Con más de cuarenta años en la ruta y una carrera extraordinariamente exitosa, los Scorpions deciden poner un voluntario punto final con este disco y una gira mundial que durará tres años (y los traerá a la Argentina el 13 de septiembre en el Luna Park). Sin lugar para la experimentación, la banda germana recurre a lo que son sus puntos fuertes, y rockea como si los 80 nunca se hubieran ido en su álbum número 17, Sting in the Tail. Riffs poderosos, las guitarras armonizadas de Rudolf Schenker y Matthias Jabs, estribillos gigantescos, y la voz de Klaus Meine que no acusa el paso del tiempo. Se los podría acusar de autoplagio: "Raised on Rock" comienza con un riff similar a su gran éxito "Rock You Like a Hurricane", pero cuando Meine empieza a cantar "I was born in a hurricane...", se entiende que las citas son deliberadas. Otros temas, como "Spirit of Rock" y "Let’s Rock!" son bombásticos himnos a la vida del rock & roll. Pero Scorpions es un grupo famoso por las power ballads y aquí se despachan con cuatro, entre ellas "The Good Die Young" (con la ex Nightwish, Tarja Turunen, como vocalista invitada), "SLY", que desde el título establece una complicidad con "Still Loving You", y "The Best Is Yet to Come", una sentimental despedida para levantar encendedores (perdón, celulares) en los estadios.