Sandro de América: el hombre y el cantante, cada vez más distanciados
A medida que avanza la trama de Sandro de América, la ficción que repasa la historia del popular cantante argentino, hay algo que va quedando claro: las historias de Roberto Sánchez (Agustín Sullivan) y la de su alter ego apenas se tocan, y cuando lo hacen, sobrevienen los problemas. En el capítulo del lunes, el astro de la canción afianza su relación con Susana Giménez ( China Suárez ), la coprotagonista de su última película y una de las estrellas en ascenso más importantes del país. Sin embargo, a pesar de que parece que los dos están dispuestos a ir más allá, la vida secreta de Roberto y las obligaciones de Sandro vuelven imposible el cometido.
Daniela ( Isabel Macedo ), la mujer "escondida" de Roberto, en tanto, se cansa de la situación y estalla de celos por la publicitada relación de su pareja con la popular modelo.
Pero si la vida de Roberto Sánchez, el hombre detrás del mito, comienza a complicarse, la de Sandro parece ir por el buen camino, o por lo menos en lo que respecta a su carrera. Con su último film -dirigido y protagonizado por él mismo- a punto de estrenarse, el divo se ocupa de conquistar la única plaza de América latina que le es esquiva: México.
Casi 15 minutos después de lo anunciado, comenzó el capítulo del martes con el cantante y su histórico manager, Oscar Anderle ( Luis Machín ), componiendo el clásico "Dame Fuego". Luego, el cantante se presenta finalmente en México, en un festival, luego de haber obtenido allí un disco de oro. En ese festival interpreta por primera vez el que sería uno de sus grandes éxitos.
De vuelta en Buenos Aires, intenta compensar por la ausencia a Daniela y a sus hijos con costosos obsequios. En medio del especial momento, ella le propone irse solos de viaje, y es entonces cuando el encanto, otra vez, se rompe. "No puedo, tengo compromisos", se justifica.
Luego, una de las grandes amigas y fanáticas de Sandro en la vida real, Teté Coustarot , apareció en escena interpretándose a sí misma. En un anacronismo extraño, la periodista y exmodelo lo entrevistó, con la excusa del estreno de la película Tú me enloqueces. En sus respectivos hogares, Nina (Paula Ransenberg), la madre de Sandro, y Daniela siguen la entrevista por televisión. La primera sonríe y se siente orgullosa porque habla sobre ella. La segunda, una vez más, ve cómo el cantante niega su existencia ante el mundo.
Luego de la entrevista, Sandro se reúne con el productor de su película, que resultó un éxito de taquilla, a pesar de que las críticas la destrozaron. Él, de todos modos, está convencido de filmar una segunda parte, pero el productor le propone que se ponga a las órdenes de Leonardo Favio.
Cuando llega a su casa, cansado, se encuentra con Daniela, triste, sentada en la cama. Él le cuenta su día, pero ella no le responde. Sólo se ríe cuando él le dice que no se siente valorado como director.
Cuando se acerca a ella, ve que tiene la mano lastimada. Y si bien la herida es producto de haber golpeado al televisor en el momento en el que él afirmaba no compartir con nadie su vida, ella prefiere no contárselo y solo le pregunta porqué la humilla así.
Al día siguiente, su tía Nelly (María Mertino) va a visitarlo y le confiesa que la enfermedad de Nina avanza y que ya le cuesta mucho caminar. "Es mucha responsabiildad para mí", le dice la mujer y le pide que se haga cargo de la situación.
A la noche, Roberto llama a Sara ( Manuela Viale ), una amiga de Daniela, para que la cuide, porque está enferma. Y a pesar de que su mujer le pide que se quede junto a ella, decide salir a encontrarse con Susana.
Durante la cena, la modelo le dice que no va a filmar con él la segunda parte de la película. "Entre nosotros nació una profunda amistad y siempre voy a guardar un lugar en mi corazón para vos", le dice, sonriente.
A la mañana siguiente, cuando Daniela se despierta, escucha sonar el piano. Al bajar a la planta baja de la mansión encuentra a su marido y a su amiga en pleno coqueteo. Enloquecida, tira al piso los peluches que le regalaron "las nenas" a su ídolo, les echa alcohol y los prende fuego. Finalmente, arma las valijas y se va, gritándole: "Me arruinaste la vida. No te quiero ver más. Me las vas a pagar".
Solo en su mansión, frente al espejo, ve como tras su imagen se asoma la de un Sandro ( Antonio Grimau ) ya entrado en años, sonriéndole. Mientras tanto, sus nenas lo esperan en un festival organizado por ellas para recaudar fondos para labores solidarias.
Cuando Aderle está por cantar una de sus canciones, para ganar tiempo y también para que la conozcan, finalmente el ídolo aparece. Después de saludar a cada una por su nombre, baila el vals con Liliana (Paula Grinszpan), elegida "reina" por sus compañeras por haber sido la que más actividades solidarias llevó a cabo.
Con Daniela ya fuera de su vida y de su casa, Nina se muda a la mansión. A pesar de que quiere mostrarse feliz, la mujer se da cuenta de que está angustiado por su separación. "Afuera me siento un rey, pero acá adentro...", intenta explicarle su extraña situación.
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