San Alén de los Andes
Confusión: la vida real y la ficción se confunden en San Martín de los Andes, donde desde hace diez meses se graba la telenovela "Alén, luz de luna".
Si Woody Allen visitara San Martín de los Andes seguramente recordaría su película "La rosa púrpura de El Cairo". Es que en esta ciudad, como en aquel film, los límites entre el mundo de la ficción y la vida real son imprecisos y se confunden. Todo el tiempo.
Sólo que en este caso no se trata de un actor que sale de la pantalla para entrar en la vida de una persona. Aquí son todos los protagonistas de la novela "Alén, luz de luna" los que se mezclan con los 17.800 habitantes de esta ciudad de la provincia de Neuquén.
De lunes a viernes, a las 19, los televisores del pueblo se encienden para seguir la marcha de "Alén...". Pero la intriga no termina a las 20. En San Martín, la historia continúa fuera de la pantalla: sigue en las dos FM del pueblo, donde se escucha insistentemente la canción principal de la tira; continúa en los paisajes naturales que son parte de la vida cotidiana de los sanmartinenses y de las imágenes de la TV, y sigue, claro, en las calles, donde actores, autores, productores y habitantes conviven desde febrero en un pueblo de novela.
Por estos días, la actriz Silvia Montanari -que personifica a la malvada Fanny, una política corrupta con ambiciones electorales- vive en una de las esquinas más céntricas de San Martín.
Y aunque ya hace diez meses que se cruza con la gente del lugar, nadie le dice Silvia. Tampoco Montanari. Ella es Fanny. Así la llaman, incluso cuando entra en el supermercado, como cualquiera, a abastecer su verdadera heladera.
Hasta Luz Sapag, la intendenta de la ciudad, se refiere a ella todo el tiempo por el nombre de ficción. "Fanny es parte de la comunidad", "Fanny se preocupa por los problemas del pueblo", repite Sapag. Y después reconoce, ante los 350 invitados a los festejos de las cien emisiones de "Alén...", que "podría pedirle a Fanny algunos consejos" para su propia carrera política.
Todo el pueblo en escena
Como nunca en estos meses, el cruce más evidente entre realidad y ficción ocurrió el domingo 3 de agosto, cuando San Martín de los Andes festejó su Fiesta del Montañés. Ese día, unas dos mil personas se agruparon alrededor de los participantes del tradicional concurso de hacheros.
Y la producción de "Alén", en busca de escenarios naturales, aprovechó la oportunidad para grabar la escena de uno de los tantos actos políticos de Fanny. Allí aparecieron entonces, con las cámaras y las luces de la TV.
Subida al escenario principal, Silvia Montanari actuó el discurso de campaña de su personaje: "Hago entrega de este cheque para donar una ambulancia al hospital público de San Martín de los Andes...".
No pudo seguir. El público, sorprendido y emocionado, interrumpió sus palabras para aplaudir y vivar a Fanny por el gesto. Inmediatamente, el equipo de TV y las autoridades locales tuvieron que salir a aclarar la diferencia entre la actuación y la realidad.
Pero a esta altura parece demasiado difícil distinguir una cosa de otra. Sobre todo cuando los espacios cotidianos de los sanmartinenses forman parte del escenario de la novela.
Alicia Ripalta atiende desde hace años la misma inmobiliaria en San Martín de los Andes. Pero desde que empezó la novela comparte sus oficinas con Elena, el personaje que interpreta la actriz Marta González.
Durante la mañana, es la verdadera dueña la que atiende a clientes reales interesados en alquilar casas. Por las tardes, cámaras, cables y luces se adueñan del lugar. Y a esa hora es la actriz la que se instala detrás del mostrador. Quizá por eso hoy hasta la mismísima Ripalta se refiere a su propio negocio como "la inmobiliaria de Elena".
Cambios de hábitos
También ocurre lo contrario: los escenarios no naturales de la novela han pasado a formar parte de la vida de los lugareños. Así, todos los días, los sanmartinenses que caminan por la calle principal se cruzan con el enorme cartel de la agencia de turismo Luz de Luna . Y ya no se sorprenden de ver en las ventanas del local varias fotos de Pedro (Héctor Alterio, en la realidad). Al contrario. Como si siempre hubiera estado allí, caminan tranquilamente frente a esta casa rústica que en la ficción pertenece a Pablo y Nora, los personajes que encarnan Gustavo Bermúdez y Silvana Di Lorenzo. Lo que ocurre es que, de febrero a hoy, las cosas cambiaron: con el mismo nombre y un dueño real, la agencia de turismo alterna las horas de TV con la organización de excursiones para turistas.
El próximo 12 de diciembre se grabará el último capítulo de "Alén, luz de luna". Ese día, los actores, los autores y el equipo de producción guardarán en sus valijas todas las cosas que fueron amontonando desde febrero. Desalojarán las casas y las habitaciones del hotel que ocuparon durante todos estos meses y volverán a Buenos Aires.
Para ese entonces, es posible que muchas cosas hayan cambiado para ellos (Héctor Alterio, que se define como "un hombre demasiado urbano", asegura que esta experiencia lo ha modificado a tal punto que planea alternar su vida entre Madrid, Buenos Aires y San Martín).
Pero seguramente muchas más cosas habrán cambiado para este pueblo que durante un año fue parte de la ficción. Como evidencias quedarán la música, los escenarios y el recuerdo de toda esa gente que salió de la pantalla para confundirse con su realidad.