Sense8, una serie de superacción a escala global
Los hermanos Wachowski debutan en Netflix con una historia de ciencia ficción que recorre el mundo
CIUDAD DE MÉXICO.- "Fue fantástico trabajar con gente que tiene esa habilidad para contar historias. En mi opinión, los Wachowski no podrían haber hecho televisión tradicional. Es decir, podrían hacerlo muy bien, pero para su estilo innovador lo que mejor les va es una plataforma como Netflix. Sense8 es un experimento de tal envergadura que no hubiera encajado en otro lugar", dice la actriz mexicana Eréndira Ibarra. Ella, junto con sus colegas Miguel Ángel Silvestre y Alfonso Herrera, tuvieron el privilegio de ver de cerca cómo trabajaron los creadores de Matrix para llevar a la pantalla otro de esos proyectos que sólo ellos podrían hacer. De hecho, el despliegue imaginado por Lana y Andy -junto con el guionista J. Michael Straczynski (Babylon 5)- era tan enorme que incluía rodajes en Berlín, Seúl, Nairobi, Londres, San Francisco, Chicago, Islandia, Bombay y México. Un prodigio de producción que, además, incluyó protagonistas de todas esas partes del mundo, ocho personajes tan disímiles como sus lugares de origen y tan unidos como si hubieran compartido la matriz. Hijos de la misma y extraña madre que interpreta Daryl Hannah. Y si todo suena bastante complicado es porque lo es.
"Es más fácil verlo que explicarlo. Son ocho personajes que viven en distintas partes del mundo. Cada uno en su país, a partir de una imagen muy dramática que todos ven, comienzan a percibirse y comunicarse entre ellos a la distancia. Entonces tienen que empezar a adaptarse a lo que les pasa, sin poder controlar su conexión ni el fin por el que se establece ese vínculo", detalla Silvestre, el actor español que interpreta a Lito, una estrella del cine mexicano que vive escondiendo un secreto de su vida privada y que empezará a experimentar extraños cambios sensoriales. Lo mismo les pasará a sus "hermanos" en el resto del mundo. Así, ese pollo que recibirá como pago de una pasajera Capheus (Aml Ameen), el colectivero de Nairobi, aparecerá sobre el escritorio de la ejecutiva coreana Sun (Doona Bae); la bloguera transexual Nomi (Jamie Clayton) recibirá ayuda de Will (Brian J. Smith), el policía de Chicago que también se cruzará con Riley (Tuppence Middleton), la DJ islandesa que necesita escapar de Londres. Y Wolfgang (Max Riemelt), el criminal berlinés, sentirá unas inexplicables ganas de comer comida hindú después del festín organizado por el novio de la bella Kala (Tena Desae), de Bombay.
"Compartimos nuestras habilidades. Quien no sabía manejar de repente es un experto conductor o un hombre débil se vuelve un luchador letal cuando nunca se entrenó para serlo. Y, para sumar a todo eso, conocemos todo de los otros, hasta lo que no le contamos nunca a nadie. No nos podemos mentir. A esa incomodidad se le añade que no sabemos para qué sirve todo esto y el hecho de que haya unas personas que nos quieren capturar, que nos quieren matar para quitarnos este don que todavía no controlamos, pero que aparentemente sirve para algo grande. Son muchas incógnitas que se van resolviendo capítulo tras capítulo. También se presentan situaciones muy cómicas, porque compartir la habilidad de manejar es práctico y muy adrenalínico, pero no todos los encuentros o los cruces son tan prácticos o agradables", explica Silvestre, cuya línea del relato es en un principio bastante más liviana que la del resto. Es que cada segmento de la serie de 12 episodios funciona además de como un relato de acción y ciencia ficción, como un drama que pone en cuestión temas de género, identidad y desigualdad en el mundo moderno.
Como se trata de los hermanos Wachowski, toda la conciencia social está acompañada por intensas escenas de peleas y persecuciones que vuelven a probar la capacidad de los realizadores para poner en impactantes imágenes las ideas más complejas. En muchas de esas secuencias, aparece Jonas, el misterioso personaje a cargo de Naveen Andrews (el Sayid de Lost), serie con la que Sense8 tiene ciertos puntos en común. Especialmente con su peculiar línea de tiempo, que puede avanzar y retroceder con una lógica que se irá construyendo a medida que avancen los episodios (que estarán disponibles todos juntos, un consuelo para los ansiosos que, seguramente, los verán de una sentada).
Aldea global
"Es ciencia ficción sin pantalla verde. Siempre plantean la trama desde un punto de vista real. Todo el tiempo tenés la sensación de que es algo que te podría pasar. El espectador estará conectado con varios personajes muy distintos y aun así la sensación de identificación es muy fuerte. Creo que no sólo es para los amantes de la ciencia ficción, sino también para las personas que les gustan las historias de conflictos muy humanos, conflictos de pareja, comedia, temas familiares...", cuenta Silvestre, que, además de grabar escenas de acción en la capital mexicana, recorrió el mundo junto a los Wachowski y los directores James McTeigue y Tom Tykwer, realizadores de varios de los episodios, y frecuentes colaboradores de los inquietos hermanos (que fueron productores de V de venganza, de McTeigue, y codirectores de Cloud Atlas: La red invisible, con Tykwer).
"Estás viendo una escena en la que una mujer en Seúl es humillada en su trabajo y pasás a Bombay, donde la chica tiene que lidiar con un matrimonio arreglado y luego a México, donde un personaje afirma: «A las mujeres se les pega porque así me enseñaron»". Entonces sobre un mismo tema tenés todas las diferentes perspectivas, con cosas que nos afectan a todos", dice Ibarra, a la que le tocó interpretar a otras de esas mujeres condicionadas por su género, desesperada por romper con las limitaciones culturales que intentan reprimirla. Algo que también experimentará el personaje interpretado por Alfonso Herrera, que encontró la mejor forma de resumir las idas y venidas de los muchos carriles de historias de la autopista Wachowski.
"Más allá de los misterios y la intriga, la tesis del programa queda clarísima: todos somos únicos, pero al mismo tiempo todos somos iguales. Porque, de alguna forma, todos estamos conectados."
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