Una habitación de Buenos Aires, en verano. En la primera toma se ve un ventilador que da directo a las piernas de tres chicas que están sentadas en el piso, una es la que filma ese cuarto adolescente. Dos pequeños amplificadores, un bajo y una guitarra. Sobre una mesa, al lado de un ropero alto con varios cajones abiertos, hay un teclado, y en la alfombra hay pedales, cables, micrófonos, medias con dibujos, chicas en minifaldas tocando.
Las tres chicas son Ani Castoldi, Marina La Grasta y Marilina Giménez. Juntas eran la banda Yilet y ahora son las protagonistas del documental Una banda de chicas, dirigido por Giménez, que se estrena hoy en el MALBA Cine, con proyecciones todos los jueves de noviembre, y que tendrá una función especial en Hoyts Abasto Shopping el viernes 8.
"Nuestro amor, la música", canta Marina sobre un escenario en Plaza de Mayo. Marilina graba los momentos de ensayo, fuera el escenario, los asados en el Tigre, intenta entrevistar a sus amigas, lo hace por un propósito. Yilet pronto se disolvió y se convirtió en el dúo Ibiza Pareo para que Marilina pudiera seguir filmando. El documental llevó varios años de grabación y realización. Marilina Giménez no volvió a tocar el bajo, pero hizo una película. La que ella quería hacer, una que cuente la trayectoria de las bandas y proyectos de mujeres que se encontró en la noche porteña. La selección es caprichosa, pretende narrar una realidad compartida: ¿qué le cuesta a las mujeres llegar a tocar en un escenario grande? Chocolate Remix, Ibiza Pareo, Kobra Kei, Kumbia Queers, Las Kellies, Las Taradas, Liers, Miss Bolivia, Sasha Sathya, y She Devils son las que trenzan un relato de desigualdad, música, noche y sexo.
Las preguntas son hechas por las protagonistas de la historia, por las músicas. "Che, tocás re bien, tocás como un chabón", le dicen a Lucy Patané, y ella cuenta: "A veces dije gracias, y otras veces no, pregunté: ¿qué significa tocar como un varón?". Cecilia Kelly, una de Las Kellies, reflexiona sobre la música que se espera que hagan las mujeres, y lo que pasa cuando ese estereotipo no se cumple. La rapera Sasha Sathya dice: "La mujer es respetada solamente cuando canta bien, afinada, toca un bombo legüero, y habla de la tierra. Una mujer empoderada no es respetada, porque es libre. Y una mujer libre es motivo de repudio o de chiste, es una puta drogadicta". En Una banda de chicas también hay una crítica explícita al concepto de mujer y al uso que la industria hace de "la música de mujeres"; el documental abre discusiones, hace preguntas, y las deja al servicio del debate posterior.
La película se estrenó el 33ª Festival Internacional de Cine de Mar del Plata de 2018 y comenzó un largo camino por festivales del mundo. Ahí fue donde su directora se dio cuenta que lo que retrató es una historia universal. Invitó a la función a Wyndham Wallace, el crítico de música inglés que fue el guionista y actor principal Almost Fashionable, el documental sobre la banda Travis -que también se proyectó en el festival marplatense-. "Me contaron que durante la proyección se le cayeron unas lágrimas y, en el debate que se dio después, dijo que había entendido el mal que los hombres de la música les hicieron a las mujeres. Él fue el termómetro que me hizo dar cuenta que era una película que podía ser entendida afuera, que podía gustar. Y también algo muy importante: eso no sólo pasa en Argentina y Latinoamérica, es algo que espeja en Europa. Por más que ciertas sociedades europeas sean menos desiguales sigue no habiendo una banda de chicas como los Beatles o los Rolling Stones", dice a pocos días de que la película comience a proyectarse en salas comerciales de Argentina -aún espera que se confirme su llegada a las salas INCAA-.
Entre el festival de Rotterdam, el de San Francisco, Montreal, Lisboa y Bologna que Una banda de chicas pasó por Estocolmo, donde Marilina tuvo que responderles a los periodistas que su película nació al calor del Ni una menos, un movimiento diferente al #MeToo, el movimiento anti acoso de las actrices nórdicas que salió en 2017 y al cual los suecos creían que respondía la película. "Pasar por tantos festivales y preguntas me hizo repensar la película desde distintos puntos de vista. La diferencia entre las sociedades es abismal: acá no sólo nos acosan, también nos matan. Y Una banda de chicas está enmarcada en el reclamo por nuestra vida", cuenta.
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