Schechner y la "performance"
La visita de un creador y teórico del teatro norteamericano
Cerrando el ciclo "Las marcas de la cultura", que con la coordinación de Susana Rivero se realizó a lo largo del año en el Centro Cultural Ricardo Rojas, llegó a Buenos Aires el norteamericano Richard Schechner, uno de los pensadores más importantes del teatro contemporáneo. Especialista en "performances", forma parte del equipo de trabajo en esta disciplina de la Universidad de Nueva York. Sus creaciones se han destacado por búsquedas innovadoras y por la combinación de diversos lenguajes.
Schechner presentó el libro "Teoría y prácticas interculturales", una antología de sus escritos que además incluye una de sus últimas investigaciones, "La rasaestética", y durante el fin de semana se desarrolló un worshop sobre ese tema.
Richard Schechner llegó con seis horas de atraso a Buenos Aires, pero ni bien arribó decidió que no iba a descansar.
Pidió que lo llevaran a caminar y descubrió no sólo aspectos formales de la ciudad sino además un contexto social que le interesó particularmente. Cerca del Congreso de la Nación varios grupos de manifestantes reclamaban mejoras en sus condiciones laborales. Nada más interesante para un performer americano que una expresión de este tipo en América latina. Allí puede aplicar muchos de los conceptos que ha desarrollado en sus investigaciones.
"Las demostraciones callejeras forman parte de los estudios que realizamos y por eso para mí tienen un valor particular -comenta-. A través de un entrenamiento en el tema, puedes analizar a cada uno de esos individuos como una persona que está desarrollando una performance, y más aún si comprendes algunos aspectos que hacen a la tradición oriental, porque en general si uno aplica la experiencia occidental analizará a esas personas de una manera trivial. En una performance, las personas pueden transformarse en algo más. Los trabajadores que vi, seguramente antes habían estado limpiando pisos; pero ahí, en la calle, con sus banderas, eran más que eso, eran parte de un movimiento, estaban actuando sus deseos, su odio, sus esperanzas."
Aquí se impone también aplicar una expresión en cuyos contenidos le interesa bucear a este norteamericano, el rito. "El ritual es comportamiento y no sólo es repetitivo como en las experiencias religiosas, donde las personas siguen pautas establecidas. La gente que estaba en la calle apelaba a un sentido mayor de comunidad y buscaba integrar a otra gente en sus demandas. Hay que tener muy en cuenta que el ritual colorea comportamientos."
Dedicado a la escritura
En la actualidad, Richard Schechner prefiere dedicarse más a escribir que a producir teatro. "Vivo en un país muy rico -aclara-, pero en el que hay muy poco dinero para el teatro. No me gusta trabajar para recaudar dinero ni tampoco tener que estar explicando por qué me tienen que dar plata." Entonces escribe, produce ensayos. Uno de sus últimos escritos tiene que ver con lo que denomina "la rasaestética".
Rescata esta expresión de antiguas teorías de performances hindúes, ligadas con el sánscrito. Concretamente, propone instituir una estética "basada en nuestra boca, en cómo sentimos los sabores y no sólo en cómo miramos las cosas. La tradición occidental está basada en lo ocular -explica-, inclusive el teatro griego proponía mirar, tomar distancia. Yo intento una mayor participación. "Rasa" quiere decir el sabor, el gusto de lo que nos ponemos en la boca. Y esto habla de una sensación muy próxima y directa. Estamos hablando de una mayor participación, de una integración de sentidos".
En cuanto al worshop que ha venido a dictar, no quiere explicar demasiado. "Es como hacer el amor con alguien que uno no conoce -dice-, depende de quién asista. Sé que voy a respirar, voy a caminar por el espacio, aparecerá algo de yoga, mostraré algunas diapositivas de trabajos anteriores. Un worshop está en función de la relación entre los participantes y yo, y de la conexión que se dé entre ellos."
Dueño de una personalidad muy particular, a Richard Schechner le gusta mucho jugar con la sorpresa. Es muy simpático, afecto a armar una performance en cualquier lugar. Hasta lo hizo en la entrevista, arrojando agua al piso y disponiéndonos a quienes lo rodeábamos a integrarnos a su juego. También es un apasionado de su trabajo creativo, y muy atento a la realidad del lugar en el que está. Esta es su segunda visita a la Argentina. Vino por primera vez en 1968 y decidió volver porque dice que aquí encuentra una energía muy especial.
Entre sus últimas creaciones para el teatro se cuenta una particular versión de "Hamlet", de Shakespeare. En ella combinó interpretes norteamericanos y africanos. En un principio, la protagonista era una mujer que encarnaba el rol de hombre. Cuando se le pregunta por qué eligió ese material, la respuesta vuelve a ser una sorpresa. "Las producciones no significan algo en especial para mí. Me importa lo que significan para quienes vienen a verlas, mi tarea es con la gente. También cuando escribo intento tocar a alguien y lo voy consiguiendo."
Cerrando el ciclo "Las marcas de la cultura", que bajo la coordinación de la directora Susana Rivero, se llevó a cabo a lo largo del año en el Centro Cultural Ricardo Rojas, llegó a Buenos Aires el creador norteamericano Richard Schechner. Se trata de uno de los pensadores más importantes del teatro contemporáneo, especialista en performances, forma parte del equipo de trabajo en esta disciplina de la Universidad de Nueva York. En general, sus creaciones se han destacado por búsquedas innovadoras y la combinatoria de lenguajes.
Dentro del ámbito de la Universidad de Nueva York en nuestra ciudad, Schechner presentó el libro "Teoría y prácticas interculturales", una antología de sus escritos que además incluye una de sus últimas investigaciones, "La rasaestética", y durante el fin de semana se desarrolló un worshop sobre ese tema.
Richard Schechner llegó con seis horas de atraso a Buenos Aires, pero ni bien arribó decidió que no iba a descansar. Pidió que lo llevaran a caminar y descubrió no sólo aspectos formales de la ciudad sino además un contexto social que le interesó particularmente. Cerca del Congreso de la Nación varios grupos de manifestantes reclamaba mejoras en sus condiciones laborales. Nada más interesante para un performer americano que una expresión de este tipo en América Latina. Allí puede aplicar muchos de los conceptos que ha desarrollado en sus investigaciones.
"Las demostraciones callejeras forman parte de los estudios que realizamos y por eso para mí tienen un valor particular -comenta-. A través de un entrenamiento en el tema podés analizar a cada uno de esos individuos como una persona que está desarrollando una performance, y más aún, si comprendes algunos aspectos que hacen a la tradición oriental, porque en general si uno aplica la experiencia occidental analizará a esas personas de una manera trivial. En una performance las personas pueden transformarse en algo más. Los trabajadores que vi, seguramente, antes habían estado limpiando pisos; pero ahí, en la calle, con sus banderas, eran más que eso, eran parte de un movimiento, estaban actuando sus deseos, su odio, sus esperanzas".
Aquí se impone también aplicar una expresión en cuyos contenidos le interesa bucear a este norteamericano, el rito. "El ritual es comportamiento y no sólo es repetitivo como en las experiencias religiosas, donde las personas siguen pautas establecidas. La gente que estaba en la calle apelaba a un sentido mayor de comunidad y buscaba integrar a otra gente en sus demandas. Hay que tener muy en cuenta que el ritual colorea comportamientos".
Dedicado a la escritura
En la actualidad, Richard Schechner prefiere dedicarse más a escribir que a producir teatro. "Vivo en un país muy rico -aclara- pero en el que hay muy poco dinero para el teatro. No me gusta trabajar para recaudar dinero ni tampoco tener que estar explicando por qué me tienen que dar plata". Entonces escribe, produce ensayos. Uno de sus últimos escritos tiene que ver con lo que denomina "la rasaestética".
Rescata esta expresión de antiguas teorías de performanceshindú, ligadas más precisamente con el sánscrito. Concretamente propone instituir una estética "basada en nuestra boca, en cómo sentimos los sabores y no sólo en cómo miramos las cosas. La tradición occidental está basada en lo ocular -explica-, inclusive el teatro griego proponía mirar, tomar distancia. Yo intento una mayor participación. "Rasa" quiere decir el sabor, el gusto de lo que nos ponemos en la boca. Y esto habla de una sensación muy próxima y directa. Estamos hablando de una mayor participación, de una integración de sentidos".
En cuanto al worshop que dictará, no quiere explicar demasiado. "Es como hacer el amor con alguien que uno no conoce -dice-, depende de quien asista. Sé que voy a respirar, voy a caminar por el espacio, aparecerá algo de yoga, mostraré algunas diapositivas de trabajos anteriores. Un worshop está en función de la relación entre los participantes y yo y la conexión que se de entre ellos".
Dueño de una personalidad muy particular, a Richard Schechner le gusta mucho jugar con la sorpresa. Es muy simpático, afecto a armar una performance en cualquier lugar, hasta lo hizo en la entrevista arrojando agua al piso y disponiéndonos a quienes lo rodeábamos a integrarnos a su juego. También es un apasionado de su trabajo creativo y muy atento a la realidad del lugar en el que está. Esta es su segunda visita a la Argentina. Vino por primera vez en 1968 y decidió volver porque dice que aquí encuentra una energía muy especial.
Entre sus últimas creaciones para el teatro se cuenta una particular versión de "Hamlet", de Shakespeare. En ella combinó interpretes norteamericanos y africanos. En un principio, la protagonista era una mujer que encaraba el rol de hombre. Cuando se le pregunta porque eligió ese material, la respuesta vuelve a ser una sorpresa. "Las producciones no significan algo en especial para mí. Me importa lo que significan para quienes vienen a verlas, mi tarea es con la gente, también cuando escribo intento tocar a alguien y lo voy consiguiendo".