Se llama Indra Bhavalan, grabó la primera Bizarrap Music Session y hoy se verá cara a cara con Neo Pistea
Bhavi es uno de los fundadores de la escena del trap local y hoy mostrará su arte en una nueva edición del ciclo gratuito Movistar FRIstyle
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Bhavi tiene 25 años, nació en Bélgica, vive en Argentina y también lo hizo en Uruguay. Acaba de editar un disco con YSY A, edita álbumes en solitario desde los 16, a eso le suma un puñado de EP y decenas de singles. Fue el primer cantante en grabar una Bizarrap Music Session, sacó su línea de zapatillas, un perfume... pero dice que “la vida es de a poco”. Y mucho más que por la prolificidad se define por eso, por su meticulosidad. Cuando en el imaginario está estereotipado que raperos y traperos viven a mil por hora, que se dejan llevar por la vorágine de la industria que muchas veces los exprime a gusto y placer, el cantante nacido como Indra Bhavalan cuenta que en plena adolescencia, le puso un freno de más de tres años a su propio vértigo. “Me di cuenta de que no es solo sacar música, es un plan. Hay que esperar el momento perfecto. Fui mejorando, haciendo mucha música y cuando la vi perfecta la empecé a sacar. Y funcionó. Estaba muy enfocado, estudié mucho la industria, cómo funcionaban las cosas. Sacar por sacar es una boludez, no funciona eso de sacar música y esperar lo mejor. Hay historias de eso, pero es muy raro que pase”, cuenta Bhavi, que hoy encabezará junto a Neo Pistea, desde las 18, una nueva edición del Movistar FRIstyle en Ciudad Cultural Konex (Sarmiento 3131). También podrá seguirse por YouTube en la cuenta oficial de Movistar.
Y fue con Neo Pistea que Bhavi dio su primer show propiamente dicho. “Un chabón me invitó a su fiesta, me pagó 500 mangos, fui y decía: ‘Indra y Neo Pistea’”. Pero su historia se remonta mucho más atrás, con el entretenimiento como un juego y un placer que se dieron antes que la música. “Yo siempre supe que iba a entretener”, dice. “Siempre lo supe. Un jugador de fútbol puede ser un artista un creativo, Messi, Ronaldinho, le dan una cosa amorosa a lo que hacen y eso es arte. No sabía con qué, pero desde que soy chico me gusta expresarme y llamar la atención. Tenía un montón de trajes del Zorro, me cambiaba de personaje y actuaba con mi mamá. En la adolescencia supe que quería ser rapero. Mi papá tenía discos de hip hop y siempre me gustó el mundo urbano, del skate. Me compraba los DVD de las pelis de skate y siempre había hip hop en la banda de sonido. Mi papá tenía un walkman con música de Eminem y por otra parte también siempre algo de rock psicodélico, tipo Santana y Hendrix”.
También de esos años iniciáticos vienen sus primeros recuerdos de Argentina y, sobre todo, de Mar del Plata, donde tenía familiares. Como un recuerdo proustiano, dice que lo primero que se le viene a la cabeza es “el olor a cloro de la pileta”. Y sigue: “Me acuerdo de las primeras vacaciones, porque venía los veranos. Era ir a la pileta, que me compraran unas gomitas cuando salía. Es cerca de donde vive mi mamá ahora, por Plaza Mitre. Íbamos a la playa y me acuerdo que no me compraban el helado Epa porque era re caro, salía 10 pesos y era una banda. Me acuerdo de ver a Carlitos Balá, que alquilaba en el mismo balneario que mis abuelos”.
A los 12 años, en su estadía en Uruguay, Bhavi descubrió a Mac Miller gracias a las recomendaciones de YouTube, y a partir de ahí ramificó sus conocimientos primero a partir de las colaboraciones de Mac Miller para armar su propio mapa del trap y el hip hop de los últimos 15 años. “Ahí me cayó la data, me puse a indagar la cultura”, cuenta. Ya establecido en Mar del Plata en edad de secundario, fue al Polivalente de Artes y el contacto con sus nuevos compañeros terminó por definir sus ganas de rapear. “Todos mi amigos tenían sensibilidad artística”, cuenta. “Eran músicos de toda la vida, uno era baterista y yo boludeaba, hacía que rapeaba en inglés, pero solo balbuceaba. Admiraba a los que tocaban porque tenían bandas. Pero mi amigo baterista me decía que yo tenía ritmo, que decía boludeces cuando rapeaba pero que las decía a bien a tempo. Entonces me dijo que me pusiera a escribir. Ahí empecé a dedicarle letras a las chicas que me gustaban y a escribir sobre lo que sentía. A los dos años empecé a grabar y me hice un disco, lo saqué a los 16, hace ya casi 10 años”.
Después del parate de casi tres años, Bhavi volvió y se encontró con una escena en plena ebullición, con Duki, Ysy A y Neo Pistea como puntas de lanza del trap argentino. En ese contexto, su aporte tuvo que ver con la fantasía, anclado en la imaginaria alienígena, futurista y del cine de ciencia ficción. Editó, incluso, una ópera trap. Detalles que, según él, tienen que ver con “tirar trucos” y encontrar un lugar. “Se dio natural y de la mejor manera”, cuenta. “Yo compartía productores con Cazzu, Duko, Ecko y Khea, todos laburaban con Omar Varela, yo tenía pocos seguidores pero conocía a Omar desde los 17. Ellos tenían medio millón de seguidores y yo casi nada, pero son todos divinos y se apoyaron todos entre todos, me dieron una mano tremenda. Yo venía haciendo una música evolucionada, con un flow tremendo y me pusieron a hacer temas con ellos. Era un portal para mí y data para ellos, todos queríamos comer de la música. Yo no venía del freestyle como ellos, pero no tenía nada que ver porque compartíamos personas y contactos y ser buenos”.
Poco más de cinco años después de la explosión del trap argentino, el panorama ha cambiado según lo observa Bhavi. “Ahora todo está muy saturado. Hay una industria que no es lo que era en ese momento. Todo es muy distinto yo tuve que luchar. Ahora cualquier chico dice: ‘Quiero ser como este o ese’; yo no tenía a nadie. Ahora apareció la plata y con eso aparecen hombres de negocio y confunden a los chicos y se arma toda una cosa. Mi generación es la primera de la revolución de la música de los últimos 5 años. Lo hicimos haciendo música propia nueva, ahora es reggaetón, música comercial, porque floreció algo que va al hueso, a hacer plata, y sacarles el jugo a los chicos talentosos. Con Neo, Ysy y Duko era distinto, cada uno tiraba sus trucos”.
De todos modos, pese a la sobreoferta de música urbana, Bhavi tiene claro que su lugar no solo está ganado sino también que es irreemplazable: “Yo hago. Algunos evolucionan, otros no tanto, es lo que viene con ser alguien creativo. Yo tiro y trato de no tener miedo, voy para adelante. La BZRP Music Session fue parte de eso, también hacer una zapas con Sarkany, un perfume propio y anteojos. Yo sé que no hay otro Bhavi. Si me sacás, se pierde algo, no sé qué lugar pero sé que no hay otra persona como yo, soy irremplazable. No me podés sustituir y no pasa con todos pero sí con muchos que somos únicos y pilares”.
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