Romanticismo doble
El actor Alejandro Viola es entrevistado por su otro yo teatral, el Chino Amado. Con la personalidad desdoblada, discute, genera malos entendidos, se reconcilia y se termina entendiendo. Después, autofoto para dos
-Bueno, comencemos con esta entrevista. ¿Nombre y apellido?
-Ya empezamos mal, ¿cómo va a hacer una entrevista y no va a saber el nombre del entrevistado?
-Discúlpeme, pero acá el entrevistado se supone que tiene que decir quién es.
-¡Ah! Una cosa es quién soy y otra cosa es cuál es mi nombre.
-Un actor dijo que el nombre de uno es nuestro patrimonio.
-Pero esa frase sirve para cualquier actividad en la vida. Mejor dicho, sirve para la vida misma. ¿Y sabe qué? Creo que en nuestra profesión muchas veces esa frase está malinterpretada.
-¿Por qué? ¿El nombre de alguien como yo no es garantía de?
- Nada.
-¿Usted duda de mi profesionalismo, mi preparación, mis estudios, mis capacidades interpretativas?
-No.
-¿Cree que no tengo el talento verdadero para apoderarme del alma de un personaje, transformarme en una imagen artística, como decía Stanislavsky?
-En ningún momento afirmé cosa semejante.
-Cuanto más hablamos siento que todo es menos claro en nuestra comunicación.
-Me parece muy inteligente esa frase.
-Pero esto es una entrevista y una entrevista consta de palabras, si no se llamaría de otra manera.
-Yo no estoy poniendo en duda la definición de entrevista.
-¿Usted tiene algún problema con las palabras? Mejor dicho, ¿con lo que las palabras comunican?
-El que estemos hablando no significa que nos estemos comunicando. Las palabras no expresan todo lo que uno quiere comunicar. ¿Con cuántas palabras expresa que siente gran amor?
-Siento gran amor. Tres palabras.
-¿Y usted cree que con eso está expresando el elevado estado en el que se encuentra al experimentar tan enorme sentimiento?
-¡Qué gracioso! Sin darse cuenta acaba de expresar lo mismo con un montón de otras palabras.
-Pero con todas esas palabras no puedo expresar la profundidad de lo que siento.
-Bueno, vivimos en una sociedad que se comunica con un número específico de palabras y hay que hacer una convención, si no viviríamos?
-En silencio. Y oiríamos al viento, a las aves, al corazón, al vuelo de las mariposas. En nuestra profesión nos hace falta un poco más de todo eso.
-Usted resultó más romántico que yo y eso no está nada bien.
-No, de ninguna manera. Estoy seguro de que todo lo que acabo de decir usted lo siente mucho más románticamente que yo. Y eso es lo que vale.
-Muchas gracias.
-A usted.