Séptimo día, el sueño en estéreo de Soda y el Cirque du Soleil
El 9 de marzo llegará al Luna Park el esperado espectáculo: Diego Sáenz, uno de los responsables de unir estos dos universos poético-musicales, cuenta el largo camino recorrido
"Quiero hacer cosas imposibles." Gustavo Cerati dejó una canción para cada ocasión. Y "Cosas imposibles" es la primera que recordamos al ingresar al Luna Park. Faltan tres semanas para el estreno de Séptimo Día, pero nuestro palacio de los deportes está en funciones. Todo el arsenal del Cirque du Soleil ya está en las intersecciones de Bouchard y Corrientes. Basta con acercarse a una puerta para distinguir mensajes en ruso, francés, inglés y castellano. La troupe de artistas, diseñadores, técnicos y creativos proviene de catorce países y, aunque la compañía canadiense tenga base en Montreal, todo se dice y se escribe en varios idiomas.
Diego Sáenz, el factótum que unió los universos poético, creativo y musical de Soda Stereo y Cirque du Soleil (junto con Roberto Costa, fundador de la productora PopArt, y Daniel Kon, manager de la banda), viene a nuestro encuentro con una sonrisa. Nos guía por el interior del Luna. Cada uno de sus recovecos está tomado por un sector del Cirque. El VIP es la sala de catering. Pero como los espacios no alcanzaban hubo que inventar otros. Los departamentos de vestuario y maquillaje, por ejemplo, descansan sobre una estructura tubular que se erigió sobre la tribuna popular que da a la calle Lavalle.
Hace 32 años que Sáenz, actualmente CEO de PopArt, está vinculado de alguna manera a Soda Stereo. A los 14 descubrió a la banda gracias a un amigo que le acercó el primer cassette del trío y nunca más pudo despegarse de ella.
Mayor de tres hermanos, el hombre que ahora nos habla con pasión de Séptimo Día lo primero que aprendió de Soda en su adolescencia fue que aquellos sueños imposibles podían realizarse. "Yo soy de Monte Grande -recuerda Sáenz-. La primera vez que fui a verlos fue a un boliche, Le Paradis. Tenía 16 años y me había llevado un primo mayor. Estaban presentando Signos. La sensación que tuve era que estaba viendo a tres extraterrestres."
Casi una década después de darle play a ese cassette, el hoy productor del espectáculo tuvo una idea que involucraba a la banda. "Yo trabajaba en aquella época con un músico que hacía bandas de sonido para películas. Se me ocurrió hacer algo con Soda y una orquesta sinfónica. La única banda en la que pensé fue Soda. Yo no tenía relación con ellos. Pero sí conocía a Eduardo Bergallo, que era monitorista de la banda. Le conté mi idea, él se la acercó a Gustavo y su respuesta fue que le hiciera un demo..".
Gustavo Cerati recibió el demo de manos de Sáenz con una versión orquestal de "Pasos". La primera reacción fue de sorpresa. "¿Cómo hiciste esto?", preguntó con asombro el músico. Acto seguido le pasó el teléfono de su casa y le pidió que lo llamara en un mes, después de sus vacaciones.
Las buenas ideas, las simples y las más alocadas, necesitan un tiempo para cristalizarse. Así como el acuerdo entre Soda Stereo y el Cirque du Soleil debió esperar a que el circo terminara una gira por América latina antes de anunciar su alianza con el trío argentino, el proyecto de llevar las canciones de la banda a un estadío orquestal también se demoró.
Cuando Sáenz se comunicó con las autoridades del Teatro Colón para ver si era viable conseguir una fecha, éstas le respondieron que ya estaba todo programado hasta el 97. Tres años era mucho tiempo para una banda que ya estaba imaginando su separación.
Ya con Cerati emprendiendo su trayecto solista, el hombre que ahora está en el Luna relatándonos la historia insistió con su viejo proyecto. Y esta vez sí pudo cristalizarse: 11 episodios sinfónicos se grabó en el Teatro Avenida en 2001 y un año después se presentó en el Colón. Su repertorio: canciones de Soda y del incipiente período solista. Desde ese momento el hoy CEO de PopArt se convirtió en el jefe de producción de todas las giras del cantante.
Para conocer a Zeta Bosio y Charly Alberti, Sáenz debió esperar hasta esa "burbuja en el tiempo" que fue el reencuentro de 2007. "Seguí trabajando con Gustavo hasta 2010. Yo ya no lo podía creer. Haber trabajado con el tipo que admiraba tanto y con Soda fue muy importante para mí."
Tras el accidente que Cerati sufrió en Caracas, el management de Soda Stereo empezó a recibir diversas propuestas, desde obras de teatro hasta películas. Pero era un momento muy crítico para tomar una decisión. Hasta que en 2013, Daniel Kon, Roberto Costa y Diego Sáenz (los tres nombres fuertes detrás de la gira del regreso) decidieron juntarse para pensar. En la tormenta de ideas alguien pensó en hacer un espectáculo "al estilo del Cirque du Soleil" y enseguida encontró un paso más en uno de sus interlocutores: "(¿y si lo hacemos con ellos?).
Llegar al Cirque fue para Sáenz muy parecido a llegar a Cerati: ningún contacto directo, sólo una punta de la que había que tirar. "Mi cuñada trabajaba en Polo Circo y conocía a alguien que se ocupaba de las relaciones sociales de la compañía. Me pasa el mail de esta persona, le escribo y me contesta: «Gracias por tu mail, se lo voy a a reenviar a alguien». Y se lo pasa a Charles Joron, jefe de producción mundial del Cirque. Me contesta, lo bombardeo con mi propuesta y después hablamos por teléfono. Ahí me pregunta si podríamos ir a Montreal a presentar el proyecto y me da una reunión para noviembre de 2013."
Lo que sigue es la historia más cercana. La compañía canadiense convocando a tres focus group en Buenos Aires, Santiago de Chile y México DF para evaluar las reacciones de la gente y tomar dimensión de lo que significaba la banda, y un almuerzo con su personal latinoamericano para tantear reacciones. Los buenos resultados de los testeos y las lágrimas de emoción de su personal fueron decisivos para continuar.
Más allá del potencial que arrojaron esos testeos, el público en Argentina y en el subcontinente se mostraba incrédulo. ¿Cómo una banda de acá se va a involucrar con el Cirque du Soleil? La mención de que la compañía canadiense había dedicado tres espectáculos a artistas (Love, a The Beatles; One, a Michael Jackson y Viva Elvis, a Elvis Presley) no alcanzaba para convencerlos.
Una vez designadas las cabezas creativas del espectáculo, Michel Laprise (director de Kurios, del Cirque, y de la gira MDNA, de Madonna) y Chantal Tremblay (directora de creación de Love) éstos empezaron a venir a Buenos Aires para conocer los lugares icónicos de Soda, dónde había pasado su infancia Cerati y respirar el mismo aire que inspiró al trío. Una vez que Laprise tuvo una idea firme, voló rápidamente a Montreal para empezar a trabajar.
La última escena lo muestra a Benito Cerati en Unísono, el estudio que creó su padre. Allí Zeta, Charly y el sonidista histórico de la banda, Adrián Taverna, reimaginaron las canciones de Soda con la consigna de no alterar su esencia. El día que Benito llegó todos se fueron del estudio. Sólo quedó Daniel Kon. "Le puse el material -cuenta el mánager de Soda-, empezó a sonar «Séptimo día» y a la mitad de la canción me dijo que estaba buenísima y se puso a cantar arriba del viejo. Más «Planta», «Cae el sol?». Primero me emocioné y después me sentí aliviado."
Serán 72 las funciones. Quizás unas pocas más, pero el 14 de mayo se bajará el telón para viajar a Córdoba. Luego a Chile y al primer tramo de la gira que continuará en 2018. Con el estreno también llegará el CD con la música del show y un DVD con entrevistas, backstage y curiosidades.
"Estamos a un millón de años luz de lo que alguna vez pensamos que podía hacerse", reflexiona Diego Sáenz. Como Gustavo, Zeta y Charly cuando se paraban los pelos con jabón para generar así unos raros peinados. Nuevos, artesanales.
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