Sacudido por dos voces
El actor Lorenzo Quinteros accede a la aventura de la autoentrevista, con sus incomodidades, sorpresas y dudas. Se pone reflexivo, filosófico y shakespeariano. Y remata con una autofoto
-¿Qué está haciendo?
-Entrando en el habla y en verdad dichoso y sorprendido a la vez. Lo último que aprendí de mí mismo es que lo que más me satisface en esta vida es estar en las profundidades del mar, dejarme mecer por el agua espesa y oscura, mientras mi angustia crece por lo insoportable de una situación que no puedo saber cuándo termina. Decía hasta recién: quiero hundirme en la arena y que las olas me lleven.
-¡Qué extraña situación! ¿Qué hacemos con la angustia? ¿Es buzo?
-Ni por casualidad. Me construye una metáfora, un extraño dualismo entre sueño y realidad, entre infancia fantasiosa y lúgubre, un sinsentido transversal y cóncavo. ¿Y usted o ustedes me hacen preguntas? ¿De quién soy esclavo?
-Creemos que estás haciendo regresión. Te fuiste al vientre de tu madre.
-¿Con quién hablo? Oigo dos voces, una me arrulla y otra me reprende. Estoy en todo caso en el cogito, es decir la pelea, el conflicto. Soy un viejo. No sé quién soy.
-De eso se trata. Hacer preguntas, matar, ser muerto, repetir creyendo que es la primera vez. Desesperar en la ignorancia, saberlo todo... Hacerse el juez y ser juzgado...
-Alguien me puso en esto provocándome un terrible malestar. No acertaría a decir verdades y mucho menos mentiras; de lo que estoy seguro es de la pérdida, la sinrazón, el olvido de mí y de lo otro, la incógnita del doblez. ¿Cómo se pueda hablar con uno mismo? ¿Se es Hamlet siempre? ¿Cuando se nace al saber se muere? ¿Y los amigos? Que escriban sobre uno. Que digan: lo peor que le pudo haber pasado es ser fiel a su fantasma , porque quien inventa al padre deja de ser hijo.
-¿Estás ahí?
-No lo sé. Tengo un doble. ¿Quién contesta?
-El mismo, ambos, mientras la carne se descompone, se escurre en la tierra agrietada y la palabra queda. Un príncipe virtual en el desierto, clamando justicia. Hamm, un personaje de Beckett, le hablará impiadoso como a un niño hambriento. "Vete. Pide tu mendrugo en el mundo que no existe." De eso se trata, hasta la estupidez, la baba, la piedra que mana.
-¿Y si se es actor?
-El actor es el último de los gusanos.