Alison Brie, el arma secreta de la comedia, prueba con el suspenso y explica cómo “manifestó” trabajar con su actriz favorita
La actriz de Mad Men, Community y GLOW habló con LA NACIÓN de Apples Never Fall, la miniserie de Universal+ en la que se prueba en un nuevo género, adaptada de una novela de la autora de Big Little Lies
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Tal vez a la mayoría de los espectadores el nombre de Alison Brie no les diga mucho o les dispare una conexión inmediata con el trabajo de la actriz oriunda de Los Ángeles. Sin embargo, alcanzará una imagen de la intérprete para que muchos sepan de quién se trata y que cada aparición suya en series como Mad Men, la comedia Community y la fantástica GLOW resulta inolvidable. El arma para nada secreta de todos los proyectos en los que trabaja, Brie forma parte del elenco protagónico de Apples Never Fall, la miniserie que se estrena hoy, por la señal Universal+. En la ficción de siete episodios, basada en la novela de Liane Moriarty (Big Little Lies) la actriz interpreta a Amy Delaney, la mayor de los cuatro hijos del matrimonio que componen Joy y Stan, encarnados por Annette Bening y Sam Neil.
Los Delaney son una familia feliz y querida de la adinerada comunidad en la que viven hace décadas, en la que fundaron una academia de tenis que acaban de vender. Su fachada pública empieza a resquebrajarse cuando Joy desaparece sin dejar rastro. La única que parece preocupada por su ausencia es Amy, a la que el resto acusa de dramatizar la situación, de hacer de una brisa una tempestad. “Ella tiene la tendencia de reaccionar sin pensar. Su motivación para todo es muy emocional. Se maneja siempre por impulsos, dice lo primero que le viene a la cabeza. Creo que ese es uno de sus mejores rasgos porque la hace ser honesta. Puede que a veces parezca demasiado dramática, pero al menos es sincera consigo misma y con los demás todo el tiempo”, explica Brie sobre su personaje en una charla con LA NACIÓN vía Zoom.
Claro que Amy, como sus padres y sus hermanos, también tiene dobleces y algún secreto que prefiere no revelar, al tiempo que organiza un círculo de esperanza para ayudar con la aparición de Joy y toma prestados los teléfonos de sus compañeros de casa para llamar a los hospitales de la zona. Un par de iniciativas que, como muchas de las suyas, la vuelve objeto de las burlas de su familia, un rol que aparentemente está muy acostumbrada a ocupar.
–Aunque la trama gira en torno a un misterio, por momentos la miniserie vira hacia el humor y generalmente son situaciones que giran alrededor de Amy. O a sus expensas.
–Sí, la familia se ríe de ella y la menosprecia. Creo que se sienten amenazados por su honestidad y su capacidad de comunicar sus emociones. Porque los Delaney son muy cerrados: muestran una cara en público y se comportan de una manera muy distinta a puertas cerradas. Gran parte de la trama de la ficción pasa por revelar lo que se ocultan entre ellos y al resto del mundo. El suspenso de la historia atrapa, pero la miniserie es principalmente sobre las dinámicas familiares, sobre las facetas que les mostramos a nuestros padres, lo que no les contamos y sobre cómo cambiamos frente a ellos. El corazón del relato bucea sobre qué pasa cuando uno como adulto se resiste a asumir los lugares asignados desde la infancia o los repite. Y por momentos la comedia surge de esos intercambios. Nadie puede irritarte tanto como los integrantes de tu familia.
–¿Les preocupaba que el humor pudiera afectar el desarrollo del relato de misterio y la tragedia que rodea a los personajes?
–Fue algo sobre lo que conversamos mucho porque lo cierto es que el programa trata sobre la desaparición y posible muerte de una mujer, un tema muy dramático, pero al mismo tiempo en la vida solemos experimentar distintas emociones al mismo tiempo. No permanecemos en un estado de melodrama constante. Especialmente cuando se trata de tu familia podés “apagar y prender” una emoción muy rápidamente. En un segundo te preguntas con angustia: ¿qué vamos a hacer con mamá?, y al siguiente sugerís qué pedir para el almuerzo. Quisimos conectar con esas cuestiones mundanas que ocurren en medio de los grandes dramas.
–¿Cómo encontrás el equilibrio entre esas dos emociones? Más allá de que muchos te conocen por tus papeles en comedias, en algunas de ellas como GLOW también te tocó interpretar situaciones dramáticas.
–En general no pienso a los personajes en términos de comedia o drama. Es algo que tiene que aparecer naturalmente en los guiones. Para mí se trata de encontrar la verdad de esa persona que me toca interpretar y del momento que está atravesando. A veces eso puede resultar en una escena más dramática y a veces en otras más humorísticas. En este caso, se trata de Amy y sus emociones, que en muchos momentos pueden resultar graciosas justamente porque ella se las toma muy en serio.
–Con Amy, la clave parece ser llevarla al borde de la caricatura, pero sin permitir que se transforme en una.
–Como espectadores todos vimos una versión exagerada de este personaje. Yo conozco a muchas Amys y de hecho, hay aspectos míos que se le parecen mucho, por eso no quisiera que se viera como una burla o como que me estoy riendo de ella. Para el resto de los personajes su visión del mundo puede parecer ridícula, pero Amy está seriamente comprometida con ella y esa intensidad a veces puede causar gracia, pero también mucha ternura.
–Uno de los lazos más interesantes y complejos de toda la trama es el que tu personaje tiene con Joy, su madre. Que además es la gran ausencia que pone en marcha el cuento.
–Es un vínculo fascinante. Están muy conectadas. Joy es una especie de protectora de su hija, la defiende del resto de la familia y parece ser la única de los Delaney que la comprende. Al mismo tiempo, es quien, de manera muy sutil, más la critica. En una de las primeras escenas entre ellas, Joy le pregunta al pasar qué le pasa en la piel y quiere saber si está usando protector solar. Es un tipo de ida y vuelta que solo existe entre madres e hijas. Ese modo de decirse las cosas más insignificantes y las más duras bajo el manto del amor incondicional que sienten una por la otra.
–Y tenés la suerte de interpretarlo con Annette Bening. En algún reportaje dijiste que habías “manifestado” el encuentro con ella. Una declaración que podría haber hecho tu personaje.
–Bueno, sí. Annette siempre fue una de mis actrices favoritas. Muchos de sus papeles fueron fundamentales para mi crecimiento como artista. Amo su trabajo en Belleza americana, en Mi familia, en Mi querido presidente. Tiene tantas interpretaciones increíbles. Lo que sucedió es que antes de que me convocaran para Apples Never Fall, yo estaba haciendo notas para promocionar la comedia romántica Somebody I Used to Know (disponible en Prime Video) y creo que en todas mencioné a Mi querido presidente y la actuación de Annette. Así que cuando me llamaron para la miniserie sentí que de alguna manera de tanto nombrarla había convocado esta posibilidad de compartir un proyecto con ella. (Risas). Creo que a partir de ahora debería usar el mismo método para trabajar con otros actores que admiro.
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