cuál fue mi atuendo favorito? Lo cierto es que amé los que salieron bien y también los que fueron un desastre”, asegura la actriz en una charla vía Zoom con un grupo de periodistas de todo el mundo, entre los que se contaba LA NACION. Parker nunca pierde la sonrisa aún cuando es evidente que quiere evitar que sus respuestas puedan ser utilizadas por ciertas marcas como publicidad no tradicional. Ella sabe lo que una recomendación suya vale para la industria de la moda y no se toma esa responsabilidad a la ligera.
Así, cuando las preguntas dejan de lado ese aspecto de su personaje se muestra visiblemente aliviada, contenta de poder hablar de las nuevas aventuras de Carrie y sus amigas en la ciudad que siempre fue su mejor accesorio y el escenario en el que la escritora buscó, encontró y perdió el amor. “Creo que el proceso del duelo es muy diferente para cada persona que lo atraviesa. Mi padre falleció hace poco y fue inesperado y horrible para mí pero el duelo es muy distinto para mi madre, que estuvo 56 años casada con él. Creo que en la primera temporada Carrie quería ser noble y no cargar a los demás con su tristeza y por eso de alguna manera planificó su duelo. Pero no es una emoción que se pueda controlar. En la primera temporada vimos sus esfuerzos por salir a la superficie y las dificultades que eso le trajo después de haber perdido a quien amaba tan públicamente. Pero ahora es distinto. Durante las grabaciones de los nuevos episodios sentí que volvíamos a transitar terreno conocido: una mujer en la ciudad en busca de descubrir nuevos romances, nuevas experiencias profesionales y amistades. Es una libertad que Carrie no tuvo durante mucho tiempo porque estaba enfocada en su relación con John. De alguna manera es volver a la Carrie que hace mucho tiempo no veíamos”, adelanta Parker.
Claro que la última vez que su personaje estuvo soltera en la ciudad –como bien saben sus fanáticos de siempre y los que se sumaron al grupo desde que la serie original está disponible en HBO Max– fue hace casi veinte años, antes de irse a París con Alex (Mikhail Baryshnikov) y antes de que Mr. Big (Chris Noth), la repatriara a Nueva York. Sin embargo, ante las preguntas sobre el paso del tiempo y los cambios que experimentó su personaje desde aquel entonces pasando por los dos largometrajes y el regreso a la pantalla chica con And Just Like That Parker se pone a la defensiva, algo cansada de que su edad -tiene 58 años- sea un tema de debate.
“Solo me pongo a pensar sobre el paso del tiempo cuando los periodistas me preguntan por mi edad. Es tan curioso que me interroguen sobre el envejecer. Me resulta llamativo y no me parece que sea una pregunta que le hagan a los hombres con la misma insistencia. Es raro: yo vivo mi vida, tengo tres hijos, trabajo y me preguntan sobre la edad. No tengo un doctorado ni escribí una tesis al respecto. La única vez que pienso sobre el tema es, sinceramente, cuando los periodistas lo traen a colación. ¿Cómo me siento con el paso del tiempo? Yo podría preguntarles lo mismo a ustedes. Mi respuesta es que envejecer es inevitable y que cualquier consideración sobre el tema es poco productiva. Sí, es cierto que le exigí mucho a mi cuerpo durante años como bailarina y luego como una actriz muy física y corriendo en tacos por 25 años pero si me preguntan cómo me afecta envejecer lo único que puede decir es que probablemente me pasa lo mismo que al resto del mundo. ¿Les parece una respuesta apropiada?”, responde la actriz. En esta temporada su personaje hace casi lo contrario, revisando su pasado tanto en el ámbito profesional –con un incómodo reencuentro con su antigua jefa interpretada por Candice Bergen– como en el personal con la reaparición de Aidan (John Corbett), el ex prometido de Carrie y el favorito de muchos de los fanáticos de la serie original.
Nadie es perfecto
Dicen que nadie resiste un archivo y mucho menos lo hace una obra de ficción creada con la mirada puesta en su tiempo. Con la manía revisionista motorizada por las plataformas de streaming, la vuelta al ruedo de Sex and the City puso en evidencia sus puntos ciegos en relación con la falta de diversidad de sus personajes y sus endebles posturas feministas. Si en la serie original todo giraba en torno a los potenciales romances y encuentros sexuales de las cuatro protagonistas, mujeres independientes y autosuficientes que de todos modos parecían organizar su mundo alrededor de la mirada masculina, en su continuación la perspectiva feminista es más genuina y explícita y la inclusión de los nuevos personajes interpretados por Sarita Choudhury, Nicole Ari Parker y Karen Pittman, aunque poco sutil, retrata de manera más realista y equitativa el mundo actual.
“Es muy interesante revisar a la Miranda de la primera serie y compararla con la de ahora. Al principio era feroz, siempre bajando línea; la gente se sentía abrumada por ella Ahora tal vez sus opiniones son más aceptadas pero ella sigue siendo intensa, sigue perdiendo los estribos. Se apresura y muchas veces tiene que dar un paso atrás y pedir disculpas y creo que esa cualidad la hace más querible, además de ser tanto en el viejo programa como en el nuevo una verdadera feminista. Muchas veces la gente supone, equivocadamente, que el feminismo implica representar a las mujeres como seres perfectos cuando en realidad se trata de lo opuesto. Reclamar igualdad de derechos y representación implica que no queremos ser muñecas superficiales y siempre impecables. Queremos tener la oportunidad de vivir a pleno y de cometer errores como todos los demás”, explica Cynthia Nixon, que en esta temporada no solo tiene la oportunidad de bucear más en la vida de Miranda –ya separada de Steve y en pleno descubrimiento de su identidad sexual– sino que además pudo ganar una nueva perspectiva de la historia al dirigir dos de los once nuevos episodios del programa. Aunque por ahora se mantiene en secreto si uno de esos capítulos fue el que cerrará la temporada con el regreso de Kim Catrall, lo cierto es que Nixon sí tuvo la oportunidad de observar el trabajo de sus compañeras de elenco desde un lugar distinto. Así lo contó Choudhury, que no solo elogió el talento de la actriz como directora sino también su conocimiento de los aspectos más complicados de trabajar en un ciclo como And Just Like That: “Tiene tanta experiencia con el programa que creo que dirigió los episodios como le gustaría ser dirigida a ella. Era todo muy específico y divertido. De hecho, cuando me tocó hacer una escena de cama se metió conmigo bajo las sábanas para mostrarme como hacer que la secuencia fuera más graciosa”.
Del mismo modo que ocurrió en la serie original, en la nueva vuelta la mayoría de las situaciones más absurdas y cómicas tienen a la remilgada y tierna Charlotte York como protagonista, un lugar que su actriz, Kristin Davis, no pensó que seguiría teniendo 25 años después. “Fue un comienzo muy modesto, pero se sentía como algo mágico. Grabar en Nueva York, de noche, era como un sueño, pero al mismo tiempo en aquellos años HBO era más conocido por transmitir boxeo que por hacer ficciones y ni siquiera sabíamos si nos iban a dar una temporada después de ver el piloto. Para mí era un mundo nuevo. Esto va a sonar como una queja medio tonta pero como yo estaba acostumbrada por Melrose Place a trabajar en la TV abierta de gran producción, estar en las calles de Nueva York con unos motorhomes mínimos y un servicio de snacks que no era más que una mesita con confites me resultaba preocupante. Ni siquiera teníamos confites M&Ms. Yo pensaba: ¿qué está pasando? ¿Estamos trabajando durante 18, 20 horas y durante toda la noche hasta que sale el sol y ni nos pueden conseguir M&Ms? “, recuerda Davis con una sonrisa.
De aquellos tiempos “mágicos y surrealistas” lo mejor, dice ahora, es que aquel proceso de grabar el piloto y luego esperar más de un año para saber si saldría al aire les permitió encontrar la receta perfecta. Un cuarto de siglo, 94 episodios, dos películas, una ausencia y una secuela después, la química entre Carrie, Miranda, Charlotte, la ciudad y el sexo está intacta como el primer día, pero con todos los colores de M&Ms que puedan desear.
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